12.12.07

la batalla de dexter, o la estupidez de rosa montero

Hace hoy Hernán Casciari la guerra endomediática desde su blog (de El País) cada vez más imprescindible, Espoiler, contra Rosa Montero, que escribió ayer una columna en la contraportada de su periódico (El País, también. Que lo de endomediática tenía su sentido) en la anatemizaba Dexter, que por lo visto van a echar en abierto en Cuatro. Y dice Rosa Montero:

“Rizando el rizo de la venta al por mayor de la violencia, el protagonista es un psicópata encantador, un sádico la mar de simpático que busca la complicidad del espectador. Para endulzar la despampanante orgía de sangre, atrocidades perversas y refinada saña, este agradable asesino en serie sólo mata a los malos, es decir, a aquellos que a su vez son asesinos. Por cierto que no acaba con ellos por hacer justicia, sino porque disfruta haciendo sufrir. Ya digo que es un sádico. No pude terminar de ver ni siquiera un capítulo, así de repugnante es el producto.”

Hay que reconocerle a Rosa Montero su honestidad, al dar su opinión admitiendo no haber terminado de ver un solo capítulo, y su clarividencia, al haber tenido suficiente con un fragmento de uno para construirse la imagen completa sobre esta serie que yo empecé a ver por culpa de Hernán Casciari, que siempre la ha puesto por las nubes, y pese a que después de ver un capítulo entero la serie me dejó bastante frío (pero no teniendo ni los sólidos principios morales ni la clarividencia de Rosa Montero y estando aburrido un día me dije “algo tendrá, si a Hernán le gusta”, seguí con ella). Y anteanoche, en una orgía final de 3 capítulos, terminé la primera temporada, así que esta batalla sobre el bueno (es un decir) de Dexter me pilla con las carnes aún trémulas por el fantástico final de esa primera temporada.

Habla Rosa Montero de cómo la violencia televisiva influye perniciosamente en nuestros niños que, ya se sabe, hacen lo que la tele les manda, y echa pestes sobre la violencia en el cine, tan permitida, tan aplaudida, cagándose en Tarantino y su escena de la oreja en Reservoir Dogs. En definitiva, dice Rosa Montero lo que esa élite intelectual estúpida y bienintencionada dice siempre que algo no le gusta a ellos pero sí a los demás.

Le discute Casciari alegando que lo mismo puede decirse al respecto de Crimen y Castigo de Dostoyevski o Los Crímenes de la Calle Morgue de Edgar Allan Poe. No tiene necesidad de dar argumentos sobre la serie porque, al fin y al cabo, ya opinó sobre ella en su día, calificándola, por cierto, como la mejor serie del 2.006 en lo que a él respecta. Pero como yo no he hablado de Dexter y me ha tocado mucho las narices Rosa Montero, sirva como humilde y anónima réplica esta mi opinión, doble:

Primero sobre ella: Hablar sobre aquello que no conoce es ser un bocazas, y hacerlo con un razonamiento tan absurdo que condena obras maestras del cine, la literatura y ya puestos hasta la pintura (Goya, gore, a la hoguera con él) es simplemente estúpido.

Y luego sobre Dexter: La serie trata sobre un psicópata que trabaja como forense para la policía de Miami. Y no, no es CSI Miami con psicópata en plantilla, porque la serie trata sobre Dexter, sobre la personalidad de un asesino en serie, sobre su incapacidad para sentir, sobre la infinita envidia que le tiene a la gente que es capaz de llorar, o saber qué decir, o emocionarse, o dicho de otra forma, de saberse viva. Dexter sólo siente algo parecido cuando mata, pero su padre, que era un policía bien despierto, intuyó el futuro de su hijo y lo educó en base a un código muy estricto, condicionándolo para que igual que a otros psicópatas les da por las prostitutas, las ancianas o los señores con corbatas a rayas, a él le diese por… otros psicópatas. Además su padre le enseñó a ocultar su rastro, a ser precavido, a ocultar su condición: Lo enseñó, y así, explícitamente, a fingir. Aunque sus actos revelen su naturaleza, bien mirados, y pese a que esos mismos actos, muchas veces, puedan ser los nuestros, y digo esto pensando en la increíble cabecera de la serie, donde con unos geniales planos a quemarropa vemos a Dexter afeitarse, prepararse el desayuno y cumplir sus rutinas matinales, y todo es normal, y a la vez todo es siniestro, morboso y cruel. Lograr eso repitiendo gestos tan cotidianos hace que la misma cabecera ya justifique alabanzas a la serie.

