28.2.08

el gusto por el trabajo

“Y así es como Farfour, el ratón integrista, se ha convertido en el Chanquete del mundo islámico.”

(Jose A. Pérez, Mi Mesa Cojea)

 

Dicese de una reunión que no es productiva cuando para completar este diálogo

–¿Los archivos que saca eso se pueden grabar como html?

–No.

hacen falta cinco horas.

Ah, el hastío de las reuniones. Sucedió ayer, y me dejó sumido en una melancolía que al pronto se tornó pereza y vagancia, de la que alehop, acabo de salir justo a tiempo para afrontar mi trabajo de hoy, que consiste en sumar números entre 1 y 7 a números entre el 20 y el 53, desordenados a lo largo de unos cuantos ficheros, esperando que cuando termine de hacer tal cosa más o menos al azar nada salte por los aires cuando le de a cierto botoncito.

Después de la infame reunión de ayer y de deshacernos de los cadáveres de los consultores me fui a comer con aquella a la que por abreviar llamaremos mi jefa. Como yo estaba muerto de hambre a mí me dio por hablar mientras esperábamos a que nos sirviesen la pitanza, y en fin, nos estuvimos contando cosas y compartiendo algo que une muchísimo entre compañeros, insultos hacia objetivos comunes (pobres consultores). Trajeron al fin viandas y andaba yo embuchándome pisto manchego como si no existiese mañana cuando ella, con la vista melancólica perdida en el cenagal tomatero que era mi plato a esas alturas, me preguntó

–¿Y te gusta tu trabajo?

Yo me interrumpí con el tenedor a medio camino de la boca aún medio llena del viaje anterior, y mientras la salsa goteaba sobre el plato desde mi boca abierta de par en par sopesé rápidamente la posibilidad de estar siendo sometido a una prueba de fe. Pero como no tengo fe ninguna y no puedo ser despedido por razones religiosas sin una indemnización de escándalo, fui sincero, y respondí

–Hmmm, sí.

Cosa que a la que por abreviar llamaremos mi jefa le debió parecer algo raro, por cómo me miró. Pero bueno, viendo lo que la cuento cada vez que hablo, cosa que intento evitar, ya debe ir acostumbrándose a que yo le parezca raro.

Como de costumbre, a la respuesta rápida para salir del paso, que tiene más de intuitiva que de razonada, siguió un análisis interior, cuya conclusión es la misma aunque la respuesta, en rigor, era.

–No.

Pero claro, habría que detallarla. Habría que añadir

–Ni puta falta que hace, la verdad.

Y claro, la cosa no se quedaría ahí, y todavía me quedaría decir

–Si yo aquí vengo a pasar el rato haciendo lo que sea para cobrar a fin de mes. Si fuera de aquí yo tengo mi vida, y ahora estoy escribiendo, tengo un blog estupendo y escribo un cuento cada 15 días, y además hago fotos, que aunque tenga el objetivo jodido y un fotoblog en pausa hasta que lo resuelva mato el mono cuando puedo y en la cámara se acumula un centenar y pico de pruebas, planos cortísimos y experimentos, y mientras voy practicando con el Photoshop, y todo eso por no hablar de la Muchacha, que por sí sola se bastaría para que mi vida fuese estupenda. Y duermo poco, los días fuera de aquí me cunden, y vengo más o menos a descansar, a pensar que qué bien todo y a matar el rato mientras la Muchacha está lejos, haciendo cosas por ahí. Y lo peor es tener que levantarme por las mañanas, sobre todo cuando ella está por ahí en modo dicharachero, que se pone graciosísima, pero como lo compensáis pagándome dinero para que le invite a copichuelas, al cine y a cenar, pues qué coño, qué me importan a mí las reuniones de cinco horas por una gilipollez o pasarme dos días sumándoles números del 1 al 7 a números del 20 al 53. Me gusta mi vida. Y el trabajo me importa una mierda, así que no, no me gusta, ni me disgusta: me da igual.

Pero claro, como responder eso implicaba que se enfriasen las albóndigas que ya traía Jose, el camarero del que tengo que hablar aquí algún día, pues la intuición, en el tiempo del “hmmm” que precedió la respuesta, tomo el mando, dijo “resume y come, David”, y eso hice.

 

 

 

 

4 comentarios:

  1. ay, si nos pagaran por ...


    por ser/estar

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  2. Pues dentro de los límites que marcan las notables diferencias entre nuestras respectivas vidas privadas, podría decir que coincido bastante con tu forma de enfocar tu vida laboral (no sé si también profesional).
    ¿Trabajar? Pues porque no me quedan más cojones, que si no, iba a trabajar su p*t* m*dr*!
    XD

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.