7.5.09

a la playa mañana

Qué titular más pleno de aes.

Por fin he encontrado la forma de mantener a raya a Que No cada vez que abre la boca para decirme algo del Madrid.

–¿Sabes que he leído en el Marca que…? –comenzaba a decir estos días, por ejemplo, sonriendo con malignidad mal contenida.

–El viernes me voy a la playa –le interrumpía yo. Y se iba, echando fuego por los ojos y rechinando los dientes.

Así que tendría que añadir a mi lista cosas como cremita de protección solar, chanclas y bañador, por cierto.

Mientras dejo que se pasen las horas. No es tan productivo como invertirlas en cumplir puntos de mi lista del martes, pero cunde bastante. Incidentalmente, hasta trabajo, a ratos bastante.

Y hablo con los compañeros de secta, que son siempre un filón, cuando no les da por hablar de los jaleos de Lidia Bosch, Bosh o como diablos se escriba.

Hoy, Que Sí me hablaba de sus tiempos de borrachín. Luego ha pasado al sosegado presente. Me cuenta que este fin de semana fue a un bar y mantuvo este diálogo con el camarero.

–Un ron con cocacola.

–Son ocho euros.

–¿Y a cuánto salen los chupitos?

–A un euro.

–Pues ocho chupitos.

Me cae bien, porque a mí la gente que bebe me cae bien y me recuerda a Bryce Echenique, de quien ya he hablado por aquí alguna que otra vez. Aunque me sigue pareciendo un enfermo desde el día en que, avergonzado, me contó que jamás ha visto una peli porno. Como si no hubiese tenido adolescencia, vaya.

2 comentarios:

  1. ño! Curioso esto de enlazarse a uno mismo usando el google como índice. Ahora es que estoy muy apurado, pero prometo que me enteraré de lo que opinas y dices sobre Bryce. Y nada, feliz playa.

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  2. Es lo que tiene Google funcionando como memoria propia, que aparte de ir mejor pone links. Qué edad más maravillosa esta.

    Y qué grande tu foto, ja ja.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.