recita el poeta gaditano, al otro lado de la mesa
Y yo aquí escribiendo en una mesita del Flaherty's, el pub irlandés que la Muchacha ha convertido en su oficina costera, por eso de la wifi.
La semana pasada, cuando yo estaba en la secta, invocación va, blasfemia viene, y ella aquí, jugando al Word Challenge del Facebook. El primer día contaba que era un irlandés raro, con cocinero chino y venerable gaditano bajito de camarero (contaba también que al llegar, cara coloradota por el sol y pelo rubio, la tomaron por guiri). El segundo, que el sexagenario gaditano le daba conversación, y que era muy gracioso, diciéndole cosas como "qué hase aquí, niña, t'ol día con el ordenador", y ella le decía que rigores de internet, y él "ay, interné interné". Y el tercero que le llegó, le pidió prestado un cigarrillo y luego, mirando el portátil, le dijo "pues estoy yo pensando comprarme uno, para pasar a limpio mis poemitas": Satán los cría y los bares los juntan, a los poetas.
Así que estamos invitados a un recital de poesía gaditana el viernes, je.
Por otra parte, el viernes por la noche conocimos a dos de los personajes más literales, visto lo visto, que puede dar la blogosfera esa de marrás: Martin y La Luisita, de la bitácora de cuadraditos. Así que llegué yo en el AVE, un poco avergonzado por haberme puesto a lloriquear como una madalena viendo la peli que nos pusieron, Definetively Maybe, y un poco enrarecido por esa autoobservación que tiene uno cuando piensa cosas como "y si voy en un tren que va a ras de suelo de Madrid a Málaga a 300 km/h, ¿cuántos mosquitos tienen que quedar estampados en el parabrisas del tren, viendo la tendencia de los bichos?", y luego al pararse el tren va a mirar la capa de bichos muertos que empaña de prosa el poético perfil de pato feo del morro del tren (un centímetro de espesor de bichillos espanzurraos, tenía aquello). Y ahí esperábamos sin saber cómo sería Martin, no muy tranquilos por lo que había dicho él cuando le preguntó la Muchacha cómo nos reconocería. "Buscaré a una rubia guapa y a un tío alto con perilla", había respondido el pobre, tremendo halago, porque está bien saber que uno, escribiendo, da la impresión de más estatura que la que tiene, pero en fin, barba, y bajito. Aún así fue vernos y sonreír todos y decir "pa mí que va a ser ese", y al rato estábamos todos en el coche de Martín, con La Luisita insultándome diciendo que a mí seguro que me gustaba Estopa y negando cualquier parecido con el personaje que habita la bitácora cuadraditeada y resultando, al hacerlo, clavadita a su alter-ego literarioblogués.
Un tema recurrente de la velada, que cito por ignorar el tema de qué cenamos, que quiero mantener mi reputación, fue ¿y cómo se le ocurre a dos personas cuerdas quedar con dos personas que sólo conoce de leídas. ¿Qué nos hacía pensar que no seríamos psicópatas? Nada, en realidad. Pero la paranoia siempre nos hace ser un poco tontos y así fue en parte un cierto alivio cuando ya yéndonos él nos dijo...
-Vamos a pasar por la Avenida de Andalucía...
Y ella apostilló:
-Y allí es donde os vamos a matar.
Logramos huir en un descuido simpático, mientras afilaban el hacha de destrazar y los cuchillos de despellejar, y nos alejamos pisando el acelerador a fondo y diciendo adiós con la manita, pensando que qué gente más maja, salvo por el arranque psicótico final.
Queda pendiente que vengan ellos a Madrid, cosa que a ellos les apetece un montón, especialmente a La Luisita, que se muere por ver el congreso ("con Ana Blanco ahí dando el telediario, fíjate", decía). Hemos hablado la Muchacha y yo y ya sabemos a qué restaurantes los llevaremos, en qué bares los emborracharemos y en qué parque solitario esconderemos sus cadáveres.
Yo por mi parte, tan contento como estoy con mis poemas dedicados, doy mi visto bueno.
ResponderEliminarMe alegra saber que llegasteis sanos y salvos a El Margen.
Abrazos
perdón. Almargen.
ResponderEliminarQué cosas que haya tantos blogs trenzados... Yo llegué al de Maese Martin por otras vías, y hete aquí que cononcen al Dueño de la Cama sin Hacer y a su Señora Esposa...
ResponderEliminarEl mundo es la mar de quiquitito, oigan.
Por cierto, si por aquí andan, a ve rsi nos vemos. Que yo por el Sur pululo, ya lo saben.
Sólo nos faltó la copita en la playa... Ummm, mojito!
ResponderEliminarYa nos veremos las caras en las puertas del congreso. Y Ana Blanco será testigo. Id afilando los cuchillos... ;P
Un beso grande a los dos.
La Luisita.
Está bien dejar copitas pendientes, eh. Qué mejor motivo para luego, meses después reclamar comparecencias.
ResponderEliminarY Microsomething, es que por ahora estamos de encierro creativo (de la Muchacha: yo mientras arraso calles y coches de policía con mi Mitsubishi Eclipse tuneado, ji ji). Pero mañana habrá que verse, y a partir de mañana, lo que surja.