12.5.07

llévame a alguna parte, azar


Recapitula, recapacita, retrocede.
Gesticula, gesta, geriatriza.
Grita. Resucita. Vente.

Azucena. Cartabón.
Anatolia. Carbón.

¿Por qué hay tanta gente? Más que margaritas cráneos, más que asfalto zapatillas.
¿Por qué tal diferencia de precios? Alguien debe estar repatiendo garrafón. Bebemos: Alguien debe estar repartiendo garrafón.

Y mientras las estrellas surcan el cielo. Nadie las mira. Nadie puede verlas. Un helicóptero sestea en el viento, intentando suplirlas. Se agradece el intento, se agracede.

Magnolia. Panoplia. Za, na, ho, ria.
Pimiento. Zadmiento. As, pa, vien, to.

Y mientras los autobuses bautizan el sábado en la calle. Y mientras bostezo, boca de metro, enlazador con Renfe, glotón inmisericorde, camarera aplaudiendo enfervorecida. Y mientras suena un grupo que no conozco, en teoría. Suenan voces en la calle, o la gente madruga, o hemos de superarnos en el golferío. Pero es una tarea tan agotadora, tan poco recompensada, tan imposible, el superarse... en el fondo es imposible alcanzar la excelencia, siempre hay gente que se acuesta a las siete, a las ocho, a las diez (yo mismo, alguna vez), a la hora del café. Siempre hay alguien que te adelanta en el buscaminas, si no eres Isabel. Siempre hay alguien que ríe más, que sonríe más, que brilla más. Siempre hay alguien que domina cualquier cosa.

Sin ir más lejos, yo: los artes de perder el tiempo, la inmovilidad en el desplazamiento.

Cosa. Barbosa. Zarzaparrosa.

Alevosa.

Cremosa.

Nada nada nada, mucho mejor alevosa, dónde va a parar. Alevosa.

Hermosa, alevosa.

Hermosa zarrapastrosa alevosa.

Hubo un tiempo, más o menos cuando escuché mi canción número un millón, hace tanto, yo aún pensaba en ser músico (luego fue escritor, luego fue sex simbol y aquello duró poco, luego otra vez escritor, ahora yo corazón Nikon), escuchaba la música y me abstraía, y pensaba en otra música, una música que salía de mí. No había gran cosa de la que tirar, simplemente un ritmo de batería, unas guitarras plomizas haciendo llover piedras y una voz, gritando una y otra vez "sale el sol, y el sol se pone, y sale el sol, y el sol se pone". El sol es una estrella, el sol también surca los cielos.

Pero eso no ocurre aquí, ni ocurre ahora. No giran las estrellas: no sale el sol, ni se pone, a pesar de mi mantra musical que nunca puedo dejar de imaginar. Estoy atrapado por una noche de viernes a sábado. Estoy atrapado pensando en palabras, pensando en unas y otras, jugando a un juego del que no sé las reglas, asociándolas sin preguntarme el motivo, sin buscarlo, simplemente dejándolas caer.

Inclemencia. Impaciencia. Apariencia. Paz, raíz, paciencia.

Palabra borrada: País.

Tendencia política: Anarquís. Tamariz.

Mi día de la semana favorito es siempre mañana. Mi canción favorita es siempre la siguiente a la siguiente. Mi plato favorito son todos menos tres. Mis desayuno favorito, empanadillas. Mi reino, la música. Mi diagnóstgico, ciclotímico, y definitivamente sinestésico. Mi barrio, hipoalergénico (árboles contados, vigilados. Acordonados. Castrados. Amaestrados). Mi sonrísa, hipócrita. Mi bautísmo, estafa. La bebida del segundo bar definitivamente garrafa.

La china comunista. La ensalada mixta. Caperucita. Abubilla. Espina. Rima. A.

Y paseo de vuelta a casa, y pienso cosas así. Miro a los lados, desfilan los callejones, pintadas absurdas, coches abandonados y/o mal aparcados. El cielo, cuando vengo, aún es negro, y las luces son naranjas, y la noche dice adiós, va rincón por rincón, dando la mano a las sombras que guardarán su recuerdo cuando llegue su archienemigo abrasador. Paseo una y otra vez por la misma calle, siempre en el mismo instante, siempre igual, atrapado entre dos corcheas. El tiempo se detiene. ¿Tienes prisa? Pues ahí tienes, el semáforo cerrado (acantilado), tinglado (vascongado), el puente (levadizo) levantado [plomizo], sesgado [rojizo], mentolado. ¿Tienes sueño? Pues ahí la tienes, rompe la cama {torpe}, clama {borde}, rana {clavicorde}... humana inmsiericorde:

Piérdete conmigo, ¿por qué no?, ¿qué es la razón? Agárrate fuerte y confía en mí, olvida el tiempo y haz click aquí.

6 comentarios:

  1. Yo cambiaría diagnóstico por autodiagnóstico, ejem.
    Y pondría zarrapastrosa, sin duda.
    Buenos dias guapo!

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  2. Te hamo, David. ¿Quieres que formemos una sociedad fotográfica?

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  3. V de Verónica: Se admiten apuestas, corazón.

    Y zarrapastrosa es una palabra fascinante, sin duda.

    V de Vega: Gracias, y efectivamente, bendita, bendita.

    J: No.

    Soy fotográficamente separatista.

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  4. Me he perdido sola viendo las fotos. Me he agarrado fuerte al ratón y a la rueda de éste, y he viajado por mundos distintos a los que habitualmente viajo. Una a una he visto cada fotografía. Son muy bonitas, y muy buenas. Quien las haya hecho es un gran profesional.

    Hay ciertas cosas que es mejor ver cuando se está a solas, no por nada, si no, porque si sientes una respiración al lado de la oreja, es difícil la concentración y no se pude llega a percibir la sustancia y el encanto de los paisajes.

    Gracias por poner ese enlace, me ha servido de distracción.

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  5. o_O
    Si apostamos ahora vuelves a perder (pareces un adicto a esto de perder apuestas ¿eh?)....
    Aisch! quien me enseñaria a mi eso del rigor en la expresión XD

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.