10.8.09

México DF

Llega un punto en el que la avenida insurgentes entra en razón y asume que ninguna calle (ninguna) es infinita. Entonces se transforma en carretera, y lleva a las pirámides de Teotihuacán. Hemos ido hoy. A la vuelta, en una carretera perpendicular, un ciclista pedaleaba a una mano, mientras se las apañaba para calmar un picor en la espalda.

No sé por qué eso me ha parecido una metáfora tremenda de algo. Una pena no terminar de entender de qué.

En cualquier caso en el camino de ida y vuelta de Teotihuacán hemos atravesado los bordes de la ciudad, que son una capa tampoco infinita (porque tampoco las ciudades son infinitas) de casas miserables de bloques de hormigón. La ciudad, en su crecimiento cancerígeno, comenzó devorándose a si misma en los tiempos de Cortés, construyendo sobre lo construido, y a estas alturas ya consigo misma no le vale, y se come los valles, los montes, todo.

En estos dos días he estado buscando formas de describir México DF.

La primera: si fuese una pulga, llegar a México desde Madrid sería como ser un piojo y pasar de una musaraña a un Mamut.

La segunda, es como coger Cádiz 10 veces y 5 de Budapest y mezclarlas, y añadirle toneladas y toneladas de picante.

Los policías aquí, en esta ciudad que es más grande que muchos países, parecen prepararse para una guerra. Chalecos antibalas, equipos militares. Chevrolets deportivos para la policía estatal, equipados con unos tremendos parachoques. Van a menudo con las sirenas iluminadas, aunque sin correr, sin ruido, todo extraño.

Los pasos de cebra tienen un funcionamiento aquí que se me escapa. No parece importar mucho; los conductores, rarísimos, no intentan atropellar peatones a la menor oportunidad, como pasa en Madrid,

En las ruinas del antiguo templo, junto a la Catedral que lo derribó y fagocitó, un policía descansaba a la sombra, sin nada que hacer mas que mirar a los turistas, sin el chaleco antibalas, que tenía apoyado contra una verja. Tan feliz de la vida, el hombre, en su sombra, con el eco de la cantidad inmensa de gente que vociferaba fuera y no muy lejos, en el zócalo.

Junto a ellos, la vieja catedral se hunde, lentamente y desacompasadamente, haciendo ondear su suelo, por estar construida sobre un pantano, y sobre los restos del antiguo templo. La iglesia del dios contemporaneo se cae, muy despacito, como si fuese un chiste secreto y largo. Con cosas así, me encanta el DF.

Aunque no hubiera cosas así, me encantaría por la comida. Sobre todo cuando es casera y la hace la madre del señor Alejandro, amigo de Aroa.

Y aunque no hubiese ni catedrales hundiéndose ni esta comida, me encantaría por la gente. Aunque esta incluya a Alejandro, que tuvo un Ford Mustang (están las calles repletas de ellos, caramba) y lo vendió, razón esta por lo cual yo le odio, por majo que sea y bien que me caiga.

7 comentarios:

  1. La gente, en México, es desde luego encantadora. Pero, aunque no fuera así, la ciudad seguiría siendo inconmensurable. Felices vacaciones.

    ResponderEliminar
  2. Davicín, que conste que no me pongo quisquillosa por envidia o por rencor (podría pero no soy así ;-)...¿pero cuales son las pirámides de Chapultepec?? yo conozco el bosque de Chapultepec, el castillo de Chapultepec...pero las pirámides????

    no serán las de Teotihuacán...(ahí no falta ninguna ele)??????

    ay ay...qué envidia de Technotitlán...

    un besote!!

    ResponderEliminar
  3. Si que es impresionante Mexico DF, de verdad. Y eso que tu vienes de Madrid (como tu dices, una musaraña)... yo llegue desde Palma de Mallorca (y encima de origen, desde un pueblo de 5000 habitantes) asi que imagina... para mi era llegar desde
    una hormiga hacia un mamut! :D

    Y estoy de acuerdo con Maria a rayas.... ¿no seran las de Teotiuacán? A mi tambien me
    impresionaron mucho esas laderas de chabolas. Que triste.

    ResponderEliminar
  4. Davidtl agacha cabecita y asume que sí, que son las de Teotihuacán, se pierde en el azteco.
    Qué bonito leer lo que hay dentro de tu cabeza mientras vas armado con tu camarita y parece que todo lo miras por ese objetivo... ay.
    Mariiii vi a Laura Davi!!!! oooh tengo noticias frescas de varios temitas... jijiji Impresionante el acento chilango que tiene...

    Besos

    ResponderEliminar
  5. Tal vez la metáfora de que hay que seguir pedaleando en esta vida, equilibrismos más bien, por mucho que te pique la espalada y quieras rascarte a dos manos? Que me pongo cursi. A ver si te cruzas con alguno que pedalee mientras sostiene una bandeja y vende alguna cosa, que es una imagen muy de allá, que riiiico.

    Ay, siga buscando esas imágenes, y guárdelas, y coméntelas, que mola.

    Un abrazo para los dos!

    ResponderEliminar
  6. Hola, David:

    Llegué por casualidad a tu blog. Soy chilanga (habitante del DF) y me parece interesante leer sobre mi ciudad a través de los ojos de un forastero.

    Es curioso lo que dices que aquí, a diferencia de Madrid, los automovilistas no intentan atropellar a los peatones. Quizá sea porque has estado aquí en período vacacional cuando la ciudad está un poco más tranquila, porque yo que soy peatona el 80% del tiempo, me siento agredida constantemente.

    En fin, yo estoy ya un poco saturada de esta ciudad en la que he vivido 31 de mis 34 años de vida. Pero reconozco que tiene su encanto y su magia.

    Por cierto, no le falta ninguna "l" a Chapultepec, pero como dicen los demás ahí no hay pirámides, sólo un castillo. Quizá te refieras a las pirámides de Teotihuacán.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  7. Contestó la Muchacha de mi parte pero asumo yo mi culpa: donde escribí Chapultepec debía decir Tehotihuacán. A Chapultepec fuimos el día anterior, y me lie, me lie. A mí es que esto del azteca con tantas eles y tantas historias me confunde, digo como excusa, cuando en Madrid igual me lío y cuando quiero hablar de Callao a veces voy y digo Oporto, en fin.

    Voy a editar el post para que ponga lo que debe poner, pero que conste que reconozco el error y acepto los azotes merecidos con él, ja ja.

    Miroslav, encantadores, sí. Aunque detrás llevan el reflejo de la marea, de los 22 millones de personas, y eso abruma mucho, muchísimo.

    Mary Ray, confesado queda mi error.

    Loretta, brindemos por el asombro del cambio de escala, qué cosa.

    Aroa, ji ji. La foto de tu comentario, ji ji, la puerta del sitio desde el que escribo, ji ji ji.

    Pi, hmmm, en caso es que el hombre le ponía más indolencia que esfuerzo, ¿sabes?, así que una metáfora de superación y de tirar p'alante me chirría por algún sitio.

    Comento, comento. Acabo de escribir sobre Córdoba, Veracruz, qué bien mandado que soy, ¿eh?

    Strika, pues bienvenidas tú y la casualidad. Ya he confesado por ahí arriba que sí que me equivoqué de nombre, y lo de que estarían los conductores relajados por ser agosto ya lo he escuchado un par de veces cuando he comentado esto, así que sería por eso, ja ja.

    Pero en cualquier caso, entonces, la psicopatía del conductor madrileño no hace vacaciones ni en agosto.

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.