4.6.07

la revolución


(antes de nada esto NO y repito NO y lo repito una tercera vez NI, digo NO (¡ni! ¡ni! ¡ni!) es un ataque personal contra nadie ni contra las ideas de nadie. Que yo utilice palabras ajenas no quiere decir nada sobre el autor, salvo que me hizo pensar, y que hable acerca de ellas y opine al respecto no busca responder, ridiculizar ni menospreciar las ideas de nadie. Tan solo exponer las mías. Avisado está todo el mundo, y quien tenga alma sensible que al menos tenga en cuenta eso de que el que avisa no es traidor y que me disculpe, que ya se me conoce, y yo soy un gruñón)





Nos aburrimos, y como el aburrimiento es muy malo, el mundo esta fatal y somos muy buena gente, decidimos, ¿por qué no?, hacer la revolución.

Pero somos mayores. Los tiempos de extremoizquierdismo militante, los tiempos de rastas y de ropas de mercadillo y de kalimotxo y de discursos altisonantes sobre la represión y la anarquía y lo mala que es la burguesía ya nos pillan algo lejos. A mí siempre me pillaron algo lejos: Mi ambiente político adolescente fue una habitación, en la que leía a Horowitz (Irving Louis; no confundir con mi tocayo David Horowitz) y conocía a los nobles anarquistas rusos, el calimocho a mí siempre me sentó como una patada en el estómago y siempre tuve dentro de mí esa pequeña semillita cínica que con el tiempo y el riego se ha convertido en la secuolla que es hoy día. A mi alrededor veía orgullosos anarquistas dedicados a gritar aquello de mucha policía, poca diversión, ir sucios y meterse drogas varias y toneladas de cerveza. Pero ojo: Eran anarquistas. Tenían principios. Se los veía rezumar a través de sus palabras, del andar contoneante de sus borracheras, de su actitud de pasividad hostil frente al mundo y sobre todo frente a sus padres, esos carcas represores incapaces de comprenderles.

Así que pasan los años, y ahora quien más y quien menos hace la revolución a su manera. O al menos quien tiene tiempo libre y dinero para poder hacerla, porque también hay quien se siente absolutamente culpable (y es triste pero es realmente enternecedor, y dice mucho de esa gente) porque su sueldo de mierda y sus mil compromisos no permiten el cogerse el kalashnikov metafórico y echarse al monte metafórico de la lucha por la utopía. Muchos de aquellos jóvenes rebeldes están ahora demasiado ocupados ganando cuanto más mejor, pagando su hipoteca y yéndose a esquiar en Semana Santa y de vacaciones a Cancún como para seguir militando (aunque a veces aún canturrean un viejo estribillo de La Polla Records e intentan hacer aflorar una lagrimita, por los viejos tiempos), pero hay quien resiste, tozudo, con sus creencias (lo que tal vez sea otra forma de decir que hay quien realmente las tuvo). Entre los anarquistas que conozco tal vez los más eficaces sean cierta amiga mía que se pasa mucho por aquí y a la que no menciono como represalia al ninguneo que ejerce sobre mí en su blog, alguna pareja sonriente y cuatro gatos más: A día de hoy su lucha consiste en vivir su vida, que es como yo siempre he entendido el anarquismo, eso de pensar que si deberíamos vivir así entonces vamos a vivir así y a dejarnos de brindis al sol. Si necesitas algo de ellos, casi les ofende que se lo pidas, en vez de cogerlo directamente. Si pueden hacer algo por ti, lo hacen. Se preocupan por ser buena gente, intentan serlo, y no lo hacen desde ninguna altar ideológico: Lo hacen porque va en su naturaleza, lo hacen porque es lo suyo. Lo hacen porque no pueden imaginarse no haciéndolo. Luego, entre el resto de los mortales, hay de todo. Desde yo, que dedico mi tiempo y mis esfuerzos a hacer campaña contra alcaldes rurales del PP, como ha trascendido ligeramente por aquí, hasta quien opinando que el transporte público debería ser gratuito se dedica a colarse en el metro.

