28.8.06

Tendencias autodestructivas

Razones para el optimismo:

1. En el camino de casa al trabajo he visto al menos a tres mujeres hermosísimas. Dice la teoría que siempre están por ahí y que siguen una distribución uniforme, más o menos, así que verlas no es cuestión de suerte, sino el reflejo de algo. De algo vivo. Así que eso debe ser bueno.

2. La semana pasada Canon sacó esta maravilla, y yo ando buscando en qué gastarme el dinero imprevisto que voy a ganar este mes que viene.

3. Gogol Bordello, Kingston Wall y Jethro Tull y Dream Theater, que me mantienen con vida.

4. Ray Grasso, por cosas como esta y esta.

Razones para el pesimismo:

1. Las horas de sueño de este fin de semana... la noche del viernes al sábado, unas 6 o 7 horas. La del sábado al domingo, 5, y anoche, 3: Qué mala pinta.

2. La tendencia a terminar los debates con cadenas de reproches y montañas de incomprensión: ¿por qué todo el mundo, cuando estoy tristísimo, cuando no puedo levantar la vista del suelo ni hablar, asume que estoy cabreado, si cuando estoy cabreado grito y miro en plan asesino en serie? Así me va, la gente me da tratamiento de cabreo cuando ando mustio, y no ayuda. Como tomarte aspirinas para una fractura de peroné, luego tienes toda tu lucided y tu cabeza despejada para saborear las punzadas de dolor.

Así que, haciendo balance, hay más razones para el optimismo (aunque una de ellas sea puro deleite de afán de despilfarrar dinero) que para el pesimismo. Lástima que estos animalitos de la mente no entiendan de razones ni se dejen convencer por los recuentos.

El otro día Irene me dijo que debería dejar de tener tendencias autodestructivas. Lo decía por esta tonta manía de terminar sólo solísimo en un bar, copa en mano y propiciando ese estado físico y mental que es campo abonado para la depresión, pero he venido pensándolo hoy según me levantaba, en los ratos en los que podía dejar de mirar al mundo como si fuese un lugar desquiciado (ya, ya sé que lo es, pero esta mañana, supongo que es cosa del no dormir, lo parecía más aún). ¿No es, esto de no dormir, otra tendencia autodestructiva? Porque al fin y al cabo no es que me tumbe en la cama y no pueda dormir: Es que no me voy a la cama. Puedo dormirme, si estoy en ella, pero lo que, por alguna razón, no puedo hacer es irme a dormir. Estoy como decía ayer, alucinado por cómo el tiempo llega y se va sin hacer nada por el camino, sin dejarme nada excepto diferenciales de longitud prendidos de cada pelillo de la barba y aumentando la profundidad de mis ojeras y robándome trozos de vida con un truco de escamoteo digno de Tamariz.

Pero ¿cómo puedo dejar de hacer algo que no puedo evitar hacer? Sé que es fácil, que cualquier cosa, cualquier acción podría romper el hechizo y yo podría ejecutar cualquiera de los "podría" de ayer. Pero queda ahí esa fascinación, ese estado alucinado de inmovilidad, de gato de campo pasmado ante los faros del coche que aún está lejísimo pero que viene directo a atropellarle.

En fin, yo hago mis intentos, sabes que los hago. Desde la misma música, medicina sin receta que tantas vidas me salva, hasta los alegatos al surrealismo y las declaraciones de intenciones, tengo que conocer gente, aterrorizar a desconocidas, flirtear con gente que no me conozca y a la que la educación le impida hacer caso a las advertencias del instinto. Mudarme. Beber menos. Beber más. Beber mejor. Pasear. Ir al cine. Reírme. Dejar de mirar al suelo. Dar de vez en cuando saltitos, probar habilidades levitatorias. Cantar. Bailar. Y, en parte, dejar de ser yo, para empezar a ser yo de una puta vez.

Cómo se nota que se termina el verano.

8 comentarios:

  1. No te mortifiques tanto, yo he dormido escasamente mediahora.
    Esto pasa porque hemos tenido abandonado muchos días a nuestro colchón e almohada. Ahora ellos se vengarán el primer, segundo y puede que el tercer día. Poco a poco tienen que reconocer nuestro olor, nuestras caricias,... Después, volverás a ser su amigo y te acunaran en la noche cantándote una suave nana al oído que te dejarán más suave que a un bebe, y dormirás placidamente.

    O puede que eches de menos esos paseos por la sierra, los baños en la piscina, las salidas a los bares en buena compañía,... en fin que comienza la rutina y tú lo notas.

