21.8.09

Playa del Carmen, Quintana Roo

Y mis pies, que ya han pisoteado ruinas milenarias y junglas eternas, han chapoteado por fin en el Caribe.

Tal cual lo pintan las pelis de piratas, el Caribe este. Un mar dócil y amable, las olas en vez de intentar dislocarte los omoplatos te lamen, slurp, slurp, el agua está calentita, la brisa no congela, la arena, blanquísima, no quema. Y encima te calman el ansia de chilaquiles en un bar con terracita empotrada en la misma playa.

Y eso que aún no estamos en el Paraíso en la tierra, sino en Playa del Carmen. Al Paraíso nos vamos mañana.

De ayer hay poco que contar, lo que naturalmente no es excusa para que cuente poco o nada, ¡escaseces a mi verborrea, ja! Como nuestro autobús salía a las 8 de la tarde y como los billetes los compramos a ¿qué hora sería, Muchacha, la una?, tuvimos mil horas para comer y pasear por Palenque.

Maldita la gana que teníamos de pasear por Palenque con la que estaba cayendo y después de las agujetas de haber trotado escaleras arriba escaleras abajo por las mil pirámides de Palenque. En consecuencia, porque a veces nos da por ahí y somos consecuentes, no caminamos por Palenque. Comimos con toda la calma del mundo y luego caminamos por una calle que por lo visto pretenden forrar de hoteles estupendos (y muy, muy fresas), y nos metimos en la cafetería de uno a tomar el café. Una terraza inmensa con techo de palma, hamacas, tumbonas, sofás, ventiladorcillos y un camarero simpático que a partir de las dos horas de estancia tirados en su bar leyendo empezaba a mirarnos raro, como si en vez de en hoteles nosotros nos hospedásemos en los bares. Al menos le fuimos subiendo el octanaje a lo que consumíamos, a primera hora cafés, a última margaritas.

Nos fuimos de ahí y ale, a agarrar el autobús a Playa del Carmen. Ah, los tiempos en los que éramos Los Turistas, qué lejos quedan. Ayer como una tercera parte del autobús éramos españoles. El viaje fue nocturno, aderezado por los cien mil baches que cruzó el autobús (topes, los llaman las señales, y putada, les llamábamos los que intentábamos dormir) y por dos controles del ejército. En el primero un tipo subió al autobús y estuvo manoteando algunas mochilas al azar, como quien detecta napalm o heroína con palmaditas. En el segundo un retén del ejército nos dijo que bajásemos del autobús y estuvieron revisando unas mochilas y maletas al azar. Fusiles en ristre y dedos en el gatillo. Hay más México del que estoy pintando aquí, pero ese me le reservo para un post desde lejos. Quede esto como pincelada o costura que unirá con él, como probablemente la única referencia concreta que haga ahí.

Y amanecimos llegando aquí. Conocí al último de los míticos tipos de los que la Muchacha siempre habla, Justino, y mañana creo que será él quien nos lleve al Paraíso. Se le ve buen tipo, pero estaba, digamos, trabajando, y hasta después de la siesta le dejaremos en paz.

Y poco más que contar. Tengo sal del Caribe sobre la piel, curando las picaduras de los moscos, y esta tarde repetiremos la terapia, y flotaremos en el agua fingiendo ser náufragos piratas o esponjas o flotadores o astronautas.

Y después más margaritas.

5 comentarios:

  1. ¡¡¡viva viva!!!!
    oye, que no me quiero iiir, ¡a que lo entiendes?
    familiares y amigos de david: estamos en la tercera cabañita a la izquierda de la segunda palmera de Tulum, no tienen pérdida

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  2. Lo entiendo y adivino el gesto, chamaquita.

    Pérdida ninguna. Yo seré el tipo o que intenta ahogarse dignamente o que hace fotos como un descosido, clicliclicliclic.

    Voy a hacer más ruido con el obturador de la Panasonic que los changuitos del Panchán, verás, verás.

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  3. JO, Muchachos, envidia que me dan de pareja feliz! ayer estuve en Madrid y pensé en la posibilidad, quizás este año, de un café.
    Quiero ver esas fotos de méxico ya!!!
    un beso para los dos!

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  4. yo tb quiero sesión de fotos (quién me iba a decir que diría yo esto...) David, tómatelo como un superpiropo -a tus fotos, digo-
    un bañito en las aguas transparentes del caribe y una michelada a mi salud! ya q me acobardé y decidí no acompañaros... la próxima vez será, espero. Besos para Justino, la muchachawey y pa' ti.

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  5. Pi: terminado el master que esclavizaba los fines de semana de la Muchacha y vueltos de las vacaciones, y decidida el arma de duelo, o sea el café, casi que sólo tenemos que ponerle sitio y fecha.

    Las fotos, al ratitooo, como dicen aquí, ja ja.

    Sansopey, pues eso, que al ratitooo, ja ja. Gracias, dicen mis fotuences.

    Caramba que a trasmano me pillas, justo después de la michelada y el baño que ya nos hemos pegado... pues nada, tendremos que repetir mañana para dedicártelo. ¡Cuánto sacrificio!

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.