No es que eso sea el único punto político-activista de nadie, pero es que es algo que me llama muchísimo la atención. Yo eso no lo entiendo. El argumento que defiende esa actitud es que ya pagamos impuestos y que lo que tendría que hacerse es tener el transporte gratis pagado por esos impuestos, aunque a mí eso me parece que es como si dijésemos que en vez de pagar yo mi abono transporte lo pagase el estado, después de cobrármelo en los impuestos. Sumando y restando, ¿no estaríamos como estoy? Yo la mayor pega que le veo a esas actitudes es que veo a mucha gente que las practica sin el consuelo filosófico de estar luchando así por un mundo mejor. Todos los días veo a alguien colarse en el metro y yo sospecho que al menos algunos de ellos lo hacen, simplemente, por ahorrarse el precio del billete. ¿Tendré que pensar, a partir de ahora, que a su manera están haciendo la revolución? ¿Y cómo evito pensar que son unos jetas y unos egoístas que están tomándole el pelo a la pobre mujer que todas las mañanas paga religiosamente su billete para ir a fregar escaleras al barrio de Goya? Se dice que si todos lo hiciésemos entonces el transporte público sería gratuito, y el cínico que llevo dentro piensa, descreído, que más bien lo que pasaría sería que nos quedaríamos sin transporte público. Y que la pobre mujer que friega escaleras en Goya se quedaría sin trabajo.

A mí algo me huele a chamusquina cuando de una determinada actitud, por muy razonada y por mucha carga filosófica que lleve, termina produciendo un beneficio directo a la persona que la sigue y ninguno apreciable por el bien común. Al fin y al cabo muchísimas actividades delictivas podrían enfocarse desde un punto de vista ideológico y no por ello serían menos delito, por ejemplo el blanqueo de dinero o la evasión de impuestos se pueden defender diciendo que uno no cree en los estados ni entiende por qué tiene que padecerlos, y que ya que vive en el capitalismo al menos va a intentar en lo posible no participar en la manutención de los tales estados. Y ya puestos, un asesinato puede justificarse diciendo que la víctima era un capullo.

Volviendo al billete del metro, puestos a reclamar un impuesto que financie el transporte yo preferiría una explicación detallada de los costes de los servicios, un precio de billete ajustado a esos costes y, respecto a los impuestos, que nos expliquen dónde van y evitar, y con esto se me enciende ya el pilotito de "peligro: utopía", que parte de ese dinero se destine a pagar instituciones tan graciosas como la Santa Madre Iglesia, y se gaste, en vez de eso, en sanidad y educación.

En fin, siempre estuve muy mayor para las asambleas. Recuerdo que la primera vez que me vi en una fue en la Universidad Autónoma, acompañando a Elena, que por aquel entonces tendía a aquellas cosas. Y me pareció una reunión de sofistas con pretensiones que utilizaban aquello para sentirse mejores que los demás "perdona chaval, pero es que yo estoy haciendo algo por el mundo" (es decir, organizaban fiestas, repartían condones, elaboraban escritos infumables y tendenciosos, fumaban porros en cantidades industriales y enarbolaban la bandera de las libertadas para follar todo lo que podían, que evidentemente era más que yo).

