Como hoy es un día con un intervalo de intrascendencia considerable, que va desde su comienzo hasta las 20:30, cuando comienza La Presentación (en la que quizá sí que haya representación institucional a cargo del Vinagre, ji ji, después de todo), me voy a dedicar a hacer un post utilísimo (para mí). Y conste que lo de intrascendencia lo digo no porque sea mucha, sino porque es poca: la mayoría de mis días suelen tener intervalos de intrascendencia de muchas más horas, entre la secta y el transporte público y patatín patatán.
El caso es que hace poco alguien a quien no veía hace siglos me encontró por estos tortuosos caminos de la Interné, me reconoció de hace siglos, literalmente, y me preguntó eso de ¿qué tal te va?
Es una pregunta que quieras que no tiene su miga, sobre todo si en la respuesta tienes que resumir 15 años de vida, sobre todo si no tienes claro cuánto tiempo pretende dedicarte esa persona, o cuán larga es su santa paciencia. Así que para poder abreviar, y por ser fiel al egocentrismo que supone la esencia más pestilentemente dulce de los blogs, voy a responderla aquí en diferentes versiones:
PREGUNTA POR CORTESÍA ALGUIEN A QUIEN CONOCÍ HACE MIL AÑOS: ¿Y qué tal te va?
RESPUESTA: Bien, bien, ¿y tú qué tal?
PREGUNTA POR CORTESÍA ALGUIEN A QUIEN CONOCÍ HACE MIL AÑOS, CON INTERÉS PERO SIN TIEMPO: ¿Y qué tal te va?
RESPUESTA: Bien, bien. Aquí ando. Hice una carrera, pensé "pfff" y me metí a Matemáticas, me la saqué a pesar del golferío de la Autónoma, luego perdí un poco más el tiempo, y ahora trabajo en una secta satánica, hago fotillos y escribo cuentos de hamor y westerns, por pasar el rato y como excusa para emborracharme como un intelectual. ¿Y tú qué tal?
PREGUNTA POR CORTESÍA ALGUIEN A QUIEN CONOCÍ HACE MIL AÑOS, CON INTERÉS Y CON TIEMPO: ¿Y qué tal te va?
RESPUESTA: Pues bien; este año me han seleccionado una foto para una exposición de PHotoEspaña, he publicado en cuentito en una revista en Brasil, salgo con una Muchacha adorable que, por cierto, presenta hoy su primer librito de poemas, me he convertido en todo un experto en el Death Metal Melódico Progresivo Sueco de Gotheburg, y todo lo demás lo escribí en este cuento,
Madrid, 1975-2008.
"…Tú sonríes con plomo en las entrañas."
(Antonio Machado)
"Maldita ciudad, no es tu mejor momento
y aún estás hermosa."
(Ismael Serrano)
1− nombre de ciudad grabado en un trozo de plástico, en tu cartera. 2− donde abrir los ojos, y llorar, y empezar a vivir. 3− un lugar donde casi matar a tu madre, donde tenerla postrada en una cama durante meses. 4− una primera nochevieja. La madre contigo en brazos. El padre dormido en el sillón, arropado con su cazadora. Empieza 1976. 5− durante años, un lugar mítico en el norte, barroco en su complejidad de tráfico feroz, de edificios labrados y erizados de esculturas, moles grises de ladrillo y afiladas verjas metálicas. Hierro negro, piedra gris, arcoíris aceitosos en los charcos. El cielo, una herida abierta azul o su costra, gris de nubes que sangran al atardecer. 6− destino excitante para un niño. Autobuses rojos que abordas de la mano de tu madre, con instrucciones para mentir sobre tu edad y así no pagar billete. El cordel del que se tiraba para que sonase una campanita, cuando uno quería bajarse, al que tu no podías llegar. 7− los primeros cines, las primeras luces, Cortilandia, la masa de gente, mendigos, dependientas vestidas de azul, semáforos. Arriba estatuas, columnas, frisos, cornisas, las gárgolas que vigilan el puzle de nubes rotas. 8− las escaleras mecánicas. Su traqueteo, el plegado final, la magia del eterno retorno. El asombro por esa abuela que no podía, no sabía y no quería montar en ellas. 9− el metro. Viajar en vagones bamboleantes y escandalosos con la cara pegada a la ventana, espiando el túnel negro de hollín y oscuridad, el súbito latigazo del convoy en dirección contraria. Pensar que cuando crecieses pasarías días y días recorriéndolo. 