14.4.07

que dios me perdone

(Y tú también) pero voy a faltar a mi cita con él y a la promesa que te hice aquí. El tema de la religión tendrá que esperar a que termine el fin de semana, sospecho, y el tiempo vuelva a ser lo que era, y no lo que es ahora, o sea:

Una maraña despuntada de películas vistas en el cine de nuevo, sintiendo ese suave discurrir de la trama de pelotazo final en pelotazo final, el silbido constante del I'm coming back to Boston de Dropkick Murphys, carreras en el taxi del pitufo gruñón, tipo interesante donde los haya que primero nos recibió ofendidísimo porque un argentino ignorante (taxistapitufogruñón dixit) le había acusado de estafador y luego nos estafó metiéndonos por misteriosos y faraónicos túneles que, ups, tenían cortada nuestra salida y nos obligaron a hacer una ruta turística por diversos lugares de la geografía española, a su derecha la Plaza Elíptica, a su izquierda el mar Cantábrico, en el horizonte la Torre Eiffel, ¿General Ricardos?, nos bajamos aquí (eso sí: De estafador nada, el tío nos invitó a tabaco, nos cobró lo que hubiese valido la carrera en línea recta), el Gruta 77 misteriosamente abarrotado de gente habitualmente simpática, destacando una camarera madurita para lo habitual pero provocadora de amagos eréctiles (es que me pierden las mujeres guapas con autoridad) que se equivocaba sin importancia en alguna que otra marca de ron para indiferencia de quien aquello bebía y esto firma, un vasco al que no le entendí una palabra y una muchacha que de vez en cuando gravitaba a nuestro alrededor en busca de tabaco, bebida y consuelo por el abandono del tipo al que de todas formas terminó restregantemente adosada (país, la gente bebe de tus copas y ni siquiera te concede una felación redentora). Y mientras esas extrañas reuniones de trabajo a las cinco de la mañana, perritos calientes que tardan en ser ingeridos unos dos segundos, alguna foto que por fin mereció la pena (dos) en el momento de hacerlas (ahora ya no tanto).

Suenan Red Sparowes y cada pasito adelante de la música es una zancada de la prisa. Son las cinco y pico, tengo que ducharme, tengo que fregar, tendría (no lo voy a hacer) que poner cierto orden en esta habitación, en esta mesa y en esta cabeza, tengo que salir corriendo y hacer un par de llamadas de teléfono, tengo que tomarme un café y conseguir una televisión en la que ver al Madrid, tengo que intentar no terminar muy borracho (se plantea complicado el asunto pero haré lo que pueda, recemos por que la épica no entre en escena), tengo que terminarme Campos de Londres, tengo que madrugar mañana que a la una empieza la carrera, tengo que mandar un par de correos electrónicos.

Mil cosas que hacer, y la media tarde del sábado y todo el domingo ante mí. No me va a dar tiempo ni a hacer cuatro de las mil cosas de mi lista, pero por ahora sólo mi consciencia lo sabe, y el resto de mi ser disfruta del fluir engañosamente lento de los pasitos de la música y secretamente reza porque caiga otra tromba de agua como la que ayer convirtió un paseo en coche en una travesía por el Cabo de Hornos en un mal día.

Y tengo una cierta sensación de triunfo, porque anoche conseguí no mandar un mensaje. A veces es tan difícil no hacer cosas estúpidas que uno se sorprende mucho cuando finalmente consigue meterse en la cama sin tocar esa maquinita infernal potenciadora de holocaustos que es el teléfono.

En fin. La ducha, el fregado, el vestir, el café y todo lo demás me esperan. A correr.

9 comentarios:

  1. Perdonado.
    Suerte con este Sabado que parece tan complicado!!

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  2. Bueno, tampoco era (o ha sido) tan complicado. De hecho cumplí con casi todos los "tengo" excepto, probablemente (mañana la resaca dictará sentencia), con uno, y aún me ha dado tiempo a confirmar mi Odio Eterno a los restaurantes italianos de postín, donde se mire como se mire un carnívoro compulsivo como yo sólo puede salir de dos formas, o con hambre... o con muchísima hambre (ataco unas albóndigas mientras contesto: Es eso, el riesgo de la salsa sobre el teclado, o morir), y a ver cómo terminaba aquella frase que empezaba diciendo "los amigos de mis amigos..."... el final descubierto es "...están mal de la cabeza pero son muy majos", ja ja.

