Cuando las nubes cubran las estrellas, cuando sólo graznen los cuervos imaginarios en la tiniebla de carbón, que será plomo negro, helado y hueco, cuando fuera no haya más que la bofetada del viento frío y la desintegración de las sinapsis pintando estrellas fugaces ante tus ojos abiertos e inútiles, cuando, en resumen, ni sientas ni padezcas, ni sepas si vives o no, si existe un mundo o sólo lo soñaste, cuando, resumiendo aún más, ni veas ni oigas ni nada, entonces será mejor que te tragues las ganas de correr, porque hay escalones ahí fuera, y trampas, y precipicios, y paredes, y barandillas, y puertas entornadas, y cables pelados reptando sinuosos por el suelo encharcado.
Tú agáchate con mucho cuidado, recógete las rodillas entre las manos, y después tómate el tiempo que necesites para elegir si buscar y tal vez no encontrar una cerilla, un mechero o un interruptor en tu bolsillo, o dejarlo estar y confiar en que quizá, al tiempo, le dé a algún sol por pasarse por allí.
siempre le da
ResponderEliminarbeso
Caramba, me siento presa de una encerrona organizada por mí mismo: ahora te diría yo mi refrán favorito, ese de "fíate tu de la Virgen y no corras", pero si mi post iba de no correr, sería absurdo...
ResponderEliminar¡Socorro!
Y beso.