Visto así, Dexter, como asesino, sádico y cruel, que lo es, Dexter es un meta-psicópata. Es un héroe en el sentido en el que un glóbulo blanco es heroico, pues mata a los “malos” porque es su instinto, su necesidad, sin hacer juicios morales: Cuando el sistema condena a un psicópata Dexter no se siente feliz, porque él no sacia sus instintos; él es feliz cuando actúan la falta de pruebas, los errores judiciales, la mala suerte. Dexter no es el héroe clásico ni el bondadoso justiciero. Y crear un personaje así, un protagonista así, es una apuesta audaz y un hallazgo inmenso (que no es suyo, y antihéroes también conocemos a patadas, pero está bordado, en cualquier caso).

Y por otra parte, Dexter es un meta-humano. No es humano como nosotros, pero hace lo mejor por, al menos, parecerlo. Al fingir ser normal, Dexter tiene una vida modelo. Tiene una novia encantadora, que tiene dos hijos que lo adoran. Tiene compañeros de trabajo. Sus problemas le implican (porque tiene que parecer implicarse), y él, un humano sin humanidad, se fuerza a intentar comprenderles, a interactuar con ellos. Lo hace fingiendo, lo hace con todo su empeño, siempre dudando de si lo hace bien, siempre intrigado por cómo lo hacen los demás.

Dexter es una serie sobre un asesino, sí. Un tipo cruel y despiadado que, por suerte, sólo es un peligro para los asesinos. Pero Dexter, en realidad, es una serie sobre lo que significa ser humano, sobre las relaciones con los demás. ¿Nunca te has encontrado en una situación social en la que te sentías absolutamente fuera de lugar, perdida y despistada? Bienvenida, entonces, a la vida de Dexter.

Para rematarlo, es una serie policiaca. La primera temporada consiste en la caza del psicópata más grande de la historia de Miami, el “Ice Truck Killer” (oficialmente, claro. Se olvidan de uno). La trama hizo que en el penúltimo episodio, el lunes de madrugada, me pusiese a aplaudir y a gritar de pura admiración. Dice Rosa Montero que es una mala influencia para los niños. Será porque no es una serie infantil. Dice que promueve la violencia gratuita, y que es escandalosa. Y yo veo que indaga, desde fuera y por tanto con objetividad, sobre los sentimientos, la interacción de las personas, el sentido de nuestra conducta. Dice que no soportó ni un capítulo. Y yo pienso que tras decir tales sandeces, no merecía verlo entero.

8 comentarios:

  1. No he visto la serie -como nuestra amiga Rosa, jeje-, pero hay una cosa en tu post que me chirría: ¿cómo es posible que una serie hecha por humanos hable de sentimientos de "manera objetiva"?

    De todas formas, si yo fuera Rosa Montero y leyera este post, me sentiría profundamente halagada de que alguien me llamara intelectual... y pensar la pasta que le pagarán por cada columnita, con la cantidad de mileuristas infravalorados que conozco...

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  2. Hey david, hace tiempo que vengo viendo esta serie, voy por la mitad de la segunda. No voy a opinar de lo dicho por Rosa Montero, queda claro solo con leer una opinion tan totalitarista sobre un producto que, como ella reconoce, solo ha visto parte del episodio piloto. Es el ejemplo claro de que no todos los famosos, o intelectuales famosos, han de ser objeto de excusa sobre lo que han dicho para justificar de lo que hablamos y sin embargo desconocemos. Sí que te diré que has definido perfectamente lo que es la serie, lo que trata de contarnos. Para mi es sencillamente genial, y a día de hoy, aún no me han dado ganas de ir por ahí matando gente o ha crecido mi gusto por la sangre, viendo algún que otro debate sobre el estado de la nación, sin embargo, sí.

