“That’s right: I now have an asteroid named after me.”
(Phil Plait, The Bad Astronomer)
No tengo muy clara la razón pero la estadística es la que es: Cuando algún amigo o amiga mía se va a Londres, suele hacerlo los viernes en el primer vuelo, y el pobre desgraciado que se pega el madrugón para hacerles el servicio gratuito de taxi soy yo, que encima me deshago en frases del tipo de “que no que no, molestia ninguna”, “calla calla, te acompaño de mil amores” y “me cago en tu santa madre”, ese último ya más tarde, cuando el o la o los amigo o amiga o amigos en cuestión ya están en Londres tan felices de la vida, sacando fotos y riéndose de lo estirados que son los ingleses, mientras yo estoy en una oficina trabajando y muerto de sueño. Yo, que cuando les digo que esto bien vale un mes de limpiarme la casa nunca hablo en serio (básicamente porque se niegan, supongo, que uno es idiota, sí, pero hasta cierto punto). Yo, que pienso que, total, por otra noche más sin dormir como el Monstruo de Espagueti Volador manda qué más dará. Me mantengo despierto porque cada cinco minutos recibo un correo de la Muchacha, más simpática que todas las cosas, preguntando que si me he quedado dormido, que si no, zzz.
Total, que hoy se iban mi compi y mi ex-jefe y aún primo y amigo para allá, y yo, mientras les deleitaba con mis sublimes gustos musicales, les he llevado dándome prisa no porque hiciese falta o llegasen tarde, sino porque por lo que recuerdo de mis legendarios días asolando Europa, uno tiende a ponerse nervioso siempre cuando tiene que ir a un aeropuerto: Todos hemos visto demasiadas películas en las que demasiada gente corría hacia demasiados mostradores y llegaba demasiado tarde y operarias no demasiado preocupadas les decían eso de “lo siento, su vuelo acaba de despegar”. Así que cuando uno lleva gente al aeropuerto no suelen ver mal que corra y que insulte y grite y emita espumarajos ante cualquier alteración del ritmo o del devenir del viaje. Y como aquello es un aeropuerto y los taxis los gravitan como bandada de buitres a res muerta, y como hay taxistas que son, digamos, bastante pachorros, esta mañana he tenido que sortear unos cuantos y, como entretenimiento y por dar ambiente, les he dedicado cuanto improperio se me ha ocurrido. No deja de ser por dar ambiente y como forma de eludir el sueño. Pero cuando iba aplicándole el tratamiento del vocerío y el adelantamiento rampante por la derecha al taxista milésimo tercero, una intuición repentina ha florecido en mi abotargado cerebro: He pensado primero que los taxistas son seres esencialmente malignos. Que ya sé que no es idea ni nueva ni original, pero luego, lo que he pensado, es que esa maldad, tan específica, merecería un nombre apropiado, que naturalmente sólo podría ser, redoble de tambores, taxismo.
Taxismo. La rima ya lo hace temible. Pero una rápida visita a la wikipedia y un reemplazar cuatro letritas por otras tres, nos da esta lectura:
The term taxismo was coined by the Italian taxist dictator Benito Mussolini and Hegelian philosopher Giovanni Gentile. It is derived from the Italian word taxio (...) and from the Latin word taxes. (...) It is also strongly associated with the taxist militia "taxi italiani di combattimento"...
Y ¿no suena demasiado inquietante para ser irreal? ¿Qué no nos contaron? ¿Qué nos falta por saber? ¿Qué pasado oscuro de dominación, tirania, invasión de carriles y obstrucción de pasos de cebra ocultan los taxistas? ¿Quién mejor que una horda de taxistas haría una blitzkrieg, que en esencia consiste en cruzar una raya continua?
El taxismo está ahí. Quien no quiera, que no lo vea, pero el taxismo está ahí. Dominándonos en la sombra. Medrando. Conspirando. Pitando. Y yo, yo lo voy a combatir. Yo, lo voy a combatir.
Y quien quiera alzar la voz de su claxon junto al mío, bienvenido sea en esta nueva lucha por la libertad.
¡Abajo con el taxismo! ¡A las barricadas, camaradas! ¡A las barricadas!
Eso explicaría por qué el 90% de los taxistas de Madrid escuchan la COPE...
ResponderEliminareh eh
ResponderEliminarque luego siempre te traemos regalos molones de Londres!
Además ya sabes, a quien madruga...
El taxismo no tenía algo que ver con vaciar las tripas de un faisán y rellenarlo de algodón?? tendré que volver a mirar en la güiquipedia...
ResponderEliminarPd.: Llevo chándal