11.3.07

el miedo y la pérdida de la razón

El título de esta entrada puede dar lugar a equívocos. No, a pesar de lo que pone, no voy a referirme al estado en el que tenemos el país ahora mismo ni al comportamiento del Partido Popular (qué nombre tan gracioso). Para debatir al respecto ya paso el tiempo en otros blogs o en los foros del mundo, repitiendo obviedades una y otra vez.

No, estoy demasiado ocupado con mi rica y últimamente desquiciada vida interior como para dedicar mi blog a reiterar lo de siempre, total para que nadie haga caso (porque quien reconoce esas verdades ya se las sabe, y quien no ni me va a leer ni, caso de hacerlo, iba a hacer el menor caso).

El miedo al que alude el título es el mío, y lo tengo cuando considero mi estado. De salud, de ánimo, mental, llámalo como quieras. No es que sea un estado nuevo, este en el que el mundo parece un pantano de ceniza, en el que ando hundido hasta el cuello y por más que pataleo no consigo hacer pie en ninguna parte. Pero esta vez hay señales que se salen de lo habitual, que distinguen esta crisis (porque sí, esto merece el nombre de crisis, ya) de las que ya vinieron antes. Son detalles tontos, estúpidos, pequeños, pero que a mí me disparan todas las alarmas, imagino que por culpa de la intuición, el cariño al anecdotario y la dosis clásica de paranoia. Por ejemplo, antes, cuando un fin de semana dormía horrores, no seguía sintiendo la necesidad de seguir durmiendo a toda costa (se me está pasando por la cabeza pedir un par de días libres simplemente para dormir. En serio). Antes nunca me dormía en el cine. Y ahora me cuesta horrores permanecer despierto, me guste la película (The Host, hoy) o no (Cartas de Iwo Jima, el viernes).

Supongo que eso significa que estoy cansado. Pero evidentemente a estas alturas de fin de semana no es un cansancio físico, porque aparte de dormir la actividad a la que he dedicado más tiempo ha sido estar tirado en un sofá, una silla o la butaca de un cine. Quitando lo físico, ese cansancio se vuelve preocupante, por el ámbito que le queda y porque aunque tengo una vaga idea de por qué estoy cansado no veo forma de combatir eso ni desde dentro ni desde fuera.

El problema, o una cabeza de la hidra que es el problema, es que me siento solo. Me siento jodidamente solo. El mundo es un lugar vacío a mi alrededor. Y da igual que no lo esté, que alguien se venga conmigo al cine, que esté celebrando un cumpleaños: La conexión que tengo con el mundo se ha reducido a un simple hilo que desemboca en un páramo desierto, a mil kilómetros de la persona más cercana, y da igual que esa persona esté efectivamente a mil kilómetros o sentada a veinte centímetros.

Sé que no estoy solo. Sé que, simplemente, no estoy siendo razonable. Sé que la parte lógica de mi cerebro está intentando hacer la guerra desde dentro, pero no puede hacer nada. Eterna putada de los paladines de la razón; explicarás al mundo, pero no te convencerás a ti mismo de que no estás solo, de que las llamadas telefónicas (según escribo esto ha sonado el teléfono para preguntarme qué tal me encuentro), la gente que te busca y quienes se acuerdan de ti implican con su sola existencia lo falso de mi soledad. Pero a quien firma los decretos sobre lo que siente todo mi ser todo eso se la suda soberanamente, y en ese sentido soy como Rajoy; El mundo no es como es, el mundo es como a mi oligarquía sentimental interna le de la gana que sea.

Van pasando los días, y pesan muchísimo los sueños rotos, los recuerdos de las pérdidas, las derrotas, lo que no fue bien, lo que no pudo ser, lo que se jodió. Hago balance, no sé por qué, sin pretenderlo, y por más que miro al pasado no veo una fecha que fuese buena, en la que algo marchase bien. Si iba así, todo era cuestión de esperar un poco. Y cada historia viene a dar su puntapié a la espinilla de mi autoestima, cada cosa que yo jodí forma para proclamar mi imbecilidad, y cada cosa que yo no jodí desfila para demostrar cómo incluso lo que yo no rompo se viene abajo solito.

Estoy cansado. Como estoy cansado, ando con las defensas bajas. Cuando estoy cansado miro al suelo, arrastro los pies y los ojos por las aceras y el asfalto de esta ciudad, cosa estupenda cuando uno colecciona tornillos, pero nefasta cuando lo que buscas son esos signos de los que hablaba ayer, esas señales de que la vida sigue siendo un juego divertido.

