balance

Tipiqueces de estas fechas. El mazapán, los villancicos, las resacas XXL y los balances.

Balance, balance.

el balance del 2007 tiene nombre de mujer.

y deja esa impresión redentora; mira uno hacia fuera

y las mismas guerras, las mismas columnas de humo, las mismas masacres, la misma gente muriéndose todo el rato, una y otra vez, y otra, y otra más. La carne dada de sí de tanto desprenderse de los huesos, de tanto recomponerse a toda prisa para morir en la siguiente foto, al segundo siguiente, en otro rincón olvidado.

y; mira uno hacia dentro

y nada es lo mismo. Una sonrisa nueva, aún por descifrar. Silencios nuevos que ya no me aterran. Mi cara de eterno aspirante a matón de bar, perdida, por lo visto, en algún rincón, y no me queda otra cara que ponerme que esta de la sonrisa boba. Y las carreteras, y las nieblas, y Tonino Carotone, y por qué no, Sabina. Y luego. Y el luego. El conducir de vuelta, el irse, el mantener la sonrisa, el poner la música más horripilante y conducir por la niebla aún oliendo ese perfume que tiene ahora mi almohada. Y lo mejor, la certeza de que ese y luego, ese el luego, tiene siempre su fecha de caducidad y se mide en horas, en los tiempos de oscuridad, o de minutos, como ahora. Y luego, el ahora.

y el conjunto, entonces, es el de un mundo que se desploma en su eterno galopar al vertedero y en el que yo me descubro flotando, levitando. Los pies cada vez más lejos del suelo, hola nube, hola pajarillo. Llévame donde te de la gana, viento. Llévame a sus sueños, y hazme capaz de seguir haciéndola reír.

entonces, ¿el balance? Como si todos los electrones del mundo hubiesen dejado de existir, así de positivo.



(ji, ji).