26.4.10

hablando solo por la calle

¿Y qué opinas tú de la gente que habla sola por la calle?

Yo, por lo general, les destesto. "Hazte un blog", suelo susurrarle (porque soy un cobardica, y no me atrevo a decírselo a la cara) a quien va por la vida pregonando sus desgracias a quienes no quieren oírle.

Un día pensaba en este comportamiento mío, un rasgo más de mi, digamos, nazidez, y pensaba yo que no es cosa de volumen, pues la gente que va cantando por la calle no me despierta antipatía (a no ser que o bien vayan cantando algo insufrible, como Paquito el Chocolatero, o que pertenezcan a la New Wave of Músicos del Metro, con su panoplia de baterías, amplificadores, micrófonos y arreglos orquestales, que parece que ya no se puede uno poner a tocar el violín si no es con el acompañamiento, mp3 mediante, del resto de una orquesta de 87 piezas), sino del mensaje en sí.

Por indagar un poco más en todo esto, o tal vez como consecuencia de haber estado pensando en esto, iba yo el otro día camino de un cajero automático con el destornillador y la radial, cuando me dio por ponerme a practicar tal actitud:

-Voy hablando solo por la calle, y me digo que voy hablando solo por la calle, y me digo que voy hablando solo por la calle, y me digo que... -decía yo.

Pero el experimento fue fallido pues quiso la fatalidad que en un portal junto al cual pasaba yo hubiese una mujer que había detenido la búsqueda de sus llaves para levantar la vista ya acechar al cretino que iba recitando aquel bucle de tan autoevidente contenido. Encontré audiencia, y se me jodió la práctica.

Se lo conté un par de días a la Muchacha, que naturalmente no quiso creerme, porque le da reparo creer según qué cosas y luego, evidencia mediante, diagnosticarme un cretinismo órdenes de magnitud superiores al que ahora, amable, me achaca.

Luego vimos por fin al legendario pirata de la (su) familia y su padre intentó matarme, una vez más, mediante el sistemático surtido de lomo empanado y huevos fritos (y morcilla, y sepia, y en fin, de todo, aderezado con cierto vino de milenaria tradición intoxicadora). Pero eso ya es otra historia, y no viniendo al caso desarrollarla más la cito sólo como forma de gritarle al mundo que sigo vivo, y que aunque anoche no me explotó la barriga anduvo cerca, y he descubierto que uno puede tener, también, resaca de comer.

1 comentario:

  1. hay que ver lo exageradito que eres
    oooh la palabra es "much", bueno, ahora será otra

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.