8.5.07

miriam en madrid


Ha vuelto Miriam y vas a tener que perdonarme por ponerme pastelero. La alegría es mi disculpa.

Ha vuelto Miriam, sin avisar a nadie mas que a mí, taxista oficial de Barajas para las amigas cosmopolitas con destino a Londres, procedentes de Buenos Aires, de donde sea, a donde sea.

Ha vuelto sin avisar para poder darle una sorpresa a todo el mundo. Para que sus padres, que la imaginan a 10.000 kilómetros, se lleven la sorpresa de encontrarla en su puerta (no en el portal: en la puerta de casa), sonriente y tan de repente aquí.

Ha vuelto quejándose de manchas raras en brazos y piernas, con un corte de pelo que se hizo ella misma, con exceso de equipaje porque los libros allí valían 4 o 6 euros, y con mil historias que contar.

Ha vuelto un poco demasiado pronto, y ha tenido que esperar a que yo, su taxista, saliese del trabajo, recogiese el coche y a mi experta privada sobre Latinoamérica y fuésemos a galope a la T1 (al final tengo medio aprendido el camino, aunque de todas formas lo siento, señor taxista, lo siento, señor camionero, aunque sepa dónde voy nunca termino de tenerlo claro, discúlpenme las maniobras tan perras).

Ha vuelto y ya se ha puesto a ser ella misma, a llamar a Telefónica a reclamar por tres euros que se le ha tragado un teléfono, y a ser ella misma más aún para dejar el teléfono tirado, péndulo que dice ¿hola?, para darnos abrazos y besos, para estrujarnos y mirarnos, porque sólo han sido seis meses, pero son siempre demasiados, y porque han sido sólo diez mil kilómetros y un océano, pero medían varios mundos de diferencia.

Ha vuelto para recordar a duras penas por dónde se iba a su casa con la fortuna de acertar, de paso, con un bar en el que premiarnos por la carrera contándonos una fracción de su viaje; familias enteras viviendo en la calle en Río, niños detenidos y atados de veinte en veinte, centenares de personas durmiendo en inmensos portales de edificios públicos, ecos de tiroteos en la fabela de al lado, un país sin clase media lleno de pobres pobrísimos y de ricos riquísimos, de fruterías infinitas llenas de cosas extrañísimas, de ataques de alergia porque le dio por acariciar gatos y luego rascarse el ojo, de hospitales de pobres y hospitales de lujo, del uso de los europeos en las okupaciones y los desalojos, de cómo la decía que hiciese muchas fotos y que era española, y cómo ella iba gritándolo y sintiéndose rarísima, con el pasaporte en una mano y la cámara soltando ráfagas en la otra.

Ha vuelto hablando de música, de países, de gente, de lo insignificante que se siente uno en Iguazú, de Machu Pichu, del Carnaval con C muy mayúscula, de cómo si escucha algo en brasileño se pone a hablarlo automáticamente.

Ha vuelto, y la hemos odiado, por lo que contaba, cuando lo que contaba era para odiarla, y hemos odiado al mundo, por lo que contaba, cuando lo que contaba era sobre el mundo, y la hemos perdonado tantos odios sobornados por unos pastelitos argentinos. Ha vuelto, para que podamos abrazarla e invitarla a cañas, para gritar de alegría cuando nos han puesto unas tapas en el bar, ha vuelto y yo siento como si de pronto todas las puertas y ventanas de mi alma abriesen y cerrasen bien. Ha vuelto para planear mil encuentros sorpresa con quienes no saben que han vuelto, que luego el jet-lag se encargará de sabotear.

Ha vuelto, pero nunca se fue, porque siempre ha estado con nosotros, porque diez mil kilómetros, un océano, varios mundos, ocho husos horarios y dos estaciones en realidad nos importan una mierda a la hora de sentir que alguien, esté donde esté, en realidad siempre está, ha estado y estará con nosotros.

Pero de todas formas y por salvar las formas y hacerle caso, por una vez, a la convención: bienvenida a casa, Miriam. ¡Has vuelto!

3 comentarios:

  1. Miriam por si lees esto. Bienvenida!!!.

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  2. :D
    Y se la ha echado de menos en seis meses porque siempre ha habido algún "si miriam estuviese aquí" o "esto le encantaria a miriam".
    Ha vuelto con mucho mundo que enseñarnos (que ayer cuando nos contaba el mundo teniamos la misma cara que dos niños a los que les están contando caperucita por primera vez)y con ese mismo reflejo que hace seis meses de todo lo que le queda por ver. Y es que el mundo es muy grande y miriam es mucha Miriam para un Madrid tan pequeño.
    Pero mientras aguanta en un Madrid tan pequeño nos esforzaremos en torturarla con nuestra presencia explicita e implicita (cómo cuando andaba allá).
    Qué ricos los jodios pastelillos!!XD
    Y, por supuesto, lo mejor de todo eso de repentinamente escuchar su voz via movil después de seis meses y los abrazos, claro!
    Miriam, guapa, que mucho abrazo por internet pero te hemos echado de menos!!!;*

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  3. vaya! me siento muy muy halagada.muchas gracias por esta pedazo de bienvenida, por ayudarme a transportar mis más de 20 libros y por hacerme sentir como en casa, como si nos hubiéramos visto ayer.
    la verdad es que pensaba que me iba a sentir descolocada y fuera de lugar después de tanto tiempo y sobre todo tantas cosas y después de esas maravillosas cañas me di cuenta de que nos quedan muchas cenas y muchas conversaciones detrás de una caña o de lo que sea. gracias por haber estado tan cerca todo este tiempo y aún más ahora. la verdad es que tengo la suerte de tener unos amigos maravillosos, recuerdo haber dicho esto en rio hace un mes, contemplando la ciudad en medio de una conversación. Y es una gozada volver y comprobar que es cierto o mucho más que cierto.
    mil besos...
    Pd: por si no queriáis algo pasteloso...

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.