Me he comprado dos filtros para la cámara de fotos: ho, ho, ho.
El primero es un filtro polarizador. Estos filtros están formados por dos cristales polarizados que se giran, el uno respecto del otro. Un cristal polarizado es un cristal que sólo permite que lo atraviese la luz cuya onda (porque la luz, como todo el mundo sabe, es una onda) oscila, digamos, en una determinada dirección, así que polarizando la luz este filtro permite que determinada luz que no oscila en esa misma dirección no pase. Por ejemplo cuando la luz rebota en alguna superficie (por ejemplo agua o cristal) cambia su función