Dos hechos sumamente improbables confluyen en este post.
El primero, que se da la incomprensible circunstancia de que nunca te haya torturado dándote la definición de distancia. El segundo, que ayer estuve un ratito ojeando El País Semanal, incauto de mí. Pero vayamos por partes:
Se define una distancia como una función matemática a la que cuando le das dos puntos te devuelve un numerito que cumple las tres propiedades siguientes:
1. La distancia nunca es negativa (porque “desandar” también es recorrer una distancia).
2. La distancia entre un punto y él mismo es siempre cero (porque si uno no se mueve no recorre distancia).
3. La distancia entre un punto y otro es siempre menor o igual que la distancia entre el primer punto y un tercero mas la distancia entre ese tercer punto y el segundo (porque si vas del trabajo a casa no puedes recorrer menos distancia que si vas del trabajo a Pernambuco primero y luego de Pernambuco a casa).
Esto puede generalizarse a objetos en vez de puntos considerando que la distancia entre dos objetos es la menor de las distancias que existen entre cada par de puntos de cada objeto. Y así cualquier cosa que cumpla esas condiciones es una distancia, lo que a veces da cosas raras según qué función tome uno; por ejemplo si a alguien le da por medir con pasos y la distancia habitual y decide dibujar a qué puntos puede llegar dando un paso le sale un círculo, pero si se considera la pieza del caballo de ajedrez en un tablero, el “círculo” de lugares a los que puede llegar de un movimiento no es tan circular, y deja huecos que para nosotros estarían más cerca pero que para él requieren cantidad de movimientos, como sabe cualquiera que haya jugado al ajedrez y haya tratado de comerse un peón que estuviese junto a su caballo. Pero esto ahora da igual. Consideremos la distancia de toda la vida, y vayamos al suplemento de El País.
Yo no acostumbro a leerlo porque de un tiempo a esta parte, de esto sí que creo haber hablado aquí, le he cogido cierta manía a esos (publi)reportajes sobre malas películas y a esas entrevistas que no me interesan lo más mínimo y a esos artículos de decoración, moda y cocina que me hacen pensar siempre que escriben para extraterrestres. Pero el sábado se lo cogí prestado a la Muchacha porque incluía un (publi)reportaje sobre Amenabar, lo cual a mí me da bastante igual (yo lo que quiero es ver sus películas, no conocerlo, leñe), pero como la peli va de Hipatia de Alejandría pues me resigné a leerlo a ver si me indignaba con alguna gansada.
Y claro, así fue.
El artículo empieza con Juan José Millás embutiéndonos en un aura de bohemia artística de la que luego Amenabar luchará por salir con uñas y dientes mediante la descripción de una noche en la que Amenábar iba a Ibiza en un barco por la noche, y tumbado en la cubierta miraba al cielo y, dice, descubrió la Vía Láctea, que yo pensaba que todo el mundo sabía que estaba ahí desde bien pequeño, pero en fin, será por gente despistada que hay por el mundo. Vale, paso eso sin indignarme. Pero no lo que dice entonces Millás:
“Y aunque la galaxia se encontraba a miles de años luz, en el hondo cielo…”
Y es ahí donde la distancia del texto de Millás y la tontería se hacen 0, porque no sé si Millás será tan lerdo en materia astronómica como describe a Amenábar y que o bien no es consciente de ello o no tuvo tiempo para echarle una ojeada a un libro de escolar o de invertir no más de 10 segundos en una búsqueda de Google (ni lee su propio periódico), porque la distancia entre Millás y la Vía Láctea es 0: señor Millás, hombre, ¡si está usted metido en ella!
Y yo chirrío los dientes y pienso que qué gracioso que pongan por ahí que están dedicadísimos al año internacional de la astronomía, y si no será muy alto el precio que se paga por alegrar una descripción con una licencia poética al caer en la tontería, o si por el contrario será que simplemente me estoy volviendo un gruñón, y que no sólo existe gente a la que le interesan las miradas al cielo estrellado de Amenabar, sino también gente a la que le importan un pimiento las tonterías si hacen bonito.
Yo es que creo que en el País Semanal (o "los colorines", como lo llaman algunas personas de la plantilla del diario) le tienen tirria a la astronomía/astrofísica. Porque vamos, aquello de "Astrólogos que buscan planetas" sigue escociendo.
ResponderEliminarPD: Que espero que no te importe, pero te he enlazado, que me gustó lo que lei y no quería perderme.
Hola Inés, ¿qué tal?
ResponderEliminarYo más que tirria, la verdad, les veo ignorancia. O esa elección de lo estético frente a lo real, aunque resulte insultante. Porque la g de "astrólogos" quizá les gustase, no sé.
¿¡"Los colorines"!?, ja ja, qué bueno.
¡Bravo! :-)
ResponderEliminarEs usted un quisquilloso. Estoy a punto de desdoblar mi identidad para que mi yo del espejo, zurdo y con mis mismas angustias pero al revés, vaya a buscarle para cantarle las cuarenta.
ResponderEliminarFirmado: Juan José Millás.
Si yo fuera Millás, te respondería que esta frase tuya: la distancia entre dos objetos es la menor de las distancias que existen entre cada par de puntos de cada objeto es, en el mejor de los casos, confusa, porque parece dar a entender a) que cada par de puntos puede estar formado por puntos del mismo objeto, y no solo por un punto de cada objeto y b) que entre cada par de puntos existen varias distancias distintas, ya que hablas de la menor de ellas; y, en el peor, no menos errónea, lingüísticamente, que lo es astronómicamente su afirmación sobre el hondo cielo. Y te diría también que si bien puede considerarse que "Vía Láctea" es un sinónimo perfecto de "nuestra galaxia", también cabe decir que la Vía Láctea es lo que desde la Tierra se ve de nuestra galaxia, -de hecho, a mí esta segunda afirmación me parece más cierta que la primera- y que, entendiéndolo así, cabe perfectamente decir que se encuentra a miles de años luz de nosotros. Aunque, eso sí, lo del hondo cielo seguiría siendo bastante terrible.
