12.8.08

mi única dosis de olimpismo

Sucede que, y no creo que a estas alturas te sorprenda en lo más mínimo, los juegos olímpicos a mí no es que no me gusten, es que me aburren sobremanera. Todo ese rollo de la superación personal y la hermandad entre los pueblos a mí me choca frontalmente con las imágenes que me vienen de inmensas infraestructuras innecesarias levantadas a mayor gloria de un régimen tan absurdamente represivo como para prohibir el acceso ¡a esta página!, y con esas otras que vienen de Osetia del Sur, y con ese despliegue de tipos ultramusculados y señoras ultramusculados también que se dedican a corretear, y saltar, y lucir publicad deportiva y defender, con un orgullo casposo, a esos entes sanguinolentos y obsoletos que se llaman países.

Y me da la alergia, me da. Intento poner el telediario a ver si por un casual les da por informar de algo que tenga que ver con mi pobre Real Madrid y nada, ahí les tienes, intentando que yo me conmueva porque un tío de Cuenca se esté jugando un trozo de metal con otro de Pernambuco, con la excusa de que no, es que el de Cuenca es de los míos. Español como yo. Como si a mí me importase un pito. Y encima con el maldito plan ADO ese de las narices. Vamos a pagar a gente para que se pasen el día corriendo y trepando y saltando y haciendo algo absolutamente improductivo. En fin.

Pero bueno, yo soy yo, y el resto del mundo no tiene por que sufrir las consecuencias de mi integrismo (o al menos, no todo el tiempo, qué coñazo), así que a veces termino sentado en el sofá, junto a mi compañero de piso, trasteando con el portátil mientas el ve, qué sé yo, al equipo olímpico español de lanzamiento de chapas de botellín fajarse duramente con el combinado nacional turco en los sesentaycuatroavosdefinal. Que probablemente fuese otra cosa (no sé, tal vez unas griegas y unas españolas jugando con una pelotita a algún deporte que, encima, también aborrezco en sí mismo), pero eso era más o menos lo que había en pantalla para mí. Y yo de vez en cuando escuchaba al comentarista y me indignaba. Oh, sí, claro a 10 minutos del final y con 10 puntos de ventaja nos enfrentamos a un final complicado. Oh, mira, ahora  quedan 2 minutos y los de rojo van con 20 puntos de ventaja: cómo se les complica el tema. En lo extradeportivo al hombre le daba por comentar, de cuando en cuando, lo raro que eran los chinos, y cómo animaban y demás. Yo mentalmente lo añadí a la lista de gente a la que ordenaré decapitar cuando me convierta en monarca absolutista, comenté algo ofendidísimo sobre que los comentaristas deportivos deberían atenerse a lo deportivo, y seguí trasteando por internet, sin saber que en breve me iba a tocar tragarme mis palabras.

Terminó aquel suplicio y anunciaron el tenis, el partido, en diferido, entre el señor Nadal y un italiano que tenía el fabuloso nombre de Potito. Esto último sería razón suficiente para haber visto aquello, aunque sólo fuese por la risa floja que me iba a dar cada vez que lo mencionasen por su nombre de pila, pero es que además sucede que el tenis es uno de los pocos deportes que sí que me gustan, así que dejé el portátil a un lado, nos repantigamos bien en el sofá y nos preparamos para ver el partido. Comentaban mis dos comentaristas favoritos de tenis de toda la historia, el tipo de TVE cuyo nombre desconozco, y Àlex Corretja. Y me tocó tragarme mis palabras porque Corretja tiene la manía y el don de ser, tal vez, el comentarista más surrealista que he tenido el placer de escuchar. En apenas veinte minutos,

  1. nos había contado que era un vago redomado que se había levantado con la esperanza de que lloviese, para poder decir “guay, no hay partido, me vuelvo a la cama”... lo que implicó, con el comentario de su sufrido compañero (“no, dejó de llover una hora antes del partido”), que se había levantado con la hora un poco justa.
  2. nos definió lo que era una pelota “blanda como una morcilla”.
  3. organizó una cruzada para quitarse de en medio el monitor de otro grupo de periodistas que le tapaba una parte del campo, primero bajando a su puesto cuando no estaban y moviéndolo, luego quejándose cuando vinieron “hey, my friend, my friend! Nada, ni puto caso”, y por último intentando provocar a su compañero para que fuese él a resolver el tema, que por lo visto el comentarista era un tipo enorme.

Y así durante todo el partido. Bueno, también encontró tiempo para quejarse continuamente por absolutamente todos los detalles de la organización que se referían al tenis (desde la total falta de estadísticas hasta lo que les decían para anunciarles que iban a dignarse a poner una repetición, y decía con voz cursi y afectada “reeeplaaay”), montarse una timba de apuestas de helados con su compañero y, naturalmente, contar el partido de forma entretenida y didáctica.

Y terminó y nos lo habíamos pasado en grande, y no ya por el partido en sí, que encima vi con ese desinterés omnisciente de quien ya sabía el resultado, sino por las idas de pinza y las coñas del señor Corretja. Me pregunto cuánta culpa tendrá ese hombre de que a mí me guste el tenis, cuántos partidos me habré tragado sólo por escucharle las tonterías que se le pueden ocurrir durante un partido, muerto de risa. Y sospecho que bastante.

Pero no se volverá a repetir (salvo con otros partidos de tenis). Olimpismos a mí, ja. Para vosotros todo.

