29.10.07

la velocidad de crucero



No me ayuda en nada a mi obsesión con las series que de pronto una de ellas termine con alguna canción que últimamente me esté volviendo loco.

Comentario este del que lógicamente uno no puede esperar más que indiferencia, pero al fin y al cabo esto es un blog, es concretamente mi blog, y sigo pensando, como he opinado últimamente por ahí (en lugares donde la velocidad de crucero me impide llegar, porque están detrás y porque están fuera de la ruta, y cuyas url no puedo copiar ni enlazar) que uno puede escribir aunque nadie lo lea, y una de las consecuencias de esa idea es que uno puede escribir para sí mismo y aunque a nadie le importe un bledo lo que escribe.

Que no será el caso porque gente hay mucha y cada cuál es cada cuál y al fin y al cabo yo también leo, he leído y leeré cosas que, en rigor, me han importado, importan e importarán un pimiento pero para las que encontré, encuentro y encontraré motivos de sobra para leer, aunque sólo sea el imaginar la voz detrás de esas palabras, o mecerme en ese sonido etéreo que le dejan a uno en el cerebro.

En cualquier caso, hay música que es genial para cuando uno pretende mantener velocidades de crucero, para cuando uno navega a velocidad de crucero. Y como yo no soy marinero y mis navegaciones no son más que envidiosas metáforas, puedo darme, polimorfismo de la mentira, a diversas navegaciones y tener diversos ejemplos.

Por ejemplo, hay poca música que puedan ser mejor para conducir en autovía un día en el que haya llovido que la pieza de Boccerini que aparece en la banda sonora de Master & Commander (cuyo nombre exacto, sintiéndolo mucho y con mil disculpas, debe recibir el mismo tratamiento que la url que no cité antes, por los mismos motivos: No voy a ponerme a buscar, ahora no).

Por ejemplo, hay pocas canciones como la que acompaña esta entrada para caminar, un octubre moribundo y revolucionario, por las calles de esta ciudad, o para sacudirle a uno una descarga de adrenalina y alegría cuando lo engancha totalmente por sospresa al final de un capítulo de Californication.

Y piensa uno cosas raras. Comentario tan vago que es inútil.

Y piensa uno cosas que se sorprende de estar pensando, como por ejemplo que da igual que la vida no parezca estar yendo a ninguna parte (siempre me pasa cuando no estoy enamorado, es lo que tiene ser idiota, o sea romántico), pero que me gusta el viento en la cara, la sensación de vértigo, la velocidad, los cambios que están sucediendo y van a suceder en un crescendo estupendísimo.

Sonrío, muerto de sueño.

Y (así, yo, otro coleccionista de flores muertas, un niño que señala lo obvio, aquel borracho que falla en ver que no despierta del público más que bostezos, el carroñero en un reino de herbívoros orgullosísimo de su menú de carne muerta al que nadie le acepta la invitación a almorzar) quería compartirlo.

Y ahora, si quiere, que empiece la semana; tiene mi permiso.

3 comentarios:

  1. Es "La Musica Notturna Delle Strade Di Madrid", por si alguien la necesita, o la quiere, o le ha picado la curiosidad...

    (y piensa cosas raras, mola)

    Besos
    K

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  2. No sé cómo suena esa de Master and Commander, pero sé que si yo condujera de noche (cosa que no hago ni por falta de carné ni de vehículo, sino por puro temor) pondría Damage de Kosheen una y otra vez.
    Soy una melómana y tu post me encanta. Hay tantas canciones para tantos momentos...y estoy segura de que ninguna de mis opciones serían de tu agrado.
    Besos de lunes y enhorabuena por lo del nuevo trabajo, suerte y todas esas cosas.

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  3. nuevo trabajo?? una desaparece unos días y ya no se entera de nada. en todo caso enhorabuena, un día de estos me pondré a leer todo lo atrasado.
    pero ahora no tengo tiempo!!!
    en fin, besos, ya me contarás, ya me pondré al día y todas esas cosas!!!!

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.