ResponderEliminarPero tranquilo, no soy Millás. Solo soy un tocapelotas anónimo.
Bueno, no tan anónimo: Vanbrugh, para ser exactos.
Guille: gracias, gracias.
ResponderEliminarReflejo siniestro de Millás: tan quisquilloso como para leerme llamado como tal y pensar que no sabe usted cuanto, y que me acabo de acordar de las ganas que tengo de darle a cierto escritor un tirón de orejas por ambientar un libro en Nueva York en el año 2001 e incluir en él la versión inglesa de un libro de Bolaño que no tuvo versión inglesa hasta el año pasado, ejem ejem.
Anónibrugh, hombre, no sé qué decirte. La definición está hecha en plan coloquial, y aún así la única confusión posible la veo en esa frase que me discutes de que los pares de puntos puedan ser de un mismo objeto. Yo creo que sin necesidad de precisar mucho más hay que tener más ganas de buscar las vueltas que de entender para pensar que puede suceder eso.
En cualquier caso, insisto, eso me pasa por haber hecho la definición de forma coloquial y no rigurosa, porque no quería centrarme en eso, sino en la barrabasada de Millás. Pero ala, quien quiera rigor aquí tiene la definición buena buena.
1º: Distancia entre dos puntos.
Se dice que la distancia d es una función d(x, y) que devuelve resultados reales positivos (o cero), que cumple las siguientes propiedades:
1.1. d(x, x) = 0 para cualquier punto x
1.2. d(x, y) = d(y, x) para cualquier par de puntos x e y.
1.3. d(x, y) <= d(x, z) + d(z, y) para cualquier combinación de puntos x, y, z.
2º: Distancia entre conjuntos.
Dados dos conjuntos A y B se dice que la distancia entre A y B es la menor de las distancias d(a, b) para todas las combinaciones de puntos a pertenecientes a A y b pertenecientes a B.
Como ves lo de "la menor de las distancias" sigue saliendo, y claro que tiene que salir, porque si no, efectivamente, podría haber muchas distancias. Por ejemplo la distancia que existe entre Madrid y Barcelona es la que habría en línea recta, pero no por ello dejan de ser también distancias las que recorrerías si fueses de Madrid a Barcelona pasando en el camino por Hong Kong.
Lo de que cabe decir que la Vía Láctea es lo que se ve desde la Tierra, no: lo que se ve desde el cielo de la Vía Láctea es una frase que define eso mismo, y no puede resumirse por "Vía Láctea", y en cualquier caso la mayoría de todo aquello que vemos en el cielo y que según tú podemos llamar Vía Láctea está relativamente cerquita, a bastante menos de miles de años luz. Las estrellas como el Sol son invisibles a sólo 60 años luz de distancia, por ejemplo. Pero que no, que no: que las galaxias no son la mancha que se ve en el cielo, sino lo que las forma, y ahí hasta el Propio Millás es parte de ella, te pongas como te pongas :P
Hombre, naturalmente que sigue saliendo lo de "la menor de las distancias". El problema no está en esa frase, inevitable, como bien dices, sino en su contexto, es decir: en la menor de cuáles distancias. Tal y como tú lo escribías: "la menor de las distancias que existen entre cada par de puntos", era perfectamente posible entender que las varias distancias entre las que se escoge la menor no correspondían cada una a un par de puntos distinto, sino que podían corresponder varias, o todas, a un solo par de puntos.
ResponderEliminarY sí, naturalmente también, para entenderlo así hace falta tener más ganas de buscar las vueltas -de tocar las pelotas- que de entender. Certero diagnóstico.
En cambio en la segunda parte ya no puedo estar de acuerdo. Creo que tenemos razón Millás y yo, y que, en cambio, el de las ganas de buscar las vueltas -o de tocar las pelotas- en este caso eres tú. Primo, "Via Lactea", como su propio nombre indica, NO es el nombre de la galaxia, sino, únicamente, del conjunto de cuerpos astrales distintos de la Tierra y visibles desde ella que, además, pertenecen a la galaxia. Y por eso, precisamente, se llama así, porque parece un camino, o vía, de aspecto lechoso, o lácteo. Solo desde la Tierra parece una vía, solo desde la Tierra se ve láctea, y solo a lo que se ve desde la Tierra se ha llamado así. La Galaxia a la que pertenecen tanto la Via Láctea como la Tierra como muchas otras lejanas estrellas que no se ven y que, por tanto NO son la Vía Láctea, se llamará como se llame; pero "Vía Léctea" es el nombre que recibe la parte de esa galaxia que se ve desde la Tierra, y se llama así precisamente por cómo se ve desde la Tierra.
Y secundo, efectivamente, como bien dices las galaxias no son lo que se ve desde la Tierra, sino lo que las forma, y el propio Millás forma parte de nuestra galaxia y no puede decirse que esté a ninguna distancia de ella. Pero la Vía Láctea NO es una galaxia, sino la parte de nuestra galaxia visible en el cielo desde la Tierra, y Millás se encuentra a una distancia de ella muy considerable. No de miles de años luz, de acuerdo. Pero si de unos cuantos.