21.6.06

Más sobre héroes y guerras

Sigo dándole vueltas al tema de los héroes de guerra, a los que se dedican calles y plazas y que a los que la gente recuerda con orgullo y una sonrisa hasta que alguien va y dice que "héroes de guerra" es sólo una forma limpia y cómoda de referirse a alguien que al fin y al cabo no deja de ser una persona que se suele haber distinguido por matar mucho y bien. Esta vez la culpa es de mi pobre abuela, que este fin de semana me sacó el tema del hombre al que hicieron un homenaje en nuestro pueblo hace poco, y por el que se montó ese lío con el impresentable ese diciendo esas cosas tan bonitas de mí, supongo que te acuerdas, claro.

En fin, mi abuela defendía la bondad de este hombre que, según ella, lo único que hizo fue defenderse y defender el sitio en el que estaba de un ataque moro, y yo la respondía que no creía que lo hubiese defendido con insultos o ruegos, sino a tiros, que son una cosa que al ejército, sobre todo al de entonces, le gustaba bastante más a la hora de estirarse con las medallas, y que era más que probable que algunos de esos tiros diesen en algunos de aquellos atacantes en cantidad suficiente como para que el resto se deprimiesen y decidiesen irse a otro sitio donde les quisieran más y les mataran menos. Y claro, salió el tema del origen de cada uno. Al fin y al cabo, pensé yo, es más que probable aquellos enemigos de entonces considerasen aquel lugar como su hogar, su país o lo que fuese, y nuestro paisano, quieras que no, era un extraño en tierra extraña equipado con fusil, y mi abuela dijo que en cualquier caso fue un valiente por haber ido allí.

Y yo, desde entonces, vengo pensando en toda esta cosa del heroísmo, el valor y el honor, que tradicionalmente han venido siendo inventos que han tenido mucha utilidad a la hora de conseguir carne de cañón barata y en abundancia, y si no que levante la mano quien de pequeño no haya jugado a la guerra y soñado ser abatido en el cumplimiento del deber y la defensa de la libertad, la justicia, etcétera etcétera. Sueños heredados de un romanticismo bélico que busca lo que busca y del que es difícil librarse antes de cumplir los veintitantos, cuando uno empieza a filosofar y la sangre que no es tan caliente, es decir, cuando uno ya no vale para soldado, que no es casualidad que los recluten tan jóvenes. El caso es que uno debe hacer lo que le dicen, obedecer y si improvisa y se mancha con mucha sangre ajena entonces bueno, se le perdona el desliz. Pero por aquel tiempo en el que nuestro paisano se distinguía como un heroe, un familiar mío se convirtió en un cobarde, en términos militares, y en un traidor.

La guerra de Marruecos necesitaba más madera, así que la Guardia Civil vino e hizo una batida. En aquel entonces, por lo que me han contado, según quién fueses, de qué familia vinieses y cuanto dinero tenías pues ibas a la guerra o ya si eso iba otro por ti, y claro, del pueblo tuvieron que ir unos cuantos. Y mi pariente tenía que ser uno de ellos, pero a él la idea de irse a Marruecos a que lo matasen no le hacía ninguna gracia. La Guardia Civil lo estuvo buscando por su casa, y su madre no hacía más que decirles que se había ido al campo y que tardaría una semana o dos en volver, y los guardias esperaban, y para cuando se cansaron de esperar mi pariente ya estaba en un barco a Buenos Aires, con los papeles de un amigo.

Y se cruzó medio mundo, y empezó otra vida, y tuvo una familia de la que, hasta hace bien poco, no hemos sabido nada. ¿Y se supone que él es el cobarde? ¿Que lo fácil era hacer eso, renunciar a todo lo que tienes y a toda la gente que conoces, irte a un mundo nuevo y desconocido, y no obedecer a los pelotones de reclutamiento, no coger el fusil que te decían que cogieses y no disparar a la gente que te decían que disparasen?

Debe ser que yo tengo los conceptos cambiados, supongo, pero yo tengo bien claro a quién admirar, entre el cobarde y el héroe.