Supongo que Rosa Montero no debe ser una autoridad sobre el anarquismo clásico, pero en La hija del caníbal hablaba de aquellos tiempos pre-guerra civil, donde los anarquistas, esos fanáticos de la libertad absoluta, eran unos tipos absolutamente fieles a sus compañeros y compañeras sentimentales de vidas casi ascéticas. Lo comparo con lo que he visto, lo que me han contado y lo que mi mente calenturienta y subjetiva se imagina, y siento vergüenza ajena por la gente que amparándose en su libertad irreductible se dedica a practicar el egoísmo (claro que al fin y al cabo el egoísmo es una forma muy particular de anarquismo). Se pegan la vida padre, pero se sienten como dios, con sus bonitas coartadas morales. Porque yo creo que la esencia de reclamar la libertad absoluta no está en ejercerla, y convertirse en un egotista insoportable, sino en renunciar a ella voluntariamente, en someterla al bien común por desear ese bien común: Cuando un anarquista dice que las leyes son supérfluas (y al menos, en este sentido, para mí lo son), cuando dice que sobran, no es porque piense que sería la leche de divertido poder saltárselas todas, sino porque lo que le hace cumplirlas son sus principios. Para que nos hagamos una idea, todo el que se para en un semáforo para no atropellar a nadie y para no provocar un accidente tiene dentro un pequeño y ufano anarquista, mientras que los que se paran por evitar la multa, pues no. El civismo, en su esencia, es pura anarquía. Y el civismo puede aplicarse a muchas cosas en la vida, aparte de a los semáforos.

Yo lo simplifico todo siempre mucho, supongo que es algo que viene de serie con el amueblamiento mental de un matemático, sintetizar, pero todo esto se supone que viene de aquello que dijo Bakunin y que, para mí, es de lo más coherente que nadie ha dicho nunca en política, que a cada cuál según sus necesidades y de cada cuál según sus posibilidades: No deja de ser curioso que una tendencia política que clama por la libertad absoluta parta o tenga en su raíz una frase que implica ya dos cadenas, dos responsabilidades, primero la de darle a quien necesite y segundo la de dar cuando se puede. Es por esto por lo que admiro a estos amigos que, hasta donde llega su alcance, lo practican por puro instinto, sin pensar en ello, esos amigos que se dejan el alma por ti en cuanto te ven apurado. Es por eso que entiendo que el anarquismo, a dios gracias, ya no es un movimiento político sino una cuestión de filosofía. Y los miro y entiendo que la gracia de pretender tener la responsabilidad de todas y cada una de nuestras libertades es, y sólo puede ser, poder ejercerlas por y para los demás.

El mundo sigue estando fatal, pero la revolución está ahí, funcionando a nivel microsocial, personal. Lo escribía Ursula K. Le Guin, ni siquiera se puede hacer la revolución: hay que ser la revolución. Con cada acto que hacemos para ayudar a alguien, con cada ejemplo que damos, con cada sonrisa que provocamos y cada dolor que aliviamos. Y quién coño necesita un Kalashnikov y rastas para hacerla.

13 comentarios:

  1. Y quiere eso decir que con cada mal ejemplo, cada ceño fruncido y cada dolor que provocamos estamos yendo contra la revolución? O eso no?? Y qué es mejor: no dar ningún ejemplo de nada (ni bueno ni malo) o dar uno muy bueno y muchos malos??
    Cómo se miden las revoluciones, las bondades de las ideologías, o las supuestas aplicaciones de esas ideologías??
    Hay muchas ideas que son buenas sobre el papel y fracasan estrepitosamente llevadas a la práctica. A veces porque para llevarlas a la práctica hacen falta seres humanos: egoístas por naturaleza. Mi admiración por esos amigos tuyos que luchan contra su natural egoísmo y lo derrotan, llamen a su “ideología” como la llamen.
    Y luego ya pienso en esas señoronas enjoyadas del rastrillo, en lo obligatorio de la “acción social” en ciertas universidades de legionarios de Cristo, en la diferencia entre la caridad, la ayuda y la justicia social. Y en que probablemente todos estos dirán que eso hacen ellos: ser la revolución: ayudar en lo que pueden, ponerse en la mesa del cáncer, apadrinar 14 niños. Con lo que les sobra.
    Y también pienso en el chiste del comunista al que le parece muy bien que se nacionalice todo hasta que llegan a las motos y responde “no, no, moto no, que moto tengo”
    Y luego pienso en lo que hago yo “a nivel microsocial” y sé que debería callarme la boca. Porque ni siquiera me pongo en la mesa del cáncer, y lo que hago por los demás es quizá simplemente porque me duele, me preocupa y me inquieta ver mal a esos demás: para sentirme mejor yo.
    No sé. A lo mejor por eso lo de las drogas y el alcohol hasta la inconsciencia: para soportar las miserias, el egoísmo etc.