 

 

 

 

 

9 comentarios:

  1. Lo de defender con orgullo casposo es algo bastante secundario porque a los deportistas las olimpiadas no les gustan demasiado, la mayoría van porque les obligan o porque sacarán una buena tajada (como el americano ese que si gana las 8 medallas de oro se llevaba un millón de dólares extra). La mayoría prefiere participar en los mundiales que tienen mucho más prestigio.

    Con las noticias pasó lo mismo con la eurocopa hace nada. Ahora por lo menos se ven deportes distintos que quieras que no, es una novedad entre tanto fútbol, fútbol y fútbol.

    A mí me gustan las olimpiadas. No duran demasiado para emitirse una vez cada 4 años y siempre me ha llamado la atención la gente que esa capaz de hacer cosas que a mí no me salen (soy así de fácil de impresionar).

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  2. David, vaya morro le echas para poner el Deporte (así, en mayúsculas) a caer de un burro (que si aburrido, que si esponsorizado, que si innecesario, que si patriótico...), y al mismo tiempo declararte fan de un equipo igual de orgullosamente casposo, de un deporte igualmente aburrido, esponsorizado, innecesario y patriótico/localista.
    Yo, personalmente, estoy con konrad: prefiero ver cada 4 años un montón de deportes que, en general me chupan un pie, a tragarme como un autómata dos o tres partidos de júrgol a la semana y adorar a divos que cobran una cantidad indecente de dinero por, básicamente, tocarse los güevos.

    Y ahora, cástigame, anda...

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  3. Pues fíjate que, pese a las argumentadas razones de los dos comentarios de arriba, y, justo por eso, no exentos de razón, yo estoy contigo David. Me muero porque empiece ya la Champions, aunque mis intereses sean diametralmente opuestos a los tuyos. Y lo del Sr.Corretja, la verdad es que nunca me fijé, habrá que darle un tiento.

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  4. Konrad, ÓsQar, si me parece estupendo que a vosotros os guste apartaros de la saturación del fútbol y ver más deportes. Es vuestro gusto. Pero es que a mí no me gustan casi ninguno de esos deportes, y sí me gusta el fútbol, y hombre, ni se puede comparar la pedazo de Eurocopa que vimos hace nada, con un porrón de equipos jugando de maravilla, con esta cosa que de pronto tienes billar y de pronto badmintong y de pronto tiros de rosca con panes duros.

    ÓsQar, de "igualmente" nada, en primer lugar para mí el fútbol no tiene nada de "igualmente" aburrido ni de patriótico, y por lo menos no tiene esa hipocresía absurda del maldito espíritu olímpico que ya me dirás qué es. Al menos el fútbol es honesto y sólo quiere ser eso, fútbol.

    Ruidoperro, no dejemos que los intereses contrapuestos nos separen, hombre. El fútbol es fútbol y si el Barça juega bien, pues no seré yo quien le niegue el aplauso o no se lo pase bien viéndolo.

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  5. ¿Pero tú has leído lo que has escrito?
    Dejemos aparte lo de aburrido por ser algo puramente subjetivo, pero:

    1) Patriotismo: ¿Cómo puedes decir que el fútbol no tiene un tuf patriótico? Y menos después de mentarme la Eurocopa. Pero incluso bajando a la escala de los equipos locales, hay un instinto primitivo a festejar los colores propios y escupir en los ajenos que ya quisieran para sus soldados los generales de un ejército. Por más que le dores la píldora a Ruidoperro, seguro que en cuanto se dé la vuelta pones a parir al Barça como mandan los cánones madridistas.

    2) Hipocresía vs. honestidad: Oh, ya veo... así que en el fútbol todo es deporte en estado puro, juego limpio y pasión, ¿no? Es decir, ¿no hay patrocinadores, contratos zillonarios, sobornos, primas, maletines, cotilleos, prensa rosa, escándalos de faldas, violencia, agresiones, racismo, política, chalaneo, negocios limpios, negocios turbios, negocios inmobiliarios y, por resumir, mierda a paladas? Venga, no me jodas!!!

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  6. Descarta también el patriotismo por subjetivo: para mí, desde luego, el fútbol no es un asunto de banderas. Lo que más me gustan son las competiciones de clubes, y me lo paso pipa viendo un buen partido al margen de que lo juegue mi equipo o no, y en cuestión de campeonatos de selecciones, pues igual, Modric, Ashavin y Holanda casi al completo me despiertan tanta simpatía como los jugadores de España. Que nuestro equipo haya hecho el mejor fútbol a mí me parece algo que no deja de ser circunstancial.

    Y respecto a la hipocresía, hablo de eso, hipocresía, no honestidad ni integridad. No he oído nunca hablar del "espíritu del fútbol" ni de lo bonito que es que se paren las guerras para jugar un mundial, la verdad.

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  7. Además, si yo viera un Medrid -Barça con David, que igual se da el caso alguna vez, me gustaría que él pusiera a parir a Eto'o, a Laporta y a Puyol durante los 90 minutos, y poder hacer lo mismo yo con Raúl, Guti o Calderón, y que después del partido nos fuéramos de cañas como si nada hibera sucedido. Ésa es la rivalidad bien entendida, lo demás sí que es hipócrita.

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  8. quise escribir madrid y no medrid, a ver si por una errata estúpida se desatan las hostilidades :)

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  9. Uy, Ruidoperro, yo soy muy insoportable para los Madrid-Barça... si va ganando el Madrid, porque no paro de soltar jijijis, y si va ganando el Barça, pues porque estaré diciendo "oooh, ¡qué pase, qué gol, mola!"

    Y no seré yo quien ponga a parir a Eto'o o Pujol, ni quien defienda a Raúl o Calderón. Lo de Laporta y Guti, puede funcionar.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.