13.3.09

género epistolar #2

Chiquipunto, más o menos, para Pi, que señala con el dedo eso de recriminar que no estén unos papeles que dificilmente podrían ya estar cuando vienen en el mismo sobre que la recriminación.

En fin, mi comentario de texto de la carta es cortito:
Primer párrafo - No das noticias, y yo a diferencia tuya me dedico a mostrar interés, alguna semana que otra.
Segundo párrafo - Te insisten y te insisten y tú ni puto caso. Con ese "a tenor", que me produce estallidos de placer en la retina cada vez que lo releo.
Tercer párrafo - Ah por cierto, aquí tienes unos papelillos, así, como ayuda, para que veas lo majete que soy.
Cuarto - Mueve el culo.

Así que tras leer, releer y analizar y reanalizar la carta, yo he redactado y voy camino del buzón para responderle con esto:



Pablo:

Aquí tienes la presencia de noticias mías que anhelabas en la carta a la que con la presente te respondo, fechada a nueve de marzo del año en curso. Espero que estas noticias te procuren consuelo, si tu preocupación por mis trámites te deja tiempo para ello.

Muchas gracias por servirme de intérprete con mi propio Colegio y por llamarles solicitándoles mi información. Lamento que te hayan hablado de la reiteración con la que me vienen insistiendo sobre los fallos que se han ido encontrando en los papeles presentados, que, te leo explicar y acepto penitente, son todos por mi culpa. Por mi gran, inconmensurable y reincidente culpable carácter de errador compulsivo. Me rechina un poco, si te soy sincero ―y la franqueza y la honestidad de tu epístola me obligan a serlo―, pues no termino de entender del todo cómo puede ser mi culpa que no se hayan presentado correctamente los pliegos que precisamente tú, acompañando tu entrañable carta, me remites ahora, que no antes, pero a falta de meditarlo a fondo lo acepto con carácter provisional sintiéndome por ello honrado. A fin de cuentas supongo que ya bastante tendréis por ahí después de tanto confundir treses con treces, paseos de los olivos con paseos de los olmos y documentos de final de obra en curso legal ―como aquellos que yo en toda mi torpeza os remití― con los obsoletos ―como aquellos que en un error sin duda inocente vosotros me devolvisteis, alegando que los incorrectos eran los correctos―. Triste mundo este en el que esas odas al clasicismo, a la tradición y a la alabanza del pasado son ignoradas por la tiquismiquez de los administrativos, tan susceptibles y ávidos de corrección.

No te ocultaré que a veces pienso en todo esto y filosofo que quizá llegue el día en el que lamente tener que apearme de este bello reparto de errores tan solidario y tan noble, aunque si te digo la verdad, ansío que tal final de nuestra mutua colaboración termine de una vez, en honor a las pobres gentes que con la ilusión de quien va a construirse una morada cayeron en este particular método reiterado ad absurdum del mucho ensayo y más error. No hay razones para prolongar más aún sus bochornos y sus hastíos, y entiendo que tú también piensas así, decidiéndote por fin a mandar los papeles adaptados a la legalidad. A ver si con la suerte entendida de esa manera terminamos por fin con todo esto mediante ―permíteme la licencia de recurrir a tu precisa terminología― estas dos soluciones que por fin aportas. Porque me envías dos certificados, que dices que son una solución pero, lamento tener que corregirte pero debo insistir, los contaré de nuevo, uno, dos, sí, dos, es decir, son las dos soluciones a los dos problemas que quedan, que son la falta de estos dos documentos, que insisto, tú me mandas por fin ahora, que no antes, sin duda por mi culpa; desengrasad un poco vuestra aritmética, definitivamente, y conste que os digo esto desde la simpatía que me inspiráis.

En fin, como siempre me pides y como siempre que recibo tus cartas en la dirección correcta, y envío los documentos y te respondo a vuelta de correo; anoche mismo la recibí y ya hoy la pongo en el buzón. Más velocidad no puedo ponerle, pues por las noticias que tengo en Toledo no hay Aeropuerto todavía, y no me es posible confiarme al veloz correo aéreo.

Un abrazo descomunal de tu humilde chivo expiatorio para lo que quieras,

David Ruiz Ruiz, Ex Arquitecto Técnico.

P.D: Envíale un afable saludo a Q____ de mi parte.




Ah, cómo me gusta ser pedante y señalar con el dedo, y qué bien que a veces, a uno, le manden cartas que le den la oportunidad de despacharse a gusto y de despedirse como dios manda.

No creo que haya ya respuesta a esto, pero si sucediese algo tan divertido, la pondría por aquí, claro.

2 comentarios:

  1. Delicioso, me ha recordado los viejos tiempos en los que soltabas sopapos dialécticos en Hituero a todo el que se lo merecía y a alguno que no, pero que pasaba por allí.

    Me entran hasta ganas de contratarte si un día me quisiera construir una casa. Aunque solo fuera por las risas. Qué pena lo del "Ex-".

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  2. ¡Ah, qué tiempos!

    En cualquier caso, el presente es el presente, y tampoco está mal. Y además la cosa va por escrito, en su sobrecito, y llegaría ayer, o llegará hoy. Y me hace una ilusión tremenda imaginarme la cara del arquitecto al leerla.

    Lo agradecido que le estoy por darme esa tremenda oportunidad de comentar cuatro cosillas, y no quedarme con las ganas.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.