5.12.09

camarote 503


En otro orden de cosas, hemos hecho un blog del Bremen: camarote503.blogspot.com. La idea es poner ahí las actas y, de alguna manera, los cuentos de cada sesión del taller. Por si alguien quiere malgastar un rato de su vida cada quince días leyendo a la Malasaña literalmente underground, vaya.

Un taller como el nuestro, descabezado y autogestionado, se mueve a los impulsos que la pereza y el perdernos en disquisiciones le transfiere, así que la cosa está un tanto cogida con pinzas, por ahora, y aún estamos mirando cómo subir esos cuentitos, así que paciencia. Pero yo lo cuento, y de paso explico por qué a la barrita de la izquierda le ha brotado un link nuevo, con una fotito como esta que ilustra este post, pero en pequeño.

Como comentario de la foto, es un reprocesado de una foto original de enero de 1931, que obviamente no hice yo, del Bremen atracando creo que en Nueva York. Y patatín patatán, contaría ahora la historia del Bremen, pero como no recuerdo si ya lo hice, y bastante he dado ya la chapa hoy y además puedo ponerme bastante plasta con el tema del barquito, pues casi mejor para otro día.

3 comentarios:

  1. Aquí una lectora con los dientes largos.
    ¡Qué buena idea lo de veros por un agujerillo a través del blog!
    Un abrazo

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  2. Otra cosa no, pero agujeros, en el Bremen, tenemos como para hacer una fábrica de quesos, con tanto blog en el que asomarse.

    Este, en cualquier caso, es un meta-agujero. Es el agujero de los agujeros. Es como meterle a una tuneladora de Gallardón otra tuneladora dentro. Es como un curso de topología. Y sobre todo ¡es!, lo que (valga la redundancia de la palabra que sigue) es estupendo.

    Recibo el abrazo, y envío otro de vuelta, lectora vampira (por lo de la longitud de los dientes, digo).

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  3. De la derecha, la barrita de la dereeeeecha, David...

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Con la tecnología de Blogger.

Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.