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  2. Pues yo no se si hacer la revolución es ser buena persona. Pero loq ue tengo claro es que me encanta encontrar gente así que de base, no te juzga y si puede ayudarte va a hacerlo.

    Si eso es anarquismo. Me sumo a ellos. Viva la revolución!!!.

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  3. Yo a estas alturas del partido (como dicen en mi tierra) ya no creo que al anarquismo,el comunismo,ni mucho menos en la ficticia sociedad del bienestar (para unos pocos) que ha creado el capitalismo. Pienso que todas son ideas sacadas de una sola cabeza y pasadas por el filtro de demasiadas mentes. El ser humano, como decía Vega, es un ser egoista por naturaleza, que cuando no tiene nada pide por todos, que cuando tiene algo, lo defiende para sí con uñas y dientes. Más allá de ideologías abogo por La Empatía, empatía para ponerse en el lugar de otro, para intentar saber cómo se siente y qué circunstancias lo llevan hasta ahí. Empatía para descubrir que lo que tenemos es producto del azar, en ocasiones del azar trabajado con esfuerzo, pero detrás de todo está el azar de quién eres y de lo que te rodea. Los seres humanos somos egoistas, sí, pero esa sólo es una cualidad de tantas otras que desarrollamos como podemos desarrollar otras. Es cierto que las revoluciones empiezan por uno mismo, y ahí empieza también la empatía, por no dar o querer para los demás lo que no deseamos para nosotros.

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  4. Estoy de acuerdo con Vega y con Atlantida, la revolución es egoista en sí misma y eso incluye cualquier tipo de revolución porque lo que nos mueve no deja de ser un bien para nosotros mismos, ese bien ya puede ser un cambio factible de una situación que nos compensa materialmente o simplemente una cuestión moral: lo bien que nos sentimos cuando estamos haciendo El Bien.
    Cualquier acto, al fin y al cabo es egoista. Quizás el único "baremo" que se podría llegar a aplicar (si es que es lícito aplicar alguno) sería el de provocar el menor mal posible: ya que toda actitud va a ser egoista y siendo conscientes de ello lo mejor que podemos hacer es intentar que por lo menos nuestra acción sea lo más positiva o lo menos dañina....
    Y por supuesto en torno a eso no se puede establecer una norma universal... (bueno claro, ni sobre nada :S)

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  5. Me ha llegado otra respuesta vía correo, así que la copio aquí por afán de completitud. No digo quién es porque quien mandaba el correo decía que no respondía aquí porque le daba palo. Pero siempre quedará aquello que decían de Newton de reconocer al león por sus garras, por lo menos para quien conozca al león en cuestión. La respuesta es esta:

    "Suscribo al 100% esa frase en la que dices que son sospechosas las acciones panfletarias que sólo aportan un beneficio immediato al ejecutor y dudosos bienes futuros al resto.
    En general, está todo bastante bien hilado, pero creo que las menciones que haces sobre el anarquismo es un pelín simplista y en ocasiones falaz: empiezas hablando de los anarquistas como buenas gentes de Dios (peazo de falacia, aunque no sepa decirte de qué tipo). A estas alturas todos sabemos que proclamar la pertenencia a un determinado club no implica ningún tipo de virtud, por mucho que a priori simpatizes con sus ideas.
    Por otra parte, tampoco estoy de acuerdo con eso de que si observas una ley de buen grado porque reconoces su necesidad te estés comportando como un anarquista. Esta falacia mi falta de originalidad llamará falacia número dos.
    Y ahora intentaré explicarme. En general, los contractualistas, es decir aquellas personas que creen en un contrato para limitar nuestra propia violencia -ese contrato se acaba traduciendo en un Estado, lo más opuesto a un anrquista- reconocen la bondad de leyes y las pueden observar con el mismo civismo.
    Además, en ocasiones, los anarquistas pueden asumir normas -aprobadas en asambleas que funcionarían de manera parecida a las leyes, aunque hay diferencias, lo se- con las que estén en completo desacuerdo. Como en esas asambleas todo se acuerda por unanimidad o de lo contrario se mantiene el acuerdo anterior, supongamos que una determinada norma pasara a ser considerada injusta por una parte de los miembros de dicha asamblea, pero no por su totalidad. En ese caso, se mantendría el acuerdo anterior y si el anarquista disconforme observara dicha norma no lo haría desde luego debido a la existencia de un estado con capacidad coercitiva, a pesar de no estar de acuerdo con ella. Es decir, que los anarquistas no hacen los que les sale de las narices sin más (esta era la parte simplista desde mi punto de vista), sino que se acogen a un conjunto de normas pero elegidas por ellos mismos, no impuestas desde arriba por nadie."

