11.6.07

la incompatibilidad sexual


Terminaba ya la noche, con esos Ășltimos coletazos surrealistas que dan las conversaciones entre supervivientes, dos amigas y yo en un bar en el que una copa de no-garrafĂłn (¡existen!) valĂ­an sĂłlo 5€, cuando un tipo tambaleante se acercĂł a nosotros y despuĂ©s de echarles un vistazo hambriento a mis dos amigas (guapas como ellas solas) se apoyĂł sobre el futbolĂ­n, me echĂł una mirada que quiso ser retadora y se quedĂł en implorante, y me propuso una partida. Yo pensĂ© he aquĂ­ alguien que quiere jugar al futbolĂ­n y no tiene con quiĂ©n. Yo pensĂ© como yo mismo, tantas noches. Yo pensĂ© quĂ© me cuesta. AsĂ­ que dije que vale y me propuse ser bueno.

O sea, bueno en el sentido de bondadoso, no de buen jugador de futbolĂ­n. Yo no soy un buen jugador. Yo he jugado algo, bastante o poco segĂșn con quiĂ©n se me compare, y tengo mis recursos, que bĂĄsicamente son ser el pistolero mĂĄs rĂĄpido a este lado del AtlĂĄntico y tener una media zumbona y molesta como, digamos, la de un buen equipo italiano. Y como el muchacho pagaba partida y como el muchacho iba evidentemente borracho lo vi presa fĂĄcil y me dije "nada de humillar a nadie". Y empezĂł la partida. Del primer gol nada que objetar. Del segundo, que los rebotes son traicioneros. Del tercero, la conclusiĂłn de que eso de "sin media ni guarra" era un concepto que el chico no conocĂ­a. Y yo mientras iba empatando, sin meter mucha presiĂłn, con la ventaja que da esa velocidad mĂ­a de la mano derecha. El truco, practicado hasta la nĂĄusea, es fĂĄcil: No esperes a ver si la pelota cruza su media para hacer el gesto del disparo, porque entonces se te escaparĂĄ. Dispara segĂșn haces el pase, y dala con la esquinita de los jugadores. Si pasa su media, es casi gol. Funciona, si el otro no cubre bien al delantero, es lento o estĂĄ borracho, circunstancias que mi contrincante unificaba. Pero aquel gol de media me doliĂł en el alma, porque jugar con la media quita nobleza al juego, asĂ­ que el final de la partida fue rĂĄpido, dos jugadas tipo Mike Rooney y venga, empate y acto seguido ala, a certificar un triunfo que, con tres goles en su haber, no dejaban en mal lugar al rival. Este rodeĂł el futbolĂ­n, y se puso a preguntarme, mientras intentaba sin Ă©xito mirarme fijamente, si me encontraba bien. Yo, como siempre que me preguntan algo asĂ­, me hice un autochequeo rĂĄpido pero concienzudo, y le dije que en efecto me encontraba bien. Y entonces Ă©l me plantĂł un beso en el cuello y me rodeo con un gesto que era medio caricia medio abrazo. Con todas las alarmas encendidas y con el automĂĄtico puesto mis piernas efectuaron una rĂĄpida maniobra evasiva y mi boca dijo que me iba con mis amigas mientras mi mente, sorprendidĂ­sima, aĂșn estaba flipĂĄndolo con la situaciĂłn. Me vieron llegar mis amigas, ¿quĂ© pasa?, creo que ese tipo me acaba de entrar. A saber quĂ© has entendido de cualquier cosa, me dijeron. Yo lo pensĂ© mientras les explicaba lo ocurrido, y aunque es una cosa que les repatea soberanamente tuvieron que decir ah pues sĂ­, tiene toda la pinta de que te estaba entrando, y luego pensamientos alentadores y optimistas tipo hombre, la verdad es que el chaval es guapete. Todo lo que quieras, pensĂ© y dije yo, pero es que es un mercado que yo, por esa tonterĂ­a innata de ser heterosexual, no trabajo. Y en esto que el tipo volviĂł por allĂ­, proponiendo una segunda partida de futbolĂ­n que fue rechazada con un cansado "no, yo paso", y el hombre se fue de allĂ­ y yo me quedĂ© pensando en que estĂĄ bien que a uno le entre gente pero que estarĂ­a bien, para la prĂłxima vez, que fuese alguien sexualmente compatible. Dios, si por algĂșna broma macabra e incongruente existes, no tengas en cuenta mi ateĂ­smo ni lo que he dicho hoy al paso de la procesiĂłn del Corpus y toma nota para la prĂłxima vez, que yo soy bueno, en serio (en el sentido de bondadoso, otra vez).

