4.10.08

friquismo, día 3

Fuimos ayer al cine, Juanito y yo, para ver Death Race, una película que no le recomiendo a nadie, una película sin pies ni cabeza, una película cuyo único fin respecto a los actores consiste en lucimiento de musculos y escotes, y cuyo mayor mérito son las escenas de violencia que implican a coches blindados atiborrados de armamento que se fríen a tiros los unos a los otros, una película de esas que hacen pensar que un guionista le dice a su hija de cuatro años ¡hija, bonita, ayuda a papá a pensar una trama!

Nos lo pasamos como enanos. Al salir, Juanito me decía

-¿Sabes?, esta es de esas películas que me alegro de haber venido a ver contigo.

Es normal. Sólo nosotros podemos estar ahí sentados y sentir, cuando al protagonista le dicen que su coche va a ser un Ford Mustang (blindado y armado y casi irreconocible, pero ¡un Ford Mustang!) un regocijo que le hace murmurar ¡uooo!, y ser plenamente consciente de que, al lado, el colega está pensando exactamente lo mismo. Sentir que el rugido ronco y voraz de ese motor tiene un algo musical inmensamente bello. Y, bueno, acoger con regocijo las visceras y la sangre y la violencia, claro, eso también.

En parte era muy lógico que fuésemos a ver esa película. Me estoy dedicando en cuerpo y alma al Need for Speed. Lo primero, como demuestra la primera imagen de este post, fue el peugeot 206 rojo. Que va quedando como se ve. El segundo paso camino de recuperar el Pontiac GTO que me fue arrebatado por la defunción del disco duro, es un Toyota Célica. Que, bueno...

Ya solo queda correr.

4 comentarios:

  1. Joer, si hubiera puesto las fotitos más juntas me hubiera sido menos mareante jugar al juego de las x diferencias.
    Me estoy cogiendo un mareillo de lo más tonto.

    Eres un obseso... que lo sepas.

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  2. Obsesisísisisimo.

    ¿Las siete diferencias?
    Hmmm.
    1. El de arriba es un Peugeot y el de abajo un Toyota.
    2. Las llantas son distintas.
    3. El peugeot tiene un capó de fibra de carbono.
    4. El Toyota, una toma de aire de fibra de carbono.
    5. Los alerones son distintos (la fibra de carbono va para el Toyota, aquí).
    6. Las pegatinas de las puertas son distintas...
    7. Y el Toyota, en los laterales, tiene unas bandas blancas que no tiene el Peugeot.

    ¡Joder, pues sí que eran siete!

    Qué miedito me das, Pip.

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  3. Yo no he dicho que fueran siete... acabas de demostrar que me has leído en diagonal o que has despejado la x con menos esfuerzo que el empleado en buscar las diferencias.

    Miedo me da a mi mentarte la palabra despejar la x

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  4. ¡Si ya lo hice, x = 7, eh!

    No, bueno, se me fue. El juego de las diferencias suele consistir en eso, siete.

    Pero yo no te leo en diagonal, Pip. Sería terrible para mis cervicales.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.