    Yo contrarrespondo ahora en un ratito, en cuanto el Amigo Oracle me haga caso y termine de comerse todo el puré.

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  6. Vega, no, imagino que cuando decía "la revolución" no me estaba refiriendo a Eurodisney. Respecto a los ejemplos, imagino que para alguien despierto todos son útiles, tanto los buenos como los malos. Aunque sean siempre preferibles los primeros, porque las consecuencias de un mal ejemplo tenderán, supongo, a ser malas (por ejemplo uno puede ver a un violador de niños dando mal ejemplo, pero estaremos de acuerdo en que podríamos prescindir del valor del ejemplo por ahorrarnos los niños violados).

    Sobre como medir las cosas, pues como se mide todo esto: Tirando de criterios propios. Puedes sistematizar las cosas o, mi opción, tirar de subjetivismo, pero hasta que nadie descubra una partícula elemental que se llame revolucionitrón o algo así y que permita hacer medidas científicas, cada cuál tendrá que guiarse por su criterio.

    Sobre las buenas ideas en teoría y malas en la práctica, ya sé que las hay a patadas, y que precisamente el anarquismo es una de estas. Por eso asumo que nadie en sus cabales pretende hoy día que todos vivamos en comunas anarquistas, y por eso el anarquismo, que al fin y al cabo es una creencia, ha hecho lo que hacen las creencias cuando se ven amenazadas: Transformarse en un esquema de valores. A día de hoy el anarquismo o es una filosofía personal, o es papel mojado y utopía irrealizable.

    Y mis amigos no luchan contra el egoísmo. No se ve lucha en sus actos, se ve instinto. Tú inauguras la tendencia (vale, no, lo hice yo, pero bueno), pero entre las respuestas de esta entrada sale a relucir muy a menudo la palabra egoísmo. No sé si contestar a todo eso en conjunto más abajo o dedicar un día a pensar sobre ese egoísmo humano...

    Sobre las señoronas enjoyadas, entendiendo como revolución lo que uno hace para mejorar el mundo en el que vive sí, según ellas están haciendo algo por el mundo. Podemos llamarlo caridad o estupidez o podemos llamarlo inútil, pero para ellas tiene su valor y yo me pregunto ¿hago yo, hacemos nosotros, en realidad, más que ellas? ¿Y no es eso que hacen más que no hacer absolutamente nada, en cualquier caso?

    Menos da una piedra, ya sabes.

    Y sobre justificar las drogas como escapatoria, también me suena a buscarle razones profundas, léase evasiones de responsabilidades, a vicios que no las necesitan.

    Juan, cuestión de definiciones, supongo. Viva esa gente, en cualquier caso.

    Atlántida, efectivamente, como propuesta social el anarquismo es absurdo, como casi todas las propuestas sociales. A los anarquistas que pretenden que los dejen experimentar una sociedad así les queda el pequeño consuelo de que casi nunca se les ha dejado hacer el experimento, quitando algún caso, por aquí, y vino luego la Guerra Civil a joder el asunto, y al final la única tentativa seria de sociedad anarquista es el Anarres de Le Guin.