Por eso no voy a descartar ese consejo/sugerencia de buscar ayuda externa y profesional, pero primero, aunque sea por amor propio (y es buena señal que siga ardiendo una llamita de amor propio), voy a intentar, paso a paso, cavar una salida de este agujero con mis propias manos. El primer paso es seguir descansando. Dormir cada día al menos siete horas, a ser posible ocho o más. Recuperar fuerzas para poder levantar la cabeza, para mirar al cielo, a los pisos altos, a los ojos de la gente. Y una vez descansado, a por el segundo paso, que tengo una idea de cuál debe ser, pero vayamos por partes.

Así que con carácter retroactivo declaro comenzada la Operación Dormir Hasta Romper la Cama, y, claro, me voy a dormir.

6 comentarios:

  1. No hay mayor soledad que la que uno siente cuando se encuentra acompañado ....

    Pero, creo que no es tu caso, ahora mismo. Epocas, momentos, instantes vitales ... Cada uno conoce los suyos.

    De momento, me parece bien tu teoría: duerme, duerme, duerme ... Y, después, pues ... eso, será ya después, otro día, otro mañana, otro instante vital ...

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  2. Chacho, no se si esto te servirá de ayuda. Pero por lo que cuentas y por el tiempo que hace, creo que lo tuyo tiene nombre.

    Astenia primaveral. Te cuento, yo la sufro y creo que en general la inmensa mayoría de la población la sufre también. Pero hay quien la sufre más que otros. Los síntomas son cansancio, inapetencia, ansiedad y depresión. Yo la sufro todos los años, es por eso que odio la primavera. Pero combatirla es tan fácil como darle por las mañanas al cuerpo una ración de vitaminas. Hacer algo de deporte (en parte por eso me compré la bici) o algo que te airee y a mi personalmente hacer cosas fuera de casa me sienta de p…ta madre. Pero para eso hay que usar un poco de fuerza de voluntad y hacer ganas de salir y de hacer cosas. ¿Que tal si un día de entre semana pillamos las cámaras y nos vamos ha fotografiar cosas al retiro?.

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  3. ¿Qué tal te encuentras hoy, dormiste bien anoche?
    !!Ánimo que la vida sigue!!. No sé que decirte. Te deseo que tu estado de ánimo haya mejorado y mejore en los sucesivos días.
    Si admites un abrazo mío pues eso, te lo doy para que... realmente no sé para qué si posiblemente no lo aceptes.
    Te deseo que vuelvas a ser tu mismo.

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  4. Eh, que no soy tan ogro como me pintan. Ni tan ogro como me pinto. Un abrazo siempre viene bien.

    Verónica, estamos en ello, en eso de dormir. Se ha dado bien, salvo por una pesadilla que he tenido sobre perder la cámara de fotos, que me ha tenido agobiado en sueños... menos mal que me he despertado, me he dado cuenta de que estaba en mi habitación y de que la cámara estaba allí, y he podido seguir durmiendo tranquilo...

    Y Juan, los síntomas cuadran, no sé si adjudicarme ya la enfermedad (o lo que sea) tirando de hipocóndria o considerarla una opción. Según lo fatalista que me vaya encontrando me decido por una u otra.

    Y lo de ir a echar fotos por ahí me parece una idea cojonuda. De hecho estaba pensando irme yo a echar fotos por ahí alguna tarde... así que mira, de puta madre. El único problema es que yo salgo sobre las siete o un poco antes y ya poca luz queda... pero a ver si una tarde puedo escaparme un rato antes, ya te contaré. En cualquier caso sobre esto de echar fotos ahora te cuento en un correo un plan que tenía yo.

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  5. Ah, ¿te quieres venir conmigo al psicólogo? Es argentino o de por ahí :)

    Podría decirte multitud de cosas bonitas, como que puedes contar conmigo para escuchar tus neuras, que te mando un abrazo o que siempre te apoyaré... pero prefiero llamarte 'mamón' y enviarte una colleja y un saco de mocos.

    :)

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  6. Alguien y no quiero mirar a naiden me ha pegado a Astenia de la primavera de los cojines... Yo me defiendo a base de hipérico, amos lo digo por si te sirve de algo, el hipérico va a darle capones a la ansiedad y tal... en fin, no sé.

    Besitos guapetón *º*

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.