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  3. Me han entrado ganas de ver la serie... me la grabas y lo añadimos a las castañas? :p

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  4. Si es que... la defiende Konrad y ni caso. Lo hace el tal Hernán y vas corriendo a verla... pues ahora, en venganza, te recordaré un comentario tuyo al estilo de Rosa Montero:

    David dijo...
    Perro, después de ver el primer capítulo, totalmente de acuerdo. Definitivamente me vuelvo a A dos metros bajo tierra.
    (respondiendo a este mensaje-> Dexter. Mi nota: putamierda. Sugerencia del día: Weeds.)

    Pruebas aquí.

    xD. En fin, ya yo lo había dicho hace tiempo, la serie es mucho más que las descripciones que se leen por ahí. Me alegro de que hayas recapacitado y la hayas visto completa.

    Un saludo.

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  5. Yo estoy deseando verla: por vaguería o acumulación en el disco duro de otras maravillas televisivas (Scrubs, Deadwood, Galáctica, Perdidos - Sí, me gusta Perdidos, ¿qué pasa? - ...), estoy esperando a que la pasen por la tele pública para engancharme.
    Hasta que leí la paponada de la Montero, no había oído más que elogios para la serie, así que no me cabe duda de que me gustará y mucho.
    A mí todo esto me recuerda a la demonización indiscriminada de los videojuegos, el rol o el manga. Balbuceos de gente que no se ha molestado en examinar a fondo el producto que critica, que tiene una concepción seminarista de lo que es moral y lo que no, y que no tiene ni puta idea de cómo se construye una personalidad, por no hablar de una sociedad.
    Afortunadamente, tenemos a semidioses como Casciari, capaces de poner en su sitio a esos fantoches. Qué pena que su voz se oiga mucho menos.

    Por cierto: lo mejor de todo es la cantidad inusitada de gente que se ha creído a pies juntillas lo de la abuela de Rosa Montero y el presunto artículo. Está claro: hay que pedir que estandaricen las etiquetas HTML < ironic >, < sarcastic >, < hilarious >, < resentful >, etc

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  6. Perdón por escribir dos veces seguidas, pero no he podido resistirme.
    Me he vuelto a pasar por los comentarios del post de Casciari y es para descojonarse: decenas y decenas de personas que se siguen creyendo que lo de la abuela es real!!!
    Al final, ante la insistencia, el propio Casciari ha tenido que intervenir. ¡Qué grande! Jajajajajaja!!

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  7. Jajaja, la última lo prometo:
    ¿Qué seria de una gran polémica sin una aún más grande Teoría de la Conspiración?
    La paradoja espaciotemporal está servida...

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  8. Pues no he visto la serie. En realidad no veo casi nada porque la tele me duerme, pero no porque sea un cultureta: a partir de las 9, me duerme, pongan lo que pongan. Así que no la veo. Es una cosa física (debe ser por esas rayas que cruzan hacia abajo que se ve en el cine cuando hay una pantalla de TV encendida).

    A cambio, puedo decir, y digo, que nunca he podido terminar (y hará como 10 años que ni siquiera he empezado) una columna periodística, libro o panfleto de Rosa Montero. Y esto sí que es porque soy un cultureta y esa bazofia bienpensante me sienta mal a la salud. Así que, siguiendo su método de hablar de lo que se desconoce, aprovecho la ocasión para hablar mal de Rosa Montero. Covicepresidenta, con Ramoncín, del Club de los Estúpidos Vivos (es una opinión, Señor Juez, amparada en la libertad de expresión. ¡Cómo! ¿Que me paso? ¡Pues mil perdones, Rosa y Ramón, tacho lo de "Estúpidos!).

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.