Fue casi el fin de fiesta de una noche estupenda. Quedaba descubrir a un taxista friqui de, imposible de adivinar a priori, ¡la mĂșsica clĂĄsica!, que nos contĂł cĂłmo la casualidad habĂ­a querido que unos pasajeros reciĂ©n salidos del Teatro Real escuchasen en su coche la misma Ăłpera que acababan de ver y cĂłmo unos atlĂ©ticos no habĂ­an recibido con mucho entusiasmo la Marcha de la Victoria (por eso del AtlĂ©tico 2 - Celta 3, obviamente). Antes, hubo fĂștbol: Vimos el Zaragoza 2 - Madrid 2 en un bar donde yo mataba mi desesperaciĂłn a base de cañas y pinchos de tortilla, y donde la capulla de Elena se dedicaba a llamar a su novio, madridista de ley, a cada gol del Zaragoza, y que luego, cuando la Ă©pica que dicta la historia victoriosa del Madrid este año hizo ese final digno del encaje de bolillos de mi madre hizo a Tamudo hĂ©roe de este drama, se hizo la loca durante la primera media hora que el bueno de su novio dedicĂł a llamarla a ella para darse su venganza-homenaje. Y luego Ă­bamos a ir a bebernos unas cuantas botellas de vino pero una sugerencia sorprendida no sĂ© de quĂ© (siempre hacemos caso a casi cualquier sugerencia, al fin y al cabo) nos terminĂł llevando al Triana. En el Triana, por lo que vi, llega un momento en el que alguien saca una guitarra y se pone a tocarla, y entonces cualquiera de los asistentes que tenga algo de arte se arranca a cantar y/o a dar palmas, y se improvisa una juerga flamenca. Aparte de lo imprevisible del asunto, aparte de la delicia que supone escuchar a un buen guitarrista de flamenco tocar durante una eternidad sin parar y haciendo maravillas, lo mĂĄs impresionante fue no ya escuchar sino ver a los cantaores: Tipos corrientes y molientes, con sus camisas de cuadros arremangadas, su cubata y su paquete de tabaco a mano, gente como los venerables pobladores de las barras de mi pueblo, que iban ahĂ­ no ya a escuchar y disfrutar la mĂșsica, que tambiĂ©n, sino a formar parte de ella.

Al salir, se habĂ­a desatado el diluvio. Retumbaban los truenos, los relĂĄmpagos ridiculizaban a las pobres farolas, y nosotros nos calĂĄbamos buscando un puerto seguro. Que resulto ser el de las copas a cinco euros.

Gente estupenda, una noche estupenda, conversaciones de todo pelaje, la camisa brillante de lluvia, los ojos felices de ver tanto Madrid con amigos dentro, y todo muy bien y todo estupendo. Simplemente, Dios, insisto, caso de que existas, la prĂłxima vez ya sabes: Quien sea, por favor, que venga con una polla de menos, una vagina de mĂĄs, y un par de pechos, ¿de acuerdo?, gracias, y no te ofendas hombre, que lo del Corpus era broma, ji ji.

7 comentarios:

  1. dioss que de conceptillos hay en el futbolĂ­n, yo que me limito (cuando no queda mĂĄs remedio) a fingir que controlo los mandos e intentar q no me destrocen el dedo...

    seguro que habĂ­a dos o tres mujeres lanzĂĄndote miraditas y haciendo caĂ­das de pestañas y ni te enteraste... absorto en las conversaciones, el fĂștbol, el flamenco y la fotografĂ­a...

    me gusta lo de "los ojos felices de ver tanto Madrid con amigos dentro"

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  2. Mujer, conceptillos no, ¡es la civilizaciĂłn!, es lo que distingue una partida adulta, noble y justa del manoteo de los niños... Las reglas son fĂĄciles, sin media (nada de meter gol con los cinco jugadores del medio) ni guarra (no puedes meter gol de jugada con el, digamos, extremo derecho: Beckham, en el futbolĂ­n, se limita a los pases, las chapas y empalmar tiros, no a recibir pases del delantero y rematar), y luego con algo de cortesĂ­a, es decir, cuando el rival va a sacar si no ha roto, o sea, sacado con fuerza y como dios manda, se le devuelve la pelota sin oposiciĂłn para que insista. Cosa que el tipo aquel tampoco respetaba, ahora que recuerdo. QuĂ© gente. El juego gana mucho con estas reglillas, se le quita mucho de azar y de confusiĂłn, y se premia mĂĄs la habilidad y la precisiĂłn.

    Ah, me acuerdo de aquellas partidas gloriosas que hace siglos echĂĄbamos con gente de por ahĂ­, alguien del pueblo y yo, cuando los otros jugaban en plan salvaje y nosotros con nuestras reglas... y lo mejor era que solĂ­amos ganarles, je.

