"Sí, he dicho Windows 2000. Trabajar para el sector público tiene estas servidumbres. El otro día les descubrí a mis compañeros las ventajas del calendario de Outlook sobre las agendas de papel y casi me queman en la hoguera por brujo."
(Ender, en Halón Disparado)
Hoy ha sido un día ocupadillo. Entre que mañana hay travesía del Bremen (el taller amnésico, para los literarios... digo, bueno, al vesre), con rebelión a bordo incluida (¿seré Marlon Brando? ¿seré Marlon Brando? ¿Es este mi michelín profético?), y que después de una infinidad de tiempo para prepararlo he retomado la gloriosa tradición de ir siempre coneltiempopegaoarculo, y que en el trabajo hoy he estado entreteno cual febril operador de teclas, se me ha pasado el día volando, oh oh. Pero hace no mucho ha sucedido esta conversación entre mi tirano y yo,
–Hola Deivid, oh señor del Datawarejaus, oh Cargador de Datos, o Maestro del Alt+Tab.
–Hola Pablo, oh otorgador de Dolores, oh Torturador Jefe.
–¿Te acuerdas de aquello que decíamos ayer que había que hacer y que es un puto lío?
–¿Eso que se come mis tiempos, que pudre mi mente y que no hay manera humana de hacer?
–Eso.
–Algo recuerdo (llevo todo el día con eso).
–Pues abórtalo.
Así que tengo un rato para solazarme mirando cómo el sol pinta de nata las cimas de las nubes y en fin, para escribir aquí. Pero no mucho, y estoy perro, y no tengo mucho tema así que a tirar de cosa fácil. Con todos ustedes la versión actualizada de la
LISTA DE CINCO COSAS QUE CAMBIARON MI VIDA
EN ORDEN DE IMPORTANCIA, SELECCIONADAS POR SU REPERCUSIÓN
Y vamos con ella. De menor a mayor,
5. Abrir este blog.
Aunque parezca mentira, lo considero una de las cosas más importantes de mi vida. Para un tipo tímido a la par que exhibicionista, como yo, Internet, con sus distancias físicas existentes aunque irrelevantes ofrece la trinchera suficiente, e Internet con su disponibilidad ofrece el escaparate suficiente. Puedo divagar aquí y hay hasta quien disfruta cotilleando mi vida, o sea, compartiéndola. Y se conoce gente. Sin este blog, por ejemplo, no habría para mí taller literario. Con todas sus implicaciones.
4. Irme a vivir con Leticia.
Fue un año de purgatorio, pero me ha venido bien. Me sirvió para independizarme "del todo" (sin lavadora siempre hay rendiciones a la pereza, en fin, y razones para querer mucho a la familia), para vivir en mi casa actual, y en fin, si no me hubiese independizado ahora no viviría con Juanito, y esto es ahora mismo algo bastante importante en mi vida y que me tiene mu felí. Además, fue irse Leticia e irme todo bien de golpe, que pareció que alguien me había quitado un mal de ojo. Y eso mola.
3. Estudiar matemáticas.
Y mira que no hacía falta, que yo tenía mi carrera, mi horizonte laboral sin problemas. Y no: Siete años más estudiando (y bueno, haciendo el golfo), estudiando algo que fue un placer por el puro placer que suponía, y que creo que ha cambiado para siempre mi forma de ver las cosas. A mí me gustó el cambio.
2. Comprarme la Nikon D50.
Y mira que al final me lo pensé y me lo pensé, que dónde iba yo gastándome 650€ en una cámara, que para qué quería yo ese bicho, que si le iba a sacar partido. ¿Económico? Pues no, entre gente que no me paga las fotos, premios que me pagan en especias y que yo regalo y tal, sólo he visto 40€ de premios y 4GB en tarjetas de memoria. Pero soy inmensamente feliz haciendo fotos, y eso vale la pena.
1. Besar a la Muchacha.
De esta última no explico las razones. Ya, ya lo sé, queda muy críptico así, pero hay cosas que uno debe guardarse.
Y nada más. Que pase usted un buen día, y si ve a Esperanza Aguirre, zancallidéela.
¿Leticia? ¿La Muchacha?
ResponderEliminarAsí no se puede, ¿eh?
Dos mujeres, una cámara de fotos, las matemáticas... y si al blog lo llamamos bitácora...
ResponderEliminarPues yo creo que lo de la Muchacha lo podrías explicar. Porque yo no lo entiendo mucho. Besar... de beso, ¿no?
Ángel, seres distintos. Leticia es el seudónimo no denunciable de la bruja que vivía conmigo. Y la Muchacha, la Muchacha.
ResponderEliminarDe la primera he hablé cinco veces, de la segunda, como cien mil y subiendo.
Y Lara, no, no explico. Ña ña ña. Y tanto contar, tanto contar, si es que el virus matemático se extiende.
cuenta cuenta david, cuentaaaa
ResponderEliminar"no hasta dos, ni hasta diez"
Aroa, Aroíta, Aroílla: Si no ver eso contado es como aquello de no poder ver el bosque porque no dejaban los árboles. Si es lo que hago, todo el rato, día sí día también.
ResponderEliminarHummmmm... ¿hiciste otra carrera antes que Matemáticas? ¿No será una Ingeniería? ¡Penitenciagite!
ResponderEliminarYo no me refería a contar, sino a que todo era en femenino...
ResponderEliminarBueno, en realidad es una gilipollez que no sé ni pa qué explico.
ResponderEliminarPerdona, pero "Leticia" no era una bruja, en todo caso sería una mala pécora ò_ó
ResponderEliminarY descuida, si me cruzo con la que jode lo que somos seguiré tu indicación.