9 comentarios:

  1. La verdad es que no recuerdo haber jugado nunca a la guerra, debe ser que de pequeñita ya era un poco hippie, y me iban más los rollos de la paz y todo esto. Supongo que ya entonces em sentía más identificada con guerrillas y movimientos revolucionarios. si en el fondo con los años no cambiamos tanto...
    Respecto al honor las guerras y demás, siempre he pensado que no había héroes, todo son crueldades y víctimas, estés del lado que estés y mucho más en una guerra civil. Ahora mismo me acuerdo de Yugoslavia de dónde hay más documentos escritos y de 'La vida secreta de las palabras'. sobre todo recuerdo que hace poco leí algo de un estudio o quizá un libro de los crímenes diseñados especialmente para mujeres, ya se sabe abusos sexuales y demás vejaciones. También me acuerdo de Atenco (Mexico) dónde no hay una guerra explícita pero sí una guerrilla, y de todas las brutalidades que hicieron hace pocos meses.
    Por algo salimos hace un par de años a decir no a la guerra, ¿no?

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  2. Ves nunca habia pensado en el viaje de mi abuelo de esa manera, acà nos metieron la idea del inmigrante que venia a hacerse la Amèrica, sabiamos del desarraigo,pero no que ademàs algunos eran perseguidos por una cuestiòn de conciencia.
    Es un gusto leer tu blog y hoy mas

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  3. Jugando a la guerra¡ entonces quizas eras uno de los niños que jugaban por el canto la patata al frente polisario y otros.Yo alucinaba de ver lo puesto que estaba los niños en esos temas...

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  4. Amirnut, las guerrillas no son rollos hippies de paz, hasta donde yo sé :P

    Pam, más que perseguido, por la parte de la historia que yo sé fue huido... y de paso imagino que pensaría en intentar hacer las Américas... tampoco es que fuese un precursor de la objeción de conciencia, vaya... pero sí que tuvo que tener el valor de dejarlo todo detrás... y eso siempre va a ser bastante más admirable y más valiente que obedecer y apretar gatillos, digo yo.

    Me contaba mi abuela con una sonrisa felicísima que le regaló unos pendientes, y que fueron los únicos pendientes que pudo ponerse porque eran los únicos que no le produjeron alergia (o, hmm, lo que se le tenga a los pendientes o a los metales para que te irriten la piel, no ando yo muy puesto en el tema). Creo que ya he contado esto alguna vez, pero bueno, mejor dos que ninguna.

    En cualquier caso también es un placer escribir aquí sabiendo que hay familia remota leyéndome a tropecientos mil kilómetros. Qué pequeño es el mundo y qué grande Internet.

    Chs, no, nosotros tirábamos más para la Cabezuela y las Dehesillas, y no sabíamos gran cosa de política.

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  5. Pues aunque desde mi más tierna sinrazón me molestó mucho eso de que levanten el dedo los qué... lo que sea, porque nunca me veía yo en el grupo de acción, a no ser que fuese para decidir el tipo de plato o café en una multitudinaria comida, en esta ocasión levanto mi dedo por indicación del autor (que habiendo sido asignado como ejemplo de gilipolla se ha convertido en un especímen único en el mundo como muestra de este asonante y feo "insulto") como iba diciendo, no me queda más remedio que levantar mi dedo porque yo nunca tuve la más mínima ambición patriótica. Lo mío fue más seguir los pasos de Sta Teresa, pero pasados los años me enganché al dicho de "los tripis pa los hippies" y me quedé sin grandes aspiraciones. 

    La cobardía suele estar bien vista cuando haces lo que te dicen los demás (sobre todo por el "solicitante") que de cuando haces lo que te dice tu conciencia, cuando esta te manda en dirección contraria.

    Qué bonitos los encuentros trasatlánticos… snif snif

    ¡Viva el internete!

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  6. Muy bueno el post... este razonamiento me ha gustado mucho más que los que liaron el pifostio en Hituero. Por cierto, pásate un día, que últimamente es la risa :-D

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  7. Hombre, primero viene la intuición y luego las palabras y los pensamientos necesitan un tiempo para depurarse y colocarse en fila.

    ¿Que está de risa? ¿Por? A ver si saco un ratillo, que entre el trabajo y el perrear no me queda ná...

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  8. Bueno, mi abuelo llegó a Argentina igual que tu pariente, huyendo de la guerra. Y no era ningún cobarde, era anarco-sindicalista ^^
    Abrazote, Davís!

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  9. ¡SILVANAAA! ¡SILVANAAA! ¡SILVANAAAAAA!

    ¡Qué sorpresa, qué alegría!

    Y qué pena, pobre abuelo, con toda esa prole comunista...

    En fin, abrazos, muchos, ¿eh?

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.