    Respecto a las mujeres que me hacían las caídas de pestañas, no descarto que las hubiese, porque había una despedida de soltera (y digo yo que alguna mujer borracha con la vista nublada tendría que haber), pero yo no vi nå de nå.

    Y de fĂștbol no me dejaban hablar :<

    Por cierto, felicidades por el gol de Messi, que sigue fotocopiando a Maradona, ahora fue el turno de versionar la mano de dios... menos mal que Tamudo hizo justicia...

    Y lo de Madrid, es que hay calles que brillan de otra manera cuando las recorres con gente que te cae de puta madre y a la que hace siglos que no consigues juntar, y si encima llueve ¡buf! Arden las retinas en orgĂ­a sinĂĄptica ^__^

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  3. jajajja es que lo mío es manoteo (y palmeo) de niños... y cuando meto gol es siempre por azar no por decisión... supongo que en su momento se ahorraron indicarme estas reglas para conseguir que jugase y porque oye, celebrar goles dando saltos y gritos aunque sean goles-troncho también es divertido!
    esta técnica de dejar actuar al azar sigo también para jugar a los dardos, por eso me gusta mås el 301 y similares que el cricket, pero una vez, borracha, gané al cricket a un tío que iba de experto y con puntería: la potra del alcoholizado!! y luego ya seguí bailando, que es lo mío.

    si es que no me estĂĄs atento, y luego tienes que encomendarte a dios.. asĂ­ vamos mal: confiando en nada!!

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  4. Por lo que veo tu aplicas la mĂĄxima de "A Dios rogando y con el mazo dĂĄndo" , no? jaja. No sĂ© si el tipo te tiraba los tejos pero aunque no fuera quien tĂș hubieses deseado seguro que, de alguna manera, te subio la moral.

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  5. A los que estuvisteis esa noche del såbado al domingo: hacía mucho tiempo que no me sentía tan bien entre gente con la que no tengo casi confianza. Sois un solete todos, incluso David estuvo majete, aunque el chaval del futbolín le diera calabazas :-) Os espero a todos en Jaén, que sepais que voy a pasar lista. Y Rebe, cantas que da gusto escucharte.

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  6. Vega, yo empecé así, pero siempre se puede aprender. Y como jugaba con jugadores digamos elegantes, como que reclamaban ciertas maneras.

    Lo de los dardos, yo, bueno, prefiero no hablar de los dardos, en serio, mira que soy malo haciendo cosas, pero lo de los dardos no tiene nombre.

    Y yo atento no puedo estar a nada, va contra mi naturaleza v_v

    La culpa es de Dios, que me hizo asĂ­n.

    Atlåntida, bueno, mås que nada me puso nervioso, porque después de todos los rechazos que he sufrido he acabado desarrollando una enorme empatía con los perdedores de estas lides. Así que no me sube la moral porque termino sintiéndome muy culpable. Amén de confundido porque la verdad es que no estoy muy acostumbrado a que quien me entre sea un tío y yo, que tiendo a la perplejidad por defecto, lo llevo fatal en las situaciones así nuevas.

    Y Elena, gracias por ese "incluso", ejem ejem. Y aunque mentir sea pecado y yo estĂ© intentando ganar puntos con Dios para que la prĂłxima vez al menos me mande una tĂ­a, ya que tĂș lo has hecho (mentir) lo harĂ© yo tambiĂ©n: TĂș tambiĂ©n estuviste maja. Ji ji ji.

    De todas formas es jodido no sentirse tan bien entre gente como Vero, Perico, Rebe o incluso tĂș, y lo de Jaen dalo por hecho. Ves ahorrando para vĂ­veres, ja ja.

    Y totalmente de acuerdo con lo de Rebe... y cĂłmo sabĂ­a yo que se iba a terminar arrancando a cantar, a pesar de la garganta, la gripe y lo que fuese... si es que la sangre tira y no hay nĂĄ que hacerle.

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  7. La verdad es que la noche del sĂĄbado fue gloriosa tanto por las situaciones como por la gente, que bien me lo haceis pasar chicos ;D
    Y Elena, en Jaen nos vas a tener para verte, para probar esa tortilla de bacalao de Perico y para que nos enseñes Jaen y sus rincones! (que con tanto GPS te los va a terminar sabiendo fijo ;D)
    David, el chaval era guapete, hombre...y ademås cariñoso....lo que no se yo es si los comentarios al paso de la procesión del Corpus vas a poder anularlos, ejem.
    Y dentro de todo esto del flamenco, para mi el momentazo fue ver a Rebeca y a Perico cantando juntos, que pasada, la verdad.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la mĂșsica que no le gusta a nadie y las pelĂ­culas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez mĂĄs libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pĂĄnico, no cuelgo aquĂ­.