27.11.08

cuando ya no queda esperanza, ahí está Dios

–Es que no vale la pena discutir contigo –ha dicho, gruñendo, según pasaba, una compañera de la secta a un segundo compañero–. Es como darle palos al viento.

–Un dos tres, responda otra vez, por veinticinco pesetas la respuesta, ¡frases de ese tipo para decir que algo es inútil! –dice el segundo compañero.

–Es como mearle al mar –dice un tercero.

–Es como soplarle a un avión –dice el segundo.

–Es como escupir en una piscina –insiste el tercero.

–Es como empujar una montaña –replica el segundo.

–Es como poner una bomba en una morgue –propone el tercero.

–Es como dar un salto para ir a la Luna –se revuelve el segundo.

–Es como mearle al viento –empieza el tercero, desesperado, con los crossovers.

–Es como hablarle a una piedra  –responde confiado, seguro de la victoria, el segundo.

Hay un silencio incómodo.

–¿Es como soplar en un huracán? –murmura por fin el tercero.

–¡Ja! ¡Esa es de las mías! –proclama victorioso el segundo–. ¿Nada de mear escupir, muertos ni tiros?

El tercero contiene las lágrimas, agacha la cabeza y se sorbe ruidoso los mocos.

–No –balbucea–. No puedo competir contigo… es… es.. es como…

Y busca, desesperado. Pero cuando toda esperanza muere, ¿qué nos queda? Queda Dios.

–Como… como sodomizar a Dios.

Silencio en la oficina. El tercer compañero da por zanjado el tema, agacha la cabeza, y se pone a teclear en esta ventanita, clá clá clá clá clá.

1 comentario:

  1. era tan tú el tercer compañero...

    pues cuando he leído el título he pensado... ya sabes... esp... he dicho, ay, que va a hablar de ella

    ...

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.