22.6.09

un lunes de mierda


Esta mañana, en el metro, iba sentado al lado de una señora.

La señora debía estar a unos 10.000 kilómetros de su casa, del lugar en que nació, de los amigos de toda la vida, de la mayoría de su familia, si no de toda.

La señora sollozaba, mirándose las rodillas, y pasaban estaciones al otro lado de las ventanas.

Oyéndola, he pensado que jamás he tenido un lunes de mierda, por mucho que a veces, en el pedestal del victimismo, pueda haberlos reclamado.

Oyéndola, me he preguntado qué decirle, qué hacer para tenderla algo de éste lado. Qué hacer. Y no he sabido responderme nada.

Oyéndola, también, he pensado que vaya día para olvidarme el iPod. Y después se me han tragado primero la culpa, y después los túneles de Avenida de América.

5 comentarios:

  1. Pues yo me alegro de que te olvidaras el I-Pod. Así te has fijado en ella. Y nos lo has contado.

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  2. "Esta mañana, en el metro, iba sentado..."

    Fake.

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  3. Alguna vez (más de una) me ha tocado vivir una situación parecida en un transporte público. Y también, como tú, me he preguntado qué hacer y no he encontrado respuesta; y también he echado en falta el ipod (o un libro, o no estar sentado allí) y me he sentido culpable. Sólo una vez me vino una respuesta (y actué) y fue sin buscarla. Esa vez fue en la última de las ocasiones. Luego pensé que, a lo mejor, no hay que buscar la respuesta, no hay que preguntarse nada.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.