19.5.08

pasan nubes

Pasan nubes y yo las miro pasar. Es una buena dedicaciĆ³n para un lunes en el que no me apetece hacer gran cosa. O en el que no puedo hacer gran cosa de lo que me apetece. Yo ahora me dedicarĆ­a de mil amores a tirarme en alguna mullida superficie, digamos un sofĆ”, digamos una cama, digamos un par de metros cuadrados de hierba, y a leer perezoso escuchando sin oĆ­rla alguna mĆŗsica de fondo obsesivamente escogida. Yo ahora me dedicarĆ­a de mil amores a seguir incrementando mi odio por Glenn Close, viendo dos o tres capĆ­tulos de Damages. Yo ahora me tumbarĆ­a de espaldas en el suelo y levantarĆ­a los pies hacia el techo y me entretendrĆ­a separando las puntas y juntĆ”ndolas mientras canturreo eso de “con siete planchas de pulioretaaanooo” que le he pegado a la Muchacha. Yo ahora me irĆ­a al Paseo del Prado, a ver guiris pasar. Y yo ahora irĆ­a por ahĆ­ con las manos en los bolsillos y la cĆ”mara en bandolera a ver si me la encontraba por ahĆ­, y nos tomĆ”bamos un segundo cafĆ© y nos tranquilizĆ”bamos un poco jugando a hablar como idiotas y a continuar dilucidando, mĆ©todos de tortura diversos mediante, si yo ya habĆ­a visto o no los capĆ­tulos 10 y 11 de la 4ĀŖ temporada de Perdidos antes de que por fin pudiĆ©semos verlos ayer a dĆŗo. O podrĆ­a pasear y tratar de hacer algo asĆ­ efectista y dramĆ”tico con estas nubes gordinflonas que veo pasar, pinchĆ”ndolas en lo alto de los edificios a golpe de obturador.

Pero desde luego no me apetece trabajar, hoy –y me enfrento a las tareas del dĆ­a como quien aparca de oĆ­do y sin mirar, insistiendo a ciegas hasta que las cosas cuadran. Ni me apetece ponerme filosĆ³fico, que me conozco e iba a terminar hablando de asnos, humanos, piedras, tropezones y desesperaciĆ³n. Ni aguantar aquĆ­ las 3 horas que aĆŗn faltan para que me pueda sonando convincente al decir que ya vale por hoy.

Si es que deberƭa haberle hecho caso a la Muchacha cuando esta maƱana, como casi todas las maƱanas, me ha dicho

–No vayas hoy a trabajar.

–Es que tengo que ir, corazĆ³n, que si no luego me miran mal.

–Pues llĆ”males y diles que estĆ”s malo.

–No se lo van a creer, que saben que soy un golfo y van a pensar mal y a acertar.

–Diles que estĆ”s malo, que te he pegado una rara enfermedad tropical.

–¿Una rara enfermedad tropical?

–El dengue, por ejemplo.

–¿Eso es una enfermedad?

Ella me asegura que sƭ, aunque yo como nunca he oƭdo hablar de eso a Greg House la miro raro. Aunque hoy por fin me ha dado por mirar quƩ dice la Wikipedia sobre el dengue ese. Estoy por imprimirlo, estudiarme los sƭntomas, inventarme una bella historia sobre contagios, convalecencias, mƩdicos patidifusos, aislamientos, feas enfermeras con bigote y sudorosos estados febriles. Aunque desde ya sospeche que nunca tendrƩ la sangre frƭa como para soltarla en el trabajo. Ah, la maldita coherencia de la trama. Es que no me veo convenciendo a nadie de que la Muchacha es una Stegomyia aegypti. Y si yo no logro creerme mi propia mentira, no sƩ a quiƩn voy a engaƱar. Es mi estigma, la autocredibilidad. Tampoco es que se me de bien creerme mis propias verdades. Siempre he sido muy escƩptico respecto a mƭ mismo, me digo, pensativo, asƭ, mientras miro, pues eso, las nubes pasar.

9 comentarios:

  1. SĆ­, el dengue existe. En mi infancia tropical se escuchaba de fondo aquello de que "Ć©ste loq ue tiene es dengue" y uan, mientras jugaba a las muƱecas, no le deba mayor importancia. Como que "en el corredor de la casa de don alfonso (el vecino) apareciĆ³ una culebra de dos metros", etc.

    Lindo este post tan de letras que apenas me ha hecho pensar, dear deivid. ¿CuĆ”nto tiempo no?
    Un abrazo!

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  2. Gracias, Pi, por reforzar mi siempre maltrecha credibilidad, ja ja.

    Y leƱe con las culebras que aparecen en los salones Ɠ_Ć“

    ¡Cuanto tiempo, sĆ­!, y hmmm, hmmm, me alegro de no hacer pensar, tal y como estĆ” el mundo eso debe ser bueno, ja ja.

    Abrazos y besos, guapa.

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  3. Yo hoy tampoco tengo ganas de trabajar. Bueno, en realidad, nunca tengo ganas y, como tĆŗ, lo cambio por tirarme en la arena de la playa a leer y ver pasar a la gente, inmersa en su vida, como si no existieran otras vidas. Como tĆŗ, estoy en la oficina, pensando que ya falta menos para volver a casa y continuar la rutina.

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  4. Publicado por aroa en 15:31

    david, 5/19/2008 03:38:00 PM

    por poco, pero... la precisiĆ³n me salva d tus acusaciones...

    je

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  5. quĆ© clase de desviaciĆ³n sexual es "tirarse a una mullida"??

    Otra cosa. Adivino que la inspiraciĆ³n para este post te vino del tĆ­pico fondo de escritorio de las nubecitas!! Dime que sĆ­!!

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  6. quĆ© clase de desviaciĆ³n sexual es "tirarse a una mullida"??

    Otra cosa. Adivino que la inspiraciĆ³n para este post te vino del tĆ­pico fondo de escritorio de las nubecitas!! Dime que sĆ­!!

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  7. Aroa, la precisiĆ³n es mi razĆ³n de ser, que para algo es uno matemĆ”tico, ji ji.

    ¿Y quĆ© acusaciones? ¿Las de plagio? Ya te has librado vilmente de ellas posteando ligeramente antes que yo, hum.

    Martin, teniendo en cuenta la existencia de las Esther CaƱadas del mundo y demĆ”s bichos palo, tirarse a una mullida no sĆ³lo no es una desviaciĆ³n sino que es una muestra de cordura. ¿No?

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  8. Y Carmen, me olvidĆ© de contestarte, cabeza la mĆ­a; pues sĆ­. Pero estos trabajos vienen bien para que recordemos la lecciĆ³n mĆ”s importante de finales del siglo XX: Marx estaba equivocado y el trabajo no sĆ³lo no realiza sino que encima es una mierda.

    ¿Se puede uno prejubilar con 32 aƱos?

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  9. Y como no hay dos sin tres, Martin, lo olvidƩ:

    SĆ­.

    Pero digo sƭ porque me has pedido que lo diga, no porque me haya inspirado nada relacionado con Bill Gates. Tengo un fondo de pantalla con nubecitas, tanto en casa como en el curro, mƔs o menos, pero ninguno tiene nada que ver con esa pastelada alineante y asƩptica que envenena el culo del Windows, blerg.

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Con la tecnologĆ­a de Blogger.

Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la mĆŗsica que no le gusta a nadie y las pelĆ­culas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez mĆ”s libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pĆ”nico, no cuelgo aquĆ­.