    Sigo sin pensar que el ser humano sea egoísta por naturaleza. Pero definitivamente eso merece un tema exclusivo (sobre egoísmo y empatía, ahora que la mencionas). Así que a eso contesto otro día. Sólo te diré que entonces conozco gente que no encaja con esa definición que das de ser humano.

    Así que Vero, tu teoría de que absolutamente todos y cada uno de nuestros actos son en el fondo egoístas ya la he escuchado más de una vez y para variar estoy en contra, y soy capaz de pensar miles de contraejemplos, tú y yo, para empezar. Pero como he dicho ya dos veces, más sobre eso otro día.

    Y sobre la última respuesta, en primer lugar ¡gracias, al fin alguien de acuerdo con algo que he dicho, aparte de Juan! :D

    Sobre el anarquismo simplista y falaz, qué quieres, yo lo siento mucho pero es mi versión, y yo no soy ningún experto en el tema. Y de acuerdo en que ningún grupo garantiza la virtud de sus miembros, yo más bien quería referirme a gente virtuosa a la que por llamar de alguna manera llamaría encantadores anarquistas.

    Y sobre las normas asumidas en una asamblea, cómo los anarquistas siguen normas que pueden no gustarles y tal, bueno, yo sigo pensando que en el fondo uno siempre es libre de no hacer lo que no le de la gana hacer (ay, Benedetti), y si quiere saltarse una ley se la va a saltar, y que si alguien es anarquista entonces, por las razones que sea, si cumple una norma es porque decide cumplirla.

    Siempre discutía con mi profesora de la autoescuela porque cuando ella decía "aquí no se puede adelantar" yo siempre la respondía "poder, poder, lo que se dice poder sí que se puede". Somos más libres de lo que creemos, en realidad.

    Pero no sé, el tema de las asambleas me da repelús, y hablar en general sobre las normas a obedecer o no me parece volver la discusión demasiado teórica...

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  7. eurodisney??????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????

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  8. o_O ¿eurodisney?
    El Anarres de Le Guin ni siquiera es una tentativa seria y mucho menos apetecible.
    Y si, es cierto, discutido el egoismo como tal mil veces y discutidos los contraejemplos otras mil... y al final no deja de ser que "nunca vas a hacer lo que no quieres hacer" (eso representa implicitamente la naturaleza egoista del ser humano)

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  9. Siento ser tan críptico, leñe. Con lo de no ser Eurodisney me refería a que no es el imperio de la sonrisa boba y facilona, leñe. Que no todo es sonreír y hacer cabriolas.

    Y Vero, asumo por tus palabras que tú nunca jamás en toda tu vida has hecho nada que no te reportase placer o beneficio inmediato, ¿no?

    Claro, claro.

    Respecto a Anarres, no sé qué le faltaba para ser serio. ¿Es porque era una novela? Y de ser así, que espero que no, ¿desde cuando una novela no puede ser seria?

    Vero, tu teoría del egoísmo tiene un contraejemplo en cualquier acto altruista, y yo me recuerdo unos cuantos y a ti te recuerdo otros cuantos.

    Pero bueno, la contestación va en lo que voy a escribir hoy así que paciencia.

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  10. pues si eso es eurodisney entonces lo que no entiendo es la frase completa... cortita que soy.

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  11. Ah, qué ilusión, ¡siempre quise ser hermético! :)

    :P

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  12. por que os meteis con las señoras enjoyadas? ellas fueron las que iniciaron todos los movimientos de proteccion de los animales, primero sus gatitos, luegos los perritos, luego los animales exoticos y despues los de granja y compañia en general, eso si al toro bravo de momento, que lo torturen, que no pasa nada.

    creo que somos egoistas, si seguramente, pero de eso a que todo lo que hagamos sea egoismo va un mundo.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.