2.4.09

la bestia interior

Uno no puede negar su bestia interior, ni reconducirla. Puede fingir, puede disimular, puede taparse los oĆ­dos y gritar LALALA mientras ese bichejo infecto que llevamos dentro murmura sus consignas y sus deseos, su voz rebotando por los recovecos del subconsciente.

AĆŗn asĆ­, podemos intentar ser mejores. Tener la esperanza de que nuestros comportamientos aberrantes sean cosa de costumbre y no de naturaleza esencial, y encomendarnos a la suerte rezĆ”ndole a los dioses en los que creamos (oh, Monstruo de Espagueti Volador, ayĆŗdame a ser mejor).

Pero cuando eso falla sĆ³lo queda resignarse y aceptar que uno es lo que es. Yo soy lo que soy. Yo soy asĆ­.

Hoy estĆ”bamos comiendo tan felices los sectarios, descojonĆ”ndonos por la expulsiĆ³n a posteriori de Hamilton del Gran Premio de Australia, comentando el partido de la selecciĆ³n de ayer (los que pudieron verlo, en fin). Y luego ya la conversaciĆ³n ha caĆ­do en los terrenos de lo aleatorio y lo casual, como pasa siempre.

Y se hablaba de vacaciones. ¿Te vas en semana santa?... bla bla bla… Pues yo una vez… bli bli bli… Pero como son tan pocos dĆ­as y me voy lejos… blo blo blo… Hasta que un compaƱero dice:

–Yo antes, cuando mi hijo era pequeƱo, aprovechaba para irme de noche. AsĆ­ se dormĆ­a, se le hacĆ­a el camino mĆ”s corto y no daba la lata.

–Buf –bufa Que No–. Los viajes en coche… nosotros un aƱo nos fuimos a Suiza.

–¿Y dĆ³nde hacĆ­ais noche, por el camino?

Que No le mira, sonriendo, recordando viejas torturas, y explica:

–Que va. En la carretera.

–De Cormac McCarthy –he dicho entonces yo, justo antes de taparme la boca, sentir el terror brotĆ”ndome por dentro y escuchar, muy dentro y tan cerca, la risa maligna de mis demonios interiores.

La Bestia no se ha ido. Tan sĆ³lo, por lo visto, esperaba otro escritor.

 

 

(La culpa, por echƔrsela a alguien y no tener que comƩrmela yo con patatas, de Guille, por hablar de Ʃl y despertarme al Bicho)

2 comentarios:

  1. Bueno, hombre, sustituir a Carmen Laforet por Cormac McCarthy tampoco estĆ” tan mal. Si yo fuera la Laforet me sentirĆ­a satisfecha.

    (Y, bien examinado, todo tiene explicaciĆ³n. Le echas sagazmente la culpa a ese link que pones, en cuyas dos primeras lĆ­neas cualquiera puede leer, y tĆŗ lo habrĆ”s hecho, que "Cormac McCarthy dedica demasiadas pĆ”ginas a no contar nada..."

    TĆŗ dirĆ”s lo que quieras, pero ahora, para mandar esto, voy a tener que escribir "caullhe".

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  2. AsĆ­ que ahĆ­ es donde yace el virus, hmmm.

    Confirmado el foco del contagio sĆ³lo queda avisar a sanidad para que prohiba el acceso a ese blog si no es con guantes y mascarilla.

    O mejor, a la agente Olivia Dunham, hmmm.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la mĆŗsica que no le gusta a nadie y las pelĆ­culas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez mĆ”s libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pĆ”nico, no cuelgo aquĆ­.