    Bueno, pues eso, cómprate esa cámara y acaríciala, seguro que ella te lo agradecerá y fotos muy hermosas harás, y a demás será un buen aliciente para tu depre paliar.
    ¡Uy!, ¡alucinaita estoy!, si yo suelo ser malvada y borde contigo, pero ea, hoy me ha salido la vena poética. ;) Pero sólo hoy ehh, hoy me soliralizo contigo, por eso de no haber dormido, mañana seré mala. ;)

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  2. Hmm... no no, te aseguro que los colchones y las camas no son el problema nunca. Como con los animalillos, en seguida nos llevamos bien. El problema es llegar a ellos, levantarme de la silla o del sofá o del suelo e ir hasta allí. Es que no puedo.

    Y lo de los bares y la buena compañía... buf... este fin de semana he terminado perdidísimo en dos, y sin saber a quién buscar, así que mejor pienso en otra cosa. En discos de Phish, por ejemplo. Hmmm.

    Lo de la cámara, estoy en ello, tranquila.

    Y lo de ser borde y malísima conmigo... ey, que estoy delicadillo estos días. Y unos mimos nunca vienen mal. Snif.

    O una postal, hmmm.

    Nada, nada, desvarío.

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  3. Joerrrrrrr tío, tú lo tienes más fácil que yo. Mira, dale una orden a tus neuronas, 1º, que muevan el pie izquierdo. 2º, el derecho, así una y otra vez hasta llegar a la cama. 3º, que tu lindo culo se siente sobre el colchón, ¡este no muerde!, está desdentado, no te hará daño. Y por último le mandas otros mensajes a tus neuronas, que tú cuerpo se estire y relaje, que cierre los ojos, que tu cabezota no piense, solo tome contacto con el sueño, que descanses. ¡Y ya estáaaaa! Mira que facilito es ir hacia la cama. ¿Ese era tu problema? ¡buaf!, te quejas de vicio, anda, anda, y esta noche prácticas esto, mañana cuentas si dio resultado. :))))))

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  4. Si la mecánica es sencilla pero falla ya en el primer paso: Darle órdenes a mis neuronas. Mis neuronas, cavernícola mía, son bastante ácratas ellas, y a la que adivinan que alguien, yo incluido, pretende algo, se esmeran en la resistencia pasiva, las tareas de distracción y, si no les queda otra, las huelgas a la japonesa.

    En cualquier caso como hoy ya es mañana bueno, la noche dio resultado, más o menos, aunque no fue con ese método, sino con el de quedándome hablando con gente hasta las mil de la mañana y luego yéndome a la cama... a leer.

    Pero el plan para esta tarde es echarme una siesta. O ver una peli y echarme una siesta. O leer, ver una peli, dar una vuelta y echarme una siesta. Vamos, que no creo que me la eche ahora que lo pienso, ja ja.

    Pero hoy sí me voy a dormir prontito, que hoy las neuronas andan menos tiquismiquis.

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  5. Yo eso lo hacía hace tiempo (quedarme como hipnotizada por el sueño, delante del monitor, como incapaz de irme a la cama). Luego crecí y me di cuenta de que hace falta dormir ^_^ bueno, dejé de hacerlo porque luego al día siguiente no valía para nada, y no me compensaba >_< No sé, yo te recomendaría planear alguna actividad a realizar en tu cama, que no sea dormir (leer, escuchar música, cualquier cosa). Así tus neuronas se sentirán más motivadas a dirigirte a la cama.

    Y los motivos para el pesimismo, además de ser menos que los otros, son subjetivos. Los otros son todos palpables, de un modo u otro. No sé si eso significará algo, pero como cerebrito que soy, me veo obligada a comentarlo.

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  6. No, si actividades en la cama planeo a cientos, lo que pasa es que luego nadie quiere colaborar :D

    Y lo de los motivos palpables y los no palpables... supongo que siempre es más jodido lidiar con las cosas no palpables...

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  7. Bueno, depende. Lo bueno de las cosas no palpables es que si tú cambias, ellas también. En cambio las otras, por mucho que cambies, siguen allí, para bien o para mal. Aunque bueno, si cambias mucho pueden dejar de parecerte positivas y convertirse en negativas, pero mucho tendrías que cambiar >_<

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  8. Bueno, pues David, tiempo despues de que escribieras tus palabras, llego a leerlas y me siento muy identificado. Mierda todo, las actitudes autodestructivas y toda mi mierda.
    Depresión lenta, silenciosa pero mortal.
    Nos vemos en algun psicologo.
    Hernán.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.