    Ay. Noche rara. Eso sí, he fotografiado un dardo en vuelo (la foto en sí una mierda, pero hey, ¡he fotografiado el dardo al vuelo!), he acompañado a tres desconocidos a una comisaría y he terminado tomando un buho al abordaje. Suficientes méritos por una noche, y va siendo hora de irme a dormir que me toca levantarme en, uh, seis horitas y un escaso pico.

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  3. Al final, esos pequeños triunfos son los que lo marcan todo. Cuanto más estúpido parece que caigamos en el error de cometer una acción, con más ímpetu caemos en llevarla a cabo. Al ratito estamos tirándonos de los pelos y preguntándonos ese "por qué" machacón una y otra vez, pero .... entonces, ya no tiene solución.

    Me alegro de que lo consiguieras.

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  4. Que adecuado a mi momento tu post. Tengo la habitación patas arriba, y todos los pendientes que no fueron elegidos ayer encima del escritorio, y ropa amontonada en una silla, y una lavadora por poner, y claro, como no... la cama sin hacer. Y un dolor de pies y una ligerísima jaqueca, y una sonrisa de oreja a oreja. Y un café que tomar esta tarde. Y una crema de calabacín y queso que cocinar...

    Móviles+madrugada+alcohol = uno de esos cocktails explosivos de efectos devastadores. Así que enhorabuena por la contención porque me fío de tu criterio y supongo que si dices que no deberías haberlo mandado es que no deberías haberlo mandado.

    El semáforo está a punto de ponerse verde...

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  5. Verónica, sí, pero siempre queda la curiosidad y esa tendencia a abrir la jaula del candado de la jaula y ver qué sale de ella, qué hace y qué pasa después... Pero bueno, en este caso era más que nada una gilipollez así que mira qué bien.

    Vega, por dios, ¡no me hables de comida!, qué ganas de hacerme sufrir. Y qué bien lo de la sonrisa. Y la jaqueca, si es de las mías se mata con dos cervecitas. Pero bueno, la conocerás tú mejor que yo.

    Y qué bonito eso de la cama sin hacer, yo aquí marcando tendencias, ¿dónde están aquellos profesores que siempre decían que nunca llegaría a nada, como si eso tuviese que importarme?

    Y sí, pensándolo otra vez, acerté en no mandarlo. Pese a que en general no hacer cosas suela ser más aburrido que hacerlas.

    ¿Y eso del semáforo?

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  6. quedaba media hora para la carrera y me hacía gracia... estaba escuchando a Lobato hacer aburridísimas consideraciones sobre nuestro desconocimiento de los espejos retrovisores de los F1... tonterías!!

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  7. ¡Oh!

    Al Lobato habría que darle una colleja de vez en cuando. Nosotros al final no le hicimos mucho caso a la carrera (estábamos planificando una despedida de soltero, así que yo básicamente dormitaba en el sofá), pero había veces que lo único que se nos ocurría como explicación a sus palabras es que hubiese pasado mucho tiempo sometiendo su craneo inmaculado al duro sol de Barehin. O como se escriba. En fin.

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  8. Pues para no llegar a nada se te está dando muy bien ¿no te parece, querido?
    Comparar General Ricardos con la Torre eiffel me parece algo más que una licencia literaria y lo del Cantábrico...ejem.
    Definitivamente empiezo a pensar que el que no cuenta las cosas eres tu lo que convierte tu argumento en más subjetivo (si cabe) y en una clara prueba de que me odias.
    Uy! me voy que llego tarde y como se me da tan bien perder el tiempo.... ;P

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  9. Bueno, aún no tengo ningún libro escrito, ninguna foto vendida, ningún niño vagando por el mundo... mi mayor logro a día de hoy es tener amigos como tú y, hmmm, haber escuchado más de 60.000 canciones en dos años y medio.

    Ah, bueno, sí, y vivir a gusto conmigo mismo. Y supongo que no se puede pedir más, al margen de lo de siempre, sexo y tal, que al fin y al cabo tampoco se muere uno por no tenerlo...

    Y ya saltó la lista, ¡sabrás tú por dónde nos llevó el taxi! Que vimos la Torre Eiffel y el Cantábrico, leñe v_v

    Y lo de no contarte las cosas... ejem.

    Lo de que llegues tarde donde sea me parece fatal, ¡seguro que cuando quedas también tardas porque andas por ahí contestando blogs, vergüenza debería darte!

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.