11.3.08

rise against



Hace siglos que no hablo de música, y lo hecho de menos. Hice un amago hace una semana, cuando puse un post con unas cuantas canciones, sin más. Había una de los Rise Against, que son algo así como mi redención. En lo musical y en lo que no es lo musical.

Hay algo en este grupo que viene directo de (lo bueno que en su día tuvieron) Offspring y aquella escena de punk frenético y feliz de producción impecable. Hay una receta de éxito, una voz sentida de esas que a mí me pierden, sin duda no la mejor voz del mundo pero sí una voz insuperable que canta desde las entrañas, medio rasgada. Un intento, por lo general bordado, de no dejar que las canciones sean uniformes, de meterles ese cambio que las hace únicas, que hace que se las recuerde cuando ya han terminado, cuando uno va en el ascensor, cuando uno pasea, o friega, o duerme, o algo le duele, o algo le alegra.

Hay un algo en esta música, por las raíces que yo la encuentro, que me lleva de vuelta a entonces, a recorrer caminos polvorientos con las ventanas bajadas y la música atronando bajo un cielo azul de un tono puro y limpio como solo la montaña. Hay algo en esa música que me resulta liberador y terapético. Hay algo en esa música que va a hacer que esta semana santa me de por ponerles mucho en el coche, y espero que quien quiera sugerir que ponga otra cosa entienda, y me deje.

Porque a veces, hace falta.

Rise Against. Completar esa frase con lo que se tercie.

2 comentarios:

  1. Rise against... the machine?

    Tras el chiste malo y trasnochado (o madrugado, con más propiedad), intentaré oir algo de ese grupo, aunque no garantizo nada si no interpretan música posterior al siglo diecisiete.

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  2. Cruzo los dedos sin esperanza ninguna. Pero yo los cruzo. Por cruzarlos que no quede.

    Espero al menos se me reconozca el inmenso mérito de responder así, dedos cruzados.

    (Duele, ay)

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.