las clases de baile
A veces dice mi agente, y (guárdame el secreto) estoy de acuerdo con ella, que parecemos un matrimonio. Normalmente lo dice cuando discutimos en plan gruñón o cuando uno de los dos le adivina al otro el pensamiento o cuando nos estamos aburriendo soberanamente pero el hecho de estar haciéndolo juntos le da cierta gracia al asunto.
Hoy hemos ido de compras. Bueno, ella ha ido de compras, y yo de taxista, porque soy así de bobo, pero como ella es así de boba cuando me he arrancado a comprar cosas con chocolate (a remolque de ella, golosa provocadora) no me ha dejado pagarlas. O sea que he hecho una media compra con alto contenido en azucar y cebada (hay un lote de Grimbergen cogiendo fresquito en mi frigorífico), y he hecho de taxista, lo cuál a priori me daba algo de mala espina, porque tengo tantísimo sueño que, sinceramente, temía el viaje de vuelta a casa, no fuese a dormirme y despertarme empotrado en un ceda el paso, pero como aquí la buena mujer me ha amenazado con acongojarse, textual, si no iba a buscarla, yo, que soy todo un caballero (además de patán, plebeyo, campesino y burgués: Soy el gran cóctel del clasismo), he terminado yendo a buscarla.
Hemos estado comprando, hemos estado siendo malignos, hemos filosofado sobre el consumismo y sobre la nefasta moda de la ecología. Hemos correteado por los pasillos del Carrefour con las vegigas llenas hasta los topes, y luego hemos ido al coche, que al final no estaba tan lejos de donde pensábamos que estaba (porque había una puerta que nunca habíamos cruzado que evitaba un inmenso rodeo), y mientras yo le explicaba que es que por lo general soy bastante gilipollas pero a veces tengo esos momentos de inspiración hemos llegado hasta el coche, lo hemos cargado, y nos hemos vuelto al centro comercial, a cenar. Los ritos de la clase media (o medio algo, o medio muchas cosas, en cualquier caso). Y de todos los lugares entre los que habrá en el mundo para ir, hemos ido al que vamos siempre: El restaurante donde peor nos tratan de todo el universo. Entre que te sientas y te traen lo que pides pueden pasar, bien a gusto y sin exagerar, catorce meses; los necesarios para dejar embarazada a una vaca, asistir al parto de sus ternerillos, dejarlos crecer un poco, matarlos, trocearlos, cocinarlos y servirlos (en los ratos muertos plantan y recolectan patatas, lechugas y tomates, cuecen cerámica, elaboran y lustran la vajilla, forjan cubiertos y moldean vasos, y te sirven una cocacola con hielo que les ha dado tiempo a pasar a recoger directamente de un fiordo noruego). Yo me preguntaba qué narices hacíamos allí y qué siniestra mezcla de masoquismo, tozudez y estupidez nos lleva siempre allí, y mi agente me ha respondido que tal vez el consuelo que encontramos al saber que tratan al resto de comensales igual de mal que a nosotros.
Pero luego le ha dado otra justificación. Esperábamos, yo dando cabezadas y ella meditando vete a saber qué, cuando su vista se ha fijado en el rótulo del establecimiento y no ha podido dejar de soltar "bueno, eso de comida rápida... rápida lo que se dice rápida..."
Y sí, a veces parecemos un matrimonio viejo, con toda la mili que llevamos hecha juntos. Pero siempre llega un momento en el que aquí la amiga salta por donde uno no se la espera. Y también, para mi inmensa gratitud y mi consuelo, momentos en los que yo salto por donde la niña no se lo espera, y uno la escucha reírse. No se ríe como se ríe, al teléfono, con las gracias de amistades más recientes, o de gente que simplemente, y por lo que cuenta de ella, es genial desde los pelos de la coronilla hasta la punta de las uñas de los pies; pero se ríe, y algo de gracioso tiene que tener uno para que aún pueda arrancarle una sonria a alguien que me conoce mejor que yo mismo.
En fin. Se extraña la pobre mujer de que visiten su blog entre 50 y 100 veces todos los días. Yo la leo contar su vida, que describe como gris cuando está llena de los miles de colorines que ella lleva dentro, o hablar de sus sobrinos (o mejor aún: dejarles hablar, y se vuelve su voz, porque son ellos, que yo les he oído), o filosofar, o protestar, y lo que me extraña es que no la lea más gente.