10− acordarte todavía de eso, cada vez que ves a un niño con la cara pegada a la ventana, tragándose la oscuridad. La estación fantasma de la Línea 1. 11− ir con tu padre a su trabajo en días tranquilos de verano, la ciudad desierta y un calor de horno. Bares que sirven bocadillos de jabalí al amanecer, olor a café y a tabaco. El contraste entre un sótano con cámara acorazada reconvertida en oficina de ordenadores primigenios y las escaleras de madera gastada que crujían como navíos. Tras ellas, pasillos desvencijados y teléfonos rotos. La risa del padre, que sonaba tan extraña fuera de casa. Bolígrafos de regalo y zumbido de fluorescentes. 12− escenario de miedo, de golpe de estado. "Todo el mundo al suelo". 13− tu padre fumando al cobijo de un portal cercano, viendo a los guardias civiles desertar escapando por las ventanas; él espera, trabaja allí. Tu padre, por fin, cerrando los micrófonos de la radio por los que todos escucharon, cuando aquello terminó. 14− los cines en familia, para navidad o para los cumpleaños. 15− la película más mítica, Willow: nieve, espadas, bichos y aquella música, ¿qué más se puede pedir? 16− la primera, tal vez, Bambi, con los vecinos de Leganés. Quieres recordar que no te gustó demasiado. 17− la última, tal vez Sin Perdón. Tu padre y tú con los ojos brillantes, tu madre resignada. 18− siempre la tradición, el paseo. Tu padre enseñándonos atajos, negros callejones por los que a ti, de su mano, no te daba miedo cruzar. El chocolate con churros. El ruido de las tragaperras. Palillos, servilletas, serrín. Vaho en las ventanas, luces sobre los coches acribillados de escarcha. 19− la aureola sucia y amarillenta de la contaminación. 20− ir de compras con tu madre. Telas inmensas, colores y más colores, largas y desgastadas varas de medir. El Corte Inglés, su café y tu croissant. 21− tú contándole lo que lees: Los Cinco, 2001: Odisea en el Espacio, La señora Frysby y las ratas de Nimh. 22− años de zanjas y obras y asfaltados y ensanches y ampliaciones y túneles y siempre humo 23− la ciudad inexistente, aérea, invisible desde los túneles en la roca. El camino a la universidad. El amanecer devorado por la boca del metro de Opañel. 24− el marco perezoso y proscrito de las peyas. Los recreativos, con aquella máquina de tiros y su cacofonía digital. Las cafeterías. Las cañas. Los parques. Leer al sol de marzo. La iluminación maquiavélica de los Sex Shops. El cine, los fines de semana. Los paseos. La calle Preciados y el ansia psicópata cada Navidad. Las tiendas de discos, ya todas cerradas, y las tiendas de comics, aún todas abiertas. 25− primero un día con la fecha ya gastada, un lugar para que le rompan a uno el corazón. Luego mil más como ese. Rincones por los que desperdigar los trozos, a patadas. Esquinas en las que vomitar, charcos que pisar, bancos en los que esquivar borrachos y yonquis y sentarse a esperar a que la pena te mate. 26− más de lo mismo, la marquesina del Cine Callao, un día de lluvia. Tan dramático; tres pasos al frente y calarse hasta los huesos; qué pena que ella no te viera. 27− más de lo mismo, un bar, aquella mujer que bebía más que tú. 28− más de lo mismo, una parada de tren, "que sí, que volveré"; ya, claro. 29− más de lo mismo, por calles y plazas. 30− el pasatiempo de dibujar figuras uniendo esos puntos con el dedo, sobre el plano del metro. 31− el ruido del tráfico al salir de ver Bringing Out the Dead de Scorsese, fundiéndose con el ruido de Nueva York a tus espaldas. El ruido del metro aquella noche. El ruido de la ciudad, intérprete y compositora. 32− el aeropuerto y la gente de lejos. Los fines de semana de guía turístico. Redescubrir los bares, cruzar todos los semáforos en rojo: es tradición. 