25.10.10

¡Fe li pe!, ¡Le ti zia!

Escribo en riguroso directo (bueno, eso no es novedad) para confesar un ataque agudo de monarcofilia: estamos la Muchacha y yo viendo esa maravilla televisiva con la que Telecinco ha decidido cambiarnos la vida, la reconstrucción del romance entre los principitos estos nuestros, los de España, vaya, la Leti y el Feli.

Y caramba: ¡y yo que pensaba que el Príncipe era un patán con la sangre roída por la endogamia monárquica! Y no no, qué va. Casi lloro en la escena en la que están la principesca pareja esperando en el coche de él (casi nada: un Aston Martin que así de serie nos sale por, la verdad, nada, céntimo y medio por cabeza plebeya). Esperan porque la guardia de corps del señorito está registrando el piso de ella por si tiene paparazzis en el armario, terroristas en el altillo o carestía de papel higiénico. Y pasan unos plebeyos riendo felices junto al coche (que ni miran, claro. Hay tantos Aston Martins por el mundo que ya ni sorprenden ni nada), y Felipe se tapa la cara para que no lo reconozcan, pero el gesto no termina de ocultar su sonrisa feliz, empática, porque él es así: se alegra un español, y el príncipe con él.

Y no fuma, ni bebe, un sorbito de cava muy de vez en cuando, dice, que hasta brinda con cocacola (porque hay que ser modernos, explica), y no sabemos cómo es, dice, porque no ha llegado el Momento. Y la Reina, bueno. Yo pensando que las reinas estaban para traer al mundo un primogénito y salir en la foto oficial, ¡y qué va!, revisa los textos navideños con los que su marido nuestro rey nos deleita navidad tras navidad, porque claro, la horda de filólogos y analistas que preparen el texto tendrán un currículo precioso, pero una reina es una reina.

Y lamentan que se hundan petroleros, y dicen bueno, sí, es que está divorciada y es de la plebe, pero da igual porque ¡ah, el amor!, y el Rey juega al tenis con una muñequera con la bandera de España que le cubre medio antebrazo. Y hablan todo el rato, superintensos, todos.

En fin, que estamos en el deleite televisivo más grande. Lo único, que nos puede un poco la envidia: el decorado que hace de Zarzuela es muy bonito, y viéndolo va la Muchacha y dice

-Ay, qué bonita la Zarzuela, ¿podemos vivir allí?

Y yo, que por ella todo, la digo que claro, que sólo tenemos que hacer una revolucioncilla y montar una guillotina para desalojar a los actuales inquilinos, esos señores que tan gracisamente representa esta jauría desatada de actores que está protagonizando, y esto que conste que lo digo totalmente en serio, la mejor comedia televisiva que jamás se ha hecho en España. El esfuerzo que les tiene que costar a todos no descojonarse en cada plano.

En fin, os dejo. Hace un ratito él ya se ha puesto a hablar de matrimonio y ahora el Rey y su hijo, el prota, están intentando derribar un pino haciendo estiramientos contra él. Qué emoción.

5 comentarios:

  1. y me lo he perdido...
    malditasea...
    a estos siempre que les da por hacer algo me pillan en Alemania....(el anuncio de boda, la boda, y ahora la serie...y yo siempre en Deutschland...hay que joderse....)
    ;-)

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  2. Oye, que yo me fío de ti, me conformo con lo que cuentas y me río igual. Eso sí, cuando lo de la guillotina, me avisáis, que me llevo una sillita y me tricoto una bufanda tricolor con el escudo del atleti de madrid que va a quedar presiosa.

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  3. Ejjem, caballero...

    ¿"La digo"?

    Las prisas, seguro. Yo me fui, cómo no, al Pay, a canturrear, así que ni Felipe ni Viriato. De haber elegido, Viriato, que según el tráiler aparecían muchísimos más pezones.

    Abrazotes. Déjese caer por el Bremen, que no se lo ve desde Junio y se echan de menos sus textos.

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  4. ...¿Sabes? Creo que deberías dedicarte más seriamente a la crítica televisiva, hay un sitio para ti más allá de Boyero: esta escritura en vivo y en directo mientras ves artefactos televisivos y truños audiovisuales es muy refrescante...
    ...Yo que tú me lo plantearía...
    ...Un abrazo...

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.