-¡Tú no sabes todo lo que he tenido que hacer para conseguirte Doritos! -exclamé yo.
-Pero qué dices -dijo la Muchacha.
Era normal su extrañeza. Al fin y al cabo estábamos aquí, solos, a oscuras y naturalmente sin Doritos, charlando en duermevela, y de pronto esa frase había conseguido deslizarse desde una región de mi cerebro que probablemente se había dado un paseo informal por las regiones del sueño. Ella se echó a reír y yo me sentí bastante bobo.
Y después de un par de ay ays y de unos cuantos movimientos compasivos de cabeza continuamos con la conversación previa. Duró dos frases más. A la tercera la Muchacha dijo
-¡Mira, un cumpleaños!
Estando aquí, solos, a oscuras y naturalmente sin nadie celebrando ningún cumpleaños en la habitación.
Nos quedan unas conversaciones muy poco cuerdas y para nada coherentes, a esas horas de la noche.
La Muchacha lee esto en la ventanita del blogger y dice
-Anda, borra todo, bonito.
Y yo, como no le da la gana contarme aquello de Córdoba, pues cojo y le doy al botón de enviar, ji ji.
19.4.08
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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.
Pepa y Avelino...
ResponderEliminar;P
Pues Martin, te iba a decir que no tengo el gusto, pero pensándolo bien creo que lo que tengo es una memoria con más agujeros... con más agujeros... con más agujeros queee... Madrid en los sueños (no presidenciales ni vengativos sobre Esperanza Aguirre) de Gallardón, ji.
ResponderEliminardavid... pepa y avelino... pe-pa-y-a-ve-li-no!!!!!
ResponderEliminaray
si no vieras dibujos animados a esas horas y tuvieras una abuela como la mía, taaaan ofuscada desde que se los han cambiado