33− una huelga de bomberos. Ellos de uniforme, cargando estacas. Los policías encogidos y mirándolos con recelo. 34− hogueras en la Puerta del Sol. Uno de los bomberos firme, impasible, vista perdida y manos a la espalda. Las llamas arremolinándose a su alrededor con cada golpe del viento. 35− un rastro de sangre en la Gran Vía, girando por un callejón. Las zonas desiertas, los ecos de toses, el ruido de pies al arrastrarse y el rumor remoto del tráfico. El desierto urbano. 36− todos y cada uno de los bares que ya están cerrados. Sus camareras. Las bebidas inefables. Los escotes de sus camareras. Las fantasías. 37− una fiesta de Halloween y dos amigas, una de Eduardo Manostijeras. La otra, de colegiala inolvidable. 38− conciertos al azar, máscaras de lucha libre mexicana, mujeres con tupé, whisky y Guinness, grupos suecos, camisetas extrañas, distorsión, oídos pitando, calambres en las piernas y sudor en el pelo. 39− el repiqueteo de la lluvia en las marquesinas de chapa de la estación de Chamartín. Nieve colándose por las troneras de la Estación de Atocha. La Gran Vía empapada, reflejando un paraguas violeta. 40− cine en versión original. Fundar rutinas en los bares. Dormir en el césped de Plaza de España una, dos, tres veces. Aventuras con fecha de caducidad inmediata. 41− las manifestaciones, la calle tomada, un gobierno estúpido ignorándoos a todos. Otra guerra en Irak. Un viejo comunista agita una bandera raída y llora de emoción ante tanto joven marchando. Luego por un tiempo, nada. 42− una llamada de teléfono, "¿estás bien? ¿estás en casa?". La televisión y el alma a los pies. La incredulidad. Trenes destripados en sus raíles, tus trenes de cada día llenos de muertos. 43− buscar a los amigos, entre líneas saturadas. 44− buscar a los conocidos, insistir e insistir. 45− buscar a los conocidos de los amigos, internet. 46− actualizar, seguir buscando. Volver a actualizar. F5, F5, F5. 47− en la primera lista de fallecidos, el nombre que faltaba. 48− ha sido ETA. 49− no ha sido ETA. 50− maremoto de prensa, sí, no, sí, no, sí, no. La desconfianza. Leer periódicos extranjeros para poder entender algo. 51− otra manifestación, bajo lluvia y un cielo de luto. Gente ajena y desafiante, cierto ánimo de revancha. Banderas de España con un toro en medio. Absurda y extraña como una manifestación de la Selección Española. 52− el orgullo herido. La furgoneta, la cinta, la reivindicación, los portavoces de prensa que no consiguen convencer. Escuchar que hay cuatrocientos manifestantes en la Calle Génova el sábado frente a un mar de antidisturbios, e ir para que sean al menos cuatrocientos uno. 53− y encontrar la calle ya abarrotada. El ruido de las llaves. El silencio. La policía mirándoos con ojos de lo siento. Pero también antidisturbios y rumores de cargas. Veteranos de mil manifestaciones calmándoos desde lo alto de una marquesina: Imposible, muy mal sitio, no hay salidas, sería una masacre, montoneras, pisotones y no pueden, sin calles para corrernos no pueden. En la radio políticos desquiciados hablando de violencia. Sentaros en el suelo con las manos alzadas y en silencio: así erais de violentos. Enamorarse, ahí, idiota perdido; así fue después. 54− pasar por Atocha la tarde de las elecciones, camino del cine. Velas rojas, flores en los andenes desiertos, los daños, gente llorando, un silencio de catedral. No poder entrar al cine, caminar sin rumbo hasta no poder más. 55− el recuento de votos. Un odio atroz, un dolor atroz. Pensar, qué sabes tú, que alguien iría a la cárcel. 56− lluvia, y siempre invierno todavía. Nadie fue a la cárcel. 