1.4.09

intoxicación de cloro

A veces se nos olvida que trabajamos en una secta satánica, y lo que ello implica. Por ejemplo, que hacer el mal está bien. Pero claro, cuando lo hace la dirección de la secta tiene que tener cuidado, porque tampoco es cosa de que por hacer el mal se vayan a ganar una denuncia sindical o algo así. Yo creo que es por esta razón, y no otra, por la que no nos fustigan, ni nos queman con los hierros al rojo que tenemos puestos en las piras y las chimeneas. Que quizá a veces nos lo merezcamos, como cuando hace un rato nos hemos puesto a ver trozos de películas de kung-fu, Que Sí y yo.

Así que ayer alguien se puso a pensar cómo hacer el mal y se le ocurrió una idea estupendamente maquiavélica y maquiavélicamente estupenda: llegó la más suma (por ejemplo, de edades) de las sacerdotisas por la mañana y nos dijo:

–Salve a la Bestia, Devoradora de Mundos.

–Salve a la Bestia, Devoradora de Mundos –respondimos, educadamente–. ¿Qué tal todo?

–Bien, bien –sonrió–. Venía a avisaros que no bebáis agua del grifo, que tienen que mirar no sé qué los de mantenimiento y nos han dicho que van a poner agua con muchísimo cloro.

Así que nos abstuvimos de beber agua del grifo, como antimetrías de Adán y Eva en el Paraíso, a dieta sin manzanas, durante un cerro de horas.

Y la sed apretaba, y encima ayer a mí me hicieron trabajar de lo lindo (no pasa mucho pero a veces pasa), porque estuvo a punto de desencadenarse un pequeño apocalipsis que al fin logré evitar, porque aquí se trabaja por el Gran Apocalipsis, no por los pequeños.

Total, que a media tarde estaba trabajando junto a un corro de sectarias, y una anunció que se moría de sed.

–Ah, pues ves al baño, ya se puede beber –le dijo una compañera–. Hemos estado bebiendo nosotras desde hace un par de horas y el agua no sabe rara ni nada.

–Ah, pues voy –dijo la sedienta, y yo, sin recordar a tiempo la comparación bíblica y el papel de la mujer en ella, también fue. Pero claro, la sectaria se fue a su baño, adornado con el grabado de una damisela esquemática en la puerta, y yo al otro, marcado por un icónico varón, y allí abrí el grifo, bebí, me sequé las barbas y salí, notando un saborcillo raro en la boca. Y al fin al rato pensé que una cosa era el grifo de un lavabo y otra el de otro, que si habían bebido varias mujeres de aquel grifo el agua ya habría corrido bastante, y que seguramente la primera en beber tuvo la prudencia de dejar correr un rato el agua, por si las moscas.

Ni que decir tiene que yo no había tomado ninguna precaución, así que conseguí una ligera intoxicación por cloro.

El cloro es un elemento algo siniestro con el que intoxicarse, por cómo se combina. Si uno se somete a una nube del gas de cloro las pasa putas, porque el cloro, al contacto con las zonas húmedas, forma ácido clorhídrico, que es altamente corrosivo, y más le vale salir pitando hacia el hospital más cercano, porque las zonas húmedas son cosas como los ojos, las mucosas y demás, que por lo general no conviene abrasar con ácido. Cuando el cloro se bebe, recorre lugares de por sí húmedos, como la boca, el esófago y el estómago, lo que podría resultar preocupante, si no fuese porque para empezar el cloro que se bebe mezclado con agua va bastante diluido, y no deja de ser como cuando uno va a la piscina y le hacen una aguadilla particularmente eficaz, y por otra, en fin, el estómago y en cierta proporción la saliva ya tienen ácido clorhídrico, porque el cuerpo lo segrega para digerir los alimentos.

Así que me despreocupé y pasé la tarde con mi pequeña intoxicación de cloro, que en rigor no fue sino un arrebato de acidez estomacal. Eso sí, me pasé la tarde soltando pequeñas cantidades de gases, garganta arriba, y pensando que algo de eso, algún atomillo, sería de cloro, lo que me convertía en un envenenador a nivel diferencial. Con muchos como yo, causábamos el caos. Y sintiéndome útil para Satán, aunque fuese muy poquito, me fui contento a casa pensando que ayer, definitivamente, me gané el sueldo.

2 comentarios:

  1. ¿Y todas esas cosas del cloro ya las sabias o las aprendiste después de haber bebido? Te imagino con cara de preocupación buscando "cloro" en la tita wikipedita.

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  2. Pues hombre, que su ingesta al diluirlo en agua no es mortal ya lo sabía (lo único que deja en la boca un sabor aún más atroz cuando no estás flotando en la piscina, tomando el sol y haciendo el perro). Lo otro mitad deducción, mitad sabiduría ancestral (¿quién no sabe qué ácido tiene en el estómago y qué significan la C y la L de "clorhídrico"?) mitad preguntas al tío Goo.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.