Pasan nubes y yo las miro pasar. Es una buena dedicaciĆ³n para un lunes en el que no me apetece hacer gran cosa. O en el que no puedo hacer gran cosa de lo que me apetece. Yo ahora me dedicarĆa de mil amores a tirarme en alguna mullida superficie, digamos un sofĆ”, digamos una cama, digamos un par de metros cuadrados de hierba, y a leer perezoso escuchando sin oĆrla alguna mĆŗsica de fondo obsesivamente escogida. Yo ahora me dedicarĆa de mil amores a seguir incrementando mi odio por Glenn Close, viendo dos o tres capĆtulos de Damages. Yo ahora me tumbarĆa de espaldas en el suelo y levantarĆa los pies hacia el techo y me entretendrĆa separando las puntas y juntĆ”ndolas mientras canturreo eso de “con siete planchas de pulioretaaanooo” que le he pegado a la Muchacha. Yo ahora me irĆa al Paseo del Prado, a ver guiris pasar. Y yo ahora irĆa por ahĆ con las manos en los bolsillos y la cĆ”mara en bandolera a ver si me la encontraba por ahĆ, y nos tomĆ”bamos un segundo cafĆ© y nos tranquilizĆ”bamos un poco jugando a hablar como idiotas y a continuar dilucidando, mĆ©todos de tortura diversos mediante, si yo ya habĆa visto o no los capĆtulos 10 y 11 de la 4ĀŖ temporada de Perdidos antes de que por fin pudiĆ©semos verlos ayer a dĆŗo. O podrĆa pasear y tratar de hacer algo asĆ efectista y dramĆ”tico con estas nubes gordinflonas que veo pasar, pinchĆ”ndolas en lo alto de los edificios a golpe de obturador.
Pero desde luego no me apetece trabajar, hoy –y me enfrento a las tareas del dĆa como quien aparca de oĆdo y sin mirar, insistiendo a ciegas hasta que las cosas cuadran. Ni me apetece ponerme filosĆ³fico, que me conozco e iba a terminar hablando de asnos, humanos, piedras, tropezones y desesperaciĆ³n. Ni aguantar aquĆ las 3 horas que aĆŗn faltan para que me pueda sonando convincente al decir que ya vale por hoy.
Si es que deberĆa haberle hecho caso a la Muchacha cuando esta maƱana, como casi todas las maƱanas, me ha dicho
–No vayas hoy a trabajar.
–Es que tengo que ir, corazĆ³n, que si no luego me miran mal.
–Pues llĆ”males y diles que estĆ”s malo.
–No se lo van a creer, que saben que soy un golfo y van a pensar mal y a acertar.
–Diles que estĆ”s malo, que te he pegado una rara enfermedad tropical.
–¿Una rara enfermedad tropical?
–El dengue, por ejemplo.
–¿Eso es una enfermedad?
Ella me asegura que sĆ, aunque yo como nunca he oĆdo hablar de eso a Greg House la miro raro. Aunque hoy por fin me ha dado por mirar quĆ© dice la Wikipedia sobre el dengue ese. Estoy por imprimirlo, estudiarme los sĆntomas, inventarme una bella historia sobre contagios, convalecencias, mĆ©dicos patidifusos, aislamientos, feas enfermeras con bigote y sudorosos estados febriles. Aunque desde ya sospeche que nunca tendrĆ© la sangre frĆa como para soltarla en el trabajo. Ah, la maldita coherencia de la trama. Es que no me veo convenciendo a nadie de que la Muchacha es una Stegomyia aegypti. Y si yo no logro creerme mi propia mentira, no sĆ© a quiĆ©n voy a engaƱar. Es mi estigma, la autocredibilidad. Tampoco es que se me de bien creerme mis propias verdades. Siempre he sido muy escĆ©ptico respecto a mĆ mismo, me digo, pensativo, asĆ, mientras miro, pues eso, las nubes pasar.
SĆ, el dengue existe. En mi infancia tropical se escuchaba de fondo aquello de que "Ć©ste loq ue tiene es dengue" y uan, mientras jugaba a las muƱecas, no le deba mayor importancia. Como que "en el corredor de la casa de don alfonso (el vecino) apareciĆ³ una culebra de dos metros", etc.
ResponderEliminarLindo este post tan de letras que apenas me ha hecho pensar, dear deivid. ¿CuĆ”nto tiempo no?
Un abrazo!
Gracias, Pi, por reforzar mi siempre maltrecha credibilidad, ja ja.
ResponderEliminarY leƱe con las culebras que aparecen en los salones Ć_Ć“
¡Cuanto tiempo, sĆ!, y hmmm, hmmm, me alegro de no hacer pensar, tal y como estĆ” el mundo eso debe ser bueno, ja ja.
Abrazos y besos, guapa.
Yo hoy tampoco tengo ganas de trabajar. Bueno, en realidad, nunca tengo ganas y, como tĆŗ, lo cambio por tirarme en la arena de la playa a leer y ver pasar a la gente, inmersa en su vida, como si no existieran otras vidas. Como tĆŗ, estoy en la oficina, pensando que ya falta menos para volver a casa y continuar la rutina.
ResponderEliminarPublicado por aroa en 15:31
ResponderEliminardavid, 5/19/2008 03:38:00 PM
por poco, pero... la precisiĆ³n me salva d tus acusaciones...
je
quĆ© clase de desviaciĆ³n sexual es "tirarse a una mullida"??
ResponderEliminarOtra cosa. Adivino que la inspiraciĆ³n para este post te vino del tĆpico fondo de escritorio de las nubecitas!! Dime que sĆ!!
quĆ© clase de desviaciĆ³n sexual es "tirarse a una mullida"??
ResponderEliminarOtra cosa. Adivino que la inspiraciĆ³n para este post te vino del tĆpico fondo de escritorio de las nubecitas!! Dime que sĆ!!
Aroa, la precisiĆ³n es mi razĆ³n de ser, que para algo es uno matemĆ”tico, ji ji.
ResponderEliminar¿Y quĆ© acusaciones? ¿Las de plagio? Ya te has librado vilmente de ellas posteando ligeramente antes que yo, hum.
Martin, teniendo en cuenta la existencia de las Esther CaƱadas del mundo y demĆ”s bichos palo, tirarse a una mullida no sĆ³lo no es una desviaciĆ³n sino que es una muestra de cordura. ¿No?
Y Carmen, me olvidĆ© de contestarte, cabeza la mĆa; pues sĆ. Pero estos trabajos vienen bien para que recordemos la lecciĆ³n mĆ”s importante de finales del siglo XX: Marx estaba equivocado y el trabajo no sĆ³lo no realiza sino que encima es una mierda.
ResponderEliminar¿Se puede uno prejubilar con 32 aƱos?
Y como no hay dos sin tres, Martin, lo olvidƩ:
ResponderEliminarSĆ.
Pero digo sĆ porque me has pedido que lo diga, no porque me haya inspirado nada relacionado con Bill Gates. Tengo un fondo de pantalla con nubecitas, tanto en casa como en el curro, mĆ”s o menos, pero ninguno tiene nada que ver con esa pastelada alineante y asĆ©ptica que envenena el culo del Windows, blerg.