57− un ex-presidente mintiendo desde parapeto de su soberbia. Los padres heridos y vosotros a un lado, los niños pijos que en su vida cogieron un tren al otro. Manos pintadas de rojo retenidas por la policía. Una señora llorosa y fortísima, que luego se hizo famosa. Les cantó las cuarenta, nos conmovimos todos, y se la olvidó 58− noviazgos clandestinos. Tortillas de patatas hechas en tiempo record. Andenes de tren, paradas de autobús, la salida de metro de Ópera. Helados. Césped. El olor a tierra mojada en el Retiro. 59− luchar contra pasados ajenos, y perder. 60− huir de la ciudad, aborrecerla. Volver y descubrirte echándola siempre de menos. 61− atardeceres épicos, puestas de sol fastuosas, amaneceres inexistentes, y no cansarse nunca ni dormir jamás. 62− locales clandestinos, copas a quince euros, borracheras tremendas. 63− la ciudad como laberinto. La ciudad como cielo en la tierra, en una calle, e infierno en la tierra, en cualquier rotonda. La ciudad como forma de autorretrato. Bares a los que no se puede volver. Bares a los que no se puede pero se vuelve igual. 64− la ciudad como rutina, como medicina, como terapia. Más cines, y tantas copas. Salas abarrotadas. Falsas alarmas de Ley Antitabaco. Trabajar aquí. Trabajar allí. 65− la salud mental: depresiones, síndromes bipolares, ansiedades, astenias, hastíos, intentos de suicidio. Pastillas de colores, alcohol de marca, drogas de toda clase. Manejarlo todo como quien pone o quita canciones. Gente hablando sola por las calles, a gritos. 66− la mudanza, con su etapa buena, su caída, su desplome y su encierro. 67− la ciudad como personaje de ficción. La ciudad como sujeto a retratar. La ciudad como gato jugando con sus presas. La ciudad como amante celosa e insatisfecha. Cientos de fotos y miles de palabras. 68− la ciudad como complemento circunstancial de todo. 69− la invitación a escribir, el colapso doméstico. Las enfermedades respiratorias. 70− un taller literario y volver a esto; teclear sin sueños ni ilusiones, por puro vicio: Por qué no. 71− lo que no se dice 72− y lo que sí. Palabras borrachas rebotando en la ionosfera, viajando de tu noche de sábado a cierta mañana de domingo. 73− la Buena. La tetería de después. La gente que tiene que madrugar, y la que no. Una muchacha, que te sonríe. 74− el reportaje de chirigotas, plan un tanto extraño. 75− un sofá, en la pantalla un motorista desquiciado, música atroz. Una ventana loca. 76− pues tú te vas, dices, y primer beso, y bueno; te quedas. 77− Y todo el presente, de horizonte a horizonte. 78− y el viento a favor.
PREGUNTA ALGUIEN A QUIEN CONOCÍ HACE MIL AÑOS Y QUE NO SABE QUE ME CAE MAL: ¿Y qué tal te va?
RESPUESTA: Psé.
Que cada cual se apunte a la que merezca, cuando preguntándome qué tal, yo les remita a este post.
WOOOOOOOOOOW!
ResponderEliminar¿¡WOOOOOOOOOOW!?
ResponderEliminar¿Te refieres al World of Overwhelming Oustanding Onslaughtering Ongoing Oncologist Ondarrivian Ornated Oh-la-la Ornitorrinco's Warcraft?
Porque de ser así la segunda o va en minúsculas, ¿eh?
Y no sé qué tiene eso que ver con mi post, spammer. Claro que yo también. Así que retiro lo de spammer. ¡Meta-spammer!
tiene una cita de ismael serrano!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminar´¡Hombre Diego! Cuánto tiempo. ¿Qué tal te va?
ResponderEliminarbuenas respuestas,en todo caso....
ResponderEliminara cada cual mejor que la anterior.un beso!
Coincido con el asombro de Aroa, jijiji
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, cada vez escribes mejor, jodío!!
Por otra parte, espero que a ese conocido no le respondieras ningún psé. O si lo hiciste, que no se haya leído este post. O que no se de por aludido.
No, el "pse" no era para quien hizo la preguntita la última vez. Pero por rigor lo pongo, por si hiciese falta recetársela a alguien, ji ji.
ResponderEliminarY lo de la coincidencia... es un guiño, es un guiñooo.
O reciclaje. Quizá reciclaje.
David, qué maravilla de texto. Me ha encantado.
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