Se pone uno tolerante y contemporizador, se dice que todo son sus prejuicios de intelectualoide de pacotilla, las alergias clásicas que puede pillar todo aquel que se sumerge en algún submundo literario, asume que el gusto de la masa no tiene por qué seguir la analogía de las moscas y la boñiga, y pasa lo que pasa: choque frontal con la realidad. Por ir de guay por la vida.
Al fin caí, y me he comenzado a leer el best-seller en cuestión. Llevo 27 páginas (de 415; tan sólo un 6,5%), y ya me he encontrado con una aclaración absolutamente inoportuna que, en mitad de un diálogo extremandamente tenso entre hermanas, se detiene a informarnos de que la protagonista tiene el pelo rizado (y yo pensando ¿y a qué viene esto ahora? y ¿será luego sustancial para la trama? y ¿qué le costaba a la señora Läckberg dejar que cada cual le imagine a la protagonista el pelo que le de la gana?) (*). Eso me hizo poner cara de dolor, porque yo soy así de intransigente y de talibán. Lo sé, lo reconozco y lo acepto. Lo que ya me escama más es que haya una muerta suicida (a quien, se dice, alguien ha cerrado los ojos, aunque por lo visto a nadie le extraña y nadie se pregunta todavía quién narices lo haría. Debe ser que los suecos no ven thrillers) a quien la protagonista, en la página 14, conocía desde hace más de 25 años y en la 22 desde casi 25. El tiempo en Suecia, que debe ser confuso. En la página 25 me la he encontrado sentándose enfrente de un sofá que hay frente a otro sofá (no me voy a quejar por la proliferación de sofás, aunque en el libro los hay por todas partes) que, según acaba de contarnos, no da a un sofá, sino a un ventanal panorámico. Una página antes, en la 24, la protagonista, una mujer delicada que se presenta en casa de los padres de la muerta, se entiende que para dar el pésame, casi diciendo “¡hola, yo soy quien se encontró a vuestra hija muerta, qué cosa!, ¿eh?”, decide dejar a medias una frase en la que la escritora ya ha puesto sujeto, verbo, predicado, complemento directo, adverbios y hasta una subordinada. La remata con unos puntos suspensivos, pero decir que deja la frase a medias, lo cierto es que va bien completita.
Le contaba anoche todo esto a la Muchacha mientras nos dábamos el sádico placer de esperar unos minutos antes de ver Lost (donde sí, da gusto ser espectador; donde los guionistas se ríen de uno agitándole trapos encima de los ojos, y uno se ilusiona pensando “¡sé qué va a pasar!” o “¿pero esto tiene sentido?” y luego es toreado cuando aquello no pasa o los personajes discuten si todo eso tiene sentido, la forma de los guionistas de decir “sabemos que estás pensando esto, y es precisamente lo que queremos, y encima nos vamos a tomar la libertad de cachondearnos de tus dudas, ji”). Ella me miró y me dijo:
–¿Has llegado ya al momento Bridget Jones?
–¿Eh? –dije yo.
–Eso es que no –dijo ella. Y riéndose, añadió–. Pues si ya vas así, cuando llegues al momento Bridget Jones de ahí no pasas.
Así que, con un cuelgue que podríamos denominar como “del mismo que tengo con Águila Roja” (**), ahora leo con ansia, anotando con alegría las absurdeces y los contrasentidos, muerto de ganas por llegar al Momento Bridget Jones, donde ya tengo el perdón de la Muchacha por si me da por mandar el libro a la mierda, pero a partir del que, sospecho, ya no podré dejar de leer, preguntándome cuál será la siguiente tropelía de la escritora.
Y lo peor es que creo, sospecho e intuyo que todo esto la Muchacha, cual guionista de Lost, lo sabe, lo tiene planeado y lo ejecuta como quien agita delante de mis ojos un trapito colorado.
(*) Nota mental: hablar otro día sobre lo que uno puede deducir de las bondades de la literatura por pavadas como esa. Que igual por cosas así vale la pena leerse cosas como esta.
(**) Nota mental: hablar otro día de esa serie, que a base de acumular despropósitos no tiene desperdicio.
Perdón por el casi-offtopic, pero es que tienes toda la razón del mundo. Ayer en Lost (supongo que hablamos ambos del 5x11), los guionistas se descojonaron a base de bien de todos los que están (estamos) tratando de desentrañar los misterios de la serie y buscando hilos sin atar.
ResponderEliminarAl final va a resultar que son capaces de que todo cuadre, dejándonos con la boca abierta y el culo torcido.
Por cierto, esperaré como agua de mayo ese post sobre "Águila Roja", ya que, aunque no he visto nada de la serie, he leído que es tan lamentable que merece la pena verla para echarse unas risas. Cuenta, cuenta!
Tengo una amiga que trabaja en Águila Roja. Y a los que se meten con ella se les aparece en sueños tipo Goku y les persigue en moto.
ResponderEliminarBueno, David, es que tú no ves lo que no quieres ver. Desde el cuelgue lostiano te digo que a veces tienen unos momentos... inapropiadísimos (de los cuales kate suele ser protagonista)... y no voy a decir nada por si viene algún nolostiano a leer y le fastidio algo...
Pero, ¡seamos objetivos! Son tu ojito derecho y, como dice un amiguín que a punto está de aterriza: "estás viendo sin veeer".
¡¿Pero qué libro está haciendo comop que lee usted, hombre de dios?!
ResponderEliminarHombre ÓsQar, pues naturalmente que tengo toda la razón del mundo, ¡como siempre!
ResponderEliminarEfectivamente (cap. 5x11) hubo dos momentos que a mí me parecieron sublimes actos de vacile: por un lado la discusión entre Hurley y el que siente a los fiambres sobre paradojas en el tiempo, con esos "¿y entonces, qué?" y el otro "pues ni puta idea", que significan: ráyate todo lo que te de la gana pensando si estamos siendo incoherentes. Estás tan perdido como nuestros personajes, ja", y por otro, toda la semana la pandilla que lo vemos se mostró de acuerdo con la hipótesis de que Jack salvaría al crío... ¡y ja!
Por cierto, alguien (yo) tenía otra teoría que sigue siendo posible y que se parece más a lo que por lo visto va a pasar, si se me disculpa la jactancia. Que no jack-tancia, ja(ck) ja(ck).
Y Águila Roja, bueno, no es que sea lamentable del todo. Tiene fallos inmensos, pero a mí, con ellos y con las cuatro tortas que da el señor ninja de cuando en cuando, me tiene de rodillas, ja ja. Ya contaré, ya.
Y verla es una excusa perfecta para usar la web de RTVE y mandar a la mierda los anuncios. Olé por ellos.
Aroa: no seré yo. No me atrevo.
Lo que dices de Lost, haré como que no lo leo. Que mira que me chivo a Erru y te juzga indigna de Locke y te quema, ¿eh?
Nán: Camilla Läckberg, La princesa de hielo. ¡Atroz!, ja ja.
Me deja usted helado, caballero.
ResponderEliminarJack no salva al niño? No jo... Llevo toda la semana diciéndole a Sergio, seguro que Jack va y lo salva!
ResponderEliminarNo, aun no he visto el capítulo. Lo hemos puesto a bajar y se ha bajado un fake, así que no lo hemos visto. Y tengo mono!!! :(
Y Águila Roja... Yo vi el primer capítulo, y no he sido capaz de seguir viéndolo. Es que es muy malo!! Y la ambientación es absolutamente penosa!! Y no voy a decir ya las patadas que le meten a los libros de historia, porque pa qué.