Así que nada, promoción, promoción: Pásate por cerrada por reforma, que seguro que terminas volviendo.
jooooooder david! que luego tengo que andar por ahi justificando que no, no somos pareja, y no, no queremos serla y si, nos vemos como hermanos (y a pesar de que te cueste obviar mi condición femenina, me ves como todo lo hermana que puedes ver tu a una tia! ;P)
ResponderEliminarGracias amor, el pago de la comida... es verdad capullo! no me has pagado la comida XD... en fin, a la dedicatoria del libro de Baricco me remito.... cómo si eso cubriese los daños morales que supone ser Mama II ;*
Yo tambien te quiero un güevo guapo! y hasta me has hecho reir otra vez (dios mio, ¿porque no cambiamos de sitio? con la de sitios que hay para cenar!)
Y si lo de publicar constantemente esa foto es para torturarme lo estás consiguiendo v_v ....claro que teniendo en cuenta como son las demás, deja esa....
Un beso, corasón!
y no era acongojada....era compungida... de hecho de ahi ha salido un trabalenguas que veo que has olvidado V_V
ResponderEliminarYa me estoy compungiendo otra vez...
pues yo te veo guapa en la foto (aunque no te conozco, quizá seas más guapa en la realidad y por eso no te gusta) y soy una de las 50 o 100 personas que pasan (bueno, no sé si todos los días pero sí d vez en cuando) y no sé de qué te sorprendes!! hoy he leído lo del miedo y me ha encantado, pero no he dixo nada, mira, lo estoy diciendo aquí, q tontería. sabes?? voy a su sitio. aquí debería decir que estoy de acuerdo con david en eso: es raro que no te lea más gente!
ResponderEliminarVero, no, no lo he olvidado, ¿cómo podría?, la Vero está compungida, quien la descompungirá, el descompungizador que la descompugice buen descompungizador será :)
ResponderEliminarVega, ni caso, siempre se está quejando de su aspecto y una encuesta realizada una vez entre la masculinidad de nuestro ignoto pueblo terminó con que el 90% de los encuestados la encontraban una tía buena, término al que somos muy afectos.
Y lo gracioso del asunto es que ELLA es mi agente... y aquí me tienes, haciéndole publicidad. Si es que...
Si es que como agente... No tiene precio...
ResponderEliminarXD
Y si, la verdad es que es muy guapa, o al menos a mi me lo parece. Pero vamos, que de todas las grandes cualidades que tiene ella, es de la menos importantes. Porque si es guapa, más aún es inteligente, razonable y buena persona. Vamos que es un encanto.
Estoy de acuerdo con vengeance, lo mejor está en el interior... yo, como vero es muy despegaaa no la conozco mucho en persona pero sé es así por lo que leo y por lo que me cuentan... incluso aunque cierta hermana apeldaría vea defectillos menores que a mi me parecen virtudes enormes :)
ResponderEliminarPD: y además de guapísma, baila que te cagas... hmmm lo digo por el título, que me ha despistado tremendamente al juntarlo con cierto mensaje msmnero sobre rídiculos:º
Hola, yo también quiero opinar: por lo poco que se, Vero es un solete y se merece este post y todos los elogios que le dedicas!!
ResponderEliminarY tiene un blog la mar de salao, claro que si XD
Pero no entiendo por qué no te gusta la foto, a mi me gusta mucho...
Bueno, por dios, que me salen los colores!! tanto halago parece mi cumple!! XD
ResponderEliminarAsí que gracias, gracias, gracias a todos :D
jajajajaja....bueno lo de ser despegada es más por timidez que por otra cosa
Juanito espero que no tengas quejas sobre mis gestiones como agente? no es mi problema que tu producción literaria haya sufrido un parón indefinido ;P
Vega, gracias corason, la verdad es que yo el tuyo también lo visito (es tan curioso el mundo bloguero este, te lleva de lado a lado constantemente!)
Elena guapa! gracias! lo del blog chulo, viniendo de ti, me lo tengo que creer ;*
En fin, mil besos a todos, que mira que sois peloteros, joerse! XD
Yo no tengo la culpa de sentirme feliz. Además aún así, cuando tenia la producción elevada, tpc es que hicieses gran cosa.
ResponderEliminarXD