15.2.08

100 días de Pax Cecilia

“San Valentín, un santo que, por cierto, fue canonizado en 1969, una terminación numérica tan adecuada como irreverente para el santo del amor. Pero eso es otra historia.”

(Peluche, Tantos hombres y tan poco tiempo)

 

((Hoy, preludio #1, una reivindicación: Con lo pastelero que se ha vuelto mi blog ¿esperabas ayer alguna gansada, por San Valentín? ¡Pues ala, resistí, ja! Pero no puedo jactarme demasiado de ello, honestamente yo soy el primer sorprendido))

(Hoy, preludio #2, tienes que hacer click aquí y dejar que suene música, y lo estoy pidiendo por favor y no quiero empañar la alegría de este viernes tan bonito recurriendo a la coacción violenta, bate de beisbol con clavos en la punta mediante)

Y ya por fin, hoy, mi versión de la Pax. César Augusto tuvo su Pax Romana, que duró dos siglos; yo tengo a The Pax Cecilia. Hay grupos de música que marcan tiempos en el curso de la historia de cada uno, por cuándo se conocen, por las circunstancias de las que pasan a ser banda sonora, y The Pax Cecilia ya se ha convertido en uno de esos grupos, por lo que ha sido este tiempo, por su música, y por esa filosofía de la música, gratis, para quien le guste, con un par. Y ayer ahí tenía yo en el buzón una cajita que, por detrás, estaba forrada de sellos, por delante tenía el nombre y el logo del grupo –inmensa alegría, saltitos, sesión de fotos, en fin– y dentro, regalado como prometían, el disco. Así que se da la curiosa circunstancia de que los dos últimos discos originales que he conseguido me han llegado sin pagar un duro (y encima con una puntería inquietante sobre la inmensidad del calendario, el primero justo en mi cumpleaños, y este en San Valentín. Como sugiere la Muchacha ¿será que Correos me quiere?) regalados por los artistas, amigos o desconocidos. Como además son de dos grupos buenísimos y por lo general sumamente desconocidos, para saciar mi ego, a mí todo esto me hace tremendamente feliz.

Pero me hace más feliz aún escucharlos mientras pienso en la Pax Romana y en este periodo de mi vida que va más o menos desde que les conocí, o un poco después, hasta el presente: Me daba cuenta yo ayer de que se han cumplido, ultimamente, los cien días desde que, *cof, cof* Leticia, *cof, cof*, desapareció por fin de mi vida (por ahora literalmente: 100 días viviendo en el piso de arriba y aún no me he cruzado con ella. ¿Cuánto rencor se le puede guardar a alguien por hacerle faenas, que ni siquiera porque te las hagan, para jugar al escondite, al silencio acechante en el rellano y al recorrer aceras agazapándose entre los coches con tanta insistencia? ¿Tanto le jode cruzarse con aquel que dio todo por ella y al que puteó a cambio sistemáticamente? En fin, ella sabrá y a mí, curiosidad al margen, la verdad es que me importa un rábano), y como dice Elena es como si alguien me hubiera quitado un mal de ojo: En ese tiempo he cambiado de trabajo para venirme aquí a la secta satánica (donde se está de maravilla), he vuelto a escribir en serio (o todo lo en serio que uno puede escribir hasta empezar a pensar tonterías al respecto), he conseguido vender un par de fotos (lástima de objetivo roto, en fin, a ver si mi economía revive y retomo ese vicio), he conocido a gente estupenda, entre el taller y los amigos de la muchacha, y sobre todo, en fin, la Muchacha, la Muchacha, ay la Muchacha, como supongo que se habrá notado por aquí a pesar de mi exquisita discrección.

Así que yo escucho The Pax Cecilia, con su música melancólica y preciosista, con ese piano que, junto al de Muse, es de los más bellos que se pueden encontrar en un grupo musical, y ronroneo sin parar.

Luego dice la Muchacha que me restriego como un gato. Cómo no.  

4 comentarios:

  1. David, alma de cántaro, ni te sorprendas ni te jactes: en tu post del día de San Valentín has terminado diciendo lo fantástico que es haber conocido a la Muchacha XD

    Si es que cuando te pones a hablar un rato, bajas la guardia y claro...

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  2. Y ahora que he pinchado los hipervínculos, ya lo sé todo sobre David, excepto, claro está, si Elena y la Muchacha son la misma persona.

    ¿Son?

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  3. No, no son. Joer, no sabía yo lo del objetivo roto (y si lo sabía, lo había olvidado), qué putada! Yo que tú aprovechaba y me pillaba uno más tocho. Píllate un Sigma, que están muy bien de precio, y son majos de calidad. Ea, que me llaman a cenar! Y Sergio se cabrea si no voy :S

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  4. Elena, claro que sí, pero el nivel no fue especialmente casposo para lo que acostumbro en el último par de meses. Yo, en mi línea.

    Ángel, frío frío.

    Pero Elena, que es amiga mía de toda la vida, tiene una amiga que tiene una amiga que es amiga de toda la vida de la muchacha.

    Inere, si tuviese con qué pagarlo aprovecharía... peeero no. Así que nada, paciencia. Y sí, uno más grande, un 28x70 o así, estaría de puta madre. En fin, veremos cómo viene la cuenta bancaria en marzo...

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.