23.9.09

carta abierta a la humanidad

Yo, David Ruiz, regalaré un caramelito de menta a todo aquel que escuche el disco nuevo de Diablo Swing Orchestra, del que, recordarás, hablaba ayer, así un poco de pasada, mientras olvidaba comentar que también había inventado tiempo en ver fotos de Dmitri Baltermants y otras cosas que obviamente ya no recuerdo (por contestar de paso a Miroslav, que es que lo de darle a lo de responder comentarios me resulta complicado por razones de la política de interné de la secta, debo decir que perder el tiempo es una tarea que requiere mucha dedicación y mucho esfuerzo y que, definitivamente, no se valora. Que debería, porque entonces yo sería inmensamente rico y podría retirarme de perder el tiempo y cumplir por fin mu sueño de ser archivillano de James Bond, y arrasar París de una puta vez), pero de las que me acordé ayer puntualmente en la suma del breve lapso que tarda el dedo en hacer clic en el botón de publicar, y el otro brevísimo lapso que ocupó las horas siguientes.

Porque es una pena que nadie conozca a ese grupo. O cuatro colgados, sólo. Arrebátanoslo, a los colgados.

Por promocionarlo, por hacerlo irresistible, pronunciaré un teorema, que es el que sigue:

Teorema 1: todo grupo con un contrabajo merece ser escuchado.

Y tres corolarios, que son, respectivamente:

Corolario 1: y si encima hay trompetas y cellos y el grupo es, formalmente, de metal, más.

Corolario 2: y si son suecos, más más.

Corolario 3: y con títulos de canciones como Balrog Boogie, más más más.

Cuando logré oírlo me pregunté cuántos grupos conocía yo de, digamos, por inventarnos un género, que siempre es algo divertido de hacer, metal bailable. O en inglés, como debe ir todo género que se precie (excepto el calorreo, que es infinito en su perfección tal cual), danceable metal.

Y me acordé de dos a bote pronto: esta gente y Estradasphere. Quizá también Finntroll (y como siempre que se les menciona, Moonsorrow también), cuando les da por ponerse con la humppa, su polka finlandesa acelerada.

En fin.

Y ya está, no se me ocurre nada más que tenga que decirle a la humanidad, por ahora.

A ver, voy a pensar un ratito por si las moscas…

No, nada más.

A no ser que me ponga a predicar también sobre los Hammers of Misfortune. Pero mejor no. Vamos por partes. Mejor recomendar un grupo y que no lo escuche absolutamente nadie que recomendar dos, y que pase lo mismo. Es que los estoy escuchando y buf, son buenísimos, un rock progresivo estupendo, nada de wankery musical, que dicen los guiris, con alma, la cosa.

Ala, pasa un buen día, humanidad. No te mueras mucho de hambre ni de miseria, y suerte.

 

P.D: venga, va, vaya aquí también mi recomendación de los Hammers of Misfortune.

5 comentarios:

  1. Ya sé que no soy quien para pedirle favores, pero...

    El caramelito se lo regalo yo si cuando sea Usted un supervillano en lugar de (o además de, me importa un bledo) París, arrasa Usted La Gomera.

    Una vieja deuda, no pregunte.

    Gracias por adelantado.

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  2. Pero, Microalgo, ¿qué le ha hecho a usted La Gomera? En fin, desearé que David no se convierta en un supervillano o que, de hacerlo, no le haga caso. Y, mientras tanto, me pondré a escuchar a la Diablo Swing Orchestra.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.