17.4.07

la corbata y el objetivo chino


Y la pregunta de hoy es ¿conseguirá por fin cierto personaje al que no voy a insultar porque hay gente de la oficina leyéndonos que yo me ponga corbata, al menos cuando tenemos que ir "a cliente"? (qué fashion, cómo se le llena la boca y cómo se da aires omitiendo unas cuantas palabras)

Y la respuesta, me temo, es que sí.

Vaya día, a pesar de la tormenta, de los truenos retumbando al lado mismo de la oficina (va a ser Javeh mosqueado por el post de anoche). A las diez de la mañana mi orden de prioridades cambió totalmente y dejé de preocuparme solo por no quedarme dormido para adecuar mi postura en la mesa de reuniones para que no se notase que, como tantos otros días, un pequeño despiste matutino había hecho que se me olvidase cerrar la cremallera de los pantalones. Ventajas de llevar la camisa por fuera (y sin corbata; soy un deshecho social, definitivamente), uno puede hacer eso de forma casi habitual sin que nadie se de ni cuenta. Pero cuando uno está así espanzurrado en una silla al lado de la jefa del departamento de cosas de máquinas con lucecitas de la empresa-cliente, pues igual no queda muy bien y hasta podría parecer que uno intenta ser demasiado simpático con ella. Así que me retorcí en el asiento para que los faldones de mi camisa me cubriesen y pensé "bueno, en cuanto paremos voy al baño, y la subo". Pero dado lo dicharachera que es la gente (a eludir insultos otra vez) el ansiado descanso no ha llegado hasta las tres horas y media de reunión, cuando mi cabeza latía con la presión del centro del sol. Y todo para aguantar divagaciones y circunloquios, debates interesantísimos sobre el devengo y el devenir y los flujos económicos (qué vergüenza de palabra y que asco da esa última palabra por culpa de cierto economista que yo me sé) y los brindis al sol y las meadas al viento.

Me entran ganas de matar cuando escucho chirriar cierto bolígrafo, y cierta persona siempre sostiene ese bolígrafo. Por lo visto le encanta hacerlo chirriar, cosa que he descubierto que aborrece gran cantidad de gente, viendo cómo las miradas se desperezaban súbitamente para clavarse con terror en el dichoso boli cuando de pronto hacía ñic ñic ñic otra maldita vez. Uno se pone a pensar en robos, en lanzamientos al río, en engrasarlo con 3 en 1 o con sangre fresca de yugular.

Lo mejor es que en ese trance absurdo que sólo soportaba pensando que hoy me han pagado por aburrirme he recordado lo que soñé anoche, y era un sueño entretenido en el que pensar, que ahora ya me cuesta cierto esfuerzo recordar, como si se hubiese pegado a alguna parte, como si recuperarlo implicase mucho raspar y mucho cuidado para que no se rompa por los bordes, igualito que las pegatinas con los precios de la Fnac o de la Casa del Libro. No recuerdo cuál de las dos, pero hay unas que odio, y otras que siempre quito bien. A ver, voy a probar con un experimento así de urgencia, no nos vayamos a quedar con la duda...

Vale, ya: Experimento no concluyente, he quitado una pegatina de la Fnac y ha salido bien, pero la cubierta del libro, pese a ser rústica, es de estas medio plastificadas y parece facilitar el despegatinado. Seguiré probando. ¿Por dónde iba?

Ah, sí: Mi sueño de anoche. Soñé que me ponía corbata... no, no, ni de coña. Soñé algo también rarísimo pero de otro género. Soñé que estaba con la gente del pueblo, con mis amigos y con esa gente que aprecio y que no son tan cercanos pero da igual, y también con ese montón de gente que así de pronto está empezando a caerme como el culo por razones que no voy a contar aquí y no tan obvias como casi cualquier par de ojos lectores podrían pensar (no te confíes nunca. A críptico no me ga... bueno, me gana mucha gente, pero yo también tengo mi talento criptográfico). Estábamos una noche de fiesta y yo me tenía que ir pronto porque al día siguiente, incoherencias del sueño y del cansancio a granel, tenía que ir a un examen de matemáticas (lo peor es que medio me apetecía) e ir al pueblo. Pero no podía llegar al examen porque mis padres entraban en casa y se ponían a darme conversación, aunque al final me sonaba el teléfono (móvil), lo cogía y era Elena que me decía que ya que iba para allá había un chino recorriendo la carretera de Cardiel a Bayuela que yo tenía que cargarme con el caza Tornado que iba a usar para mi viaje. Yo, nada sorprendido por haber cambiado mi Toyota por un caza a reacción, le preguntaba si esta vez que era una cosa así como muy retirada del mundanal ruido podría utilizar bombas de esas que sirven para arrasar pistas de despegue y autopistas, y ella me decia que a discrección. Y andaba yo tan contento cuando sonaba el teléfono (fijo) y ella me decía "¿lo ves?, son los chinos, ya te han localizado, son increíbles".

Y luego he dejado de soñar.

Dice cierto jefe mío que llevar corbata es una cuestión de compañerismo; el resto de mis alegres camaradas oficinistas se las ponen cuando van a ver a sus alegres clientes. No sé yo, hay uno que se la pone, sospecho, hasta para ducharse (además no me parece muy coherente esa lógica que al fin y al cabo es la que usan los lemmings y los fans de la ablación genital femenina. ¡Si todo el mundo lo hace, compañero, adelante tú también! En fin). Él mismo, me ha contado, se la pone a pesar de lo que sufren sus maltrechas cervicales. Yo no sé qué influencia puede tener una corbata en unas cervicales, pero tal devoción por la corbata, tal implicación con esos valores que asumen que un trabajador es un paria social y un indigente si no lleva corbata aún a costa de la propia salud día sí día también haya quedado con clientes o no me parece tan particularmente admirable que cuando luego un compañero o compañera (es para no dar pistas: Ya te he dicho que nos leen) me ha preguntado que qué me ha dicho cuando me ha ido a adoctrinar al despacho yo sólo he podido responder "me ha estado explicando lo estúpido que es", para risa de mi compañero y frustración mía que, de verdad, y reconozco que por puro miedo, no quería insultar a nadie en este mensaje.

Palabra de niño bueno.

11 comentarios:

  1. ¿A ti eso de que te acusen constantemente de insultar te está traumatizando, no?
    La verdad es que cómo resumen de la reunión con tu jefe no tiene desperdicio y es cierto, ¿no?
    La verdad es que a veces resultas tan gracioso cuando te pones jodidamente borde! XD
    BUeno piensa que tu jefe podría haber enfocado su neurosis hacia los zapatos....

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  2. No mujer, es sólo que los insultos en la oficina son una recia tradición oral, y pasarla al imperio de lo escrito pues tiene un poco de blasfemo, de pérdida de los valores.

    Gracias por llamarme gracioso. Tú también eres muy simpática.

    No, en serio (ji ji), viniendo de toda una profesional, tus palabras son un gran halago.

    De una profesional de escribir partimientos de polla, se entiende, no profesional así a secas que en según que contextos suena a profesión para nada repudiable por vosotros, oh liberados sexuales, que jamás publicitaríais en vuestras hijas, ejem ejem.

    Y no sé qué coño iba a pasar con mis zapatos, bien bellos que son v_v

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  3. jajajaja acabo de leerle tu post a mi hermana en voz alta. casi me ahogo de la risa. y ella también!! me encantaría que hubieses podido vernos a las dos descojonadas!! y yo no te he visto borde!!

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  4. Intentaría imaginármelo pero cada vez que me pongo a imaginar algo que implique a dos mujeres siempre termino imaginándome las mismas cosas y ejem ejem ejem :D

    Ah, cuánto me repugggno.

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  5. palabra clave: hermanas
    como te repugnas... se te nota, se te nota...

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  6. Oye, oye, que no hay nada que impida que un par de señoritas bailen y se contoneen en un ambiente íntimo, de confianza y muy caluroso con independencia del parentesco que las una v_v

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  7. Cierto, nos hemos reído mucho, yo he acabado llorando de la risa (literal) y teniendo q abandonar el buscaminas(suena patético pero no es algo tan sencillo). Buenísimo.

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  8. jajajajajaja
    no puedo contigo, me agotas! vale, vale, se que ardes en deseos de leer un post sobre prostitución y no te preocupes que lo tendrás para poder explayarte a tus anchas... aunque mita siempre puedes publicarlo tu ;P

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  9. jajajaja isabella y mira q podías haber vuelto a batir tu propio record nuevamente... q catástrofe. joder lo he vuelto a leer y voy a despertar a todo el edificio!!

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  10. Pero tu no decías que carecías de sentido del humor?

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  11. ¡Y no lo tengo, lo juro!

    Cuando yo hablo, cae la noche, cunden los bostezos, se forjan los ronquidos, mueven el rabito las migrañas.

    Lo que pasa es que os reís de mi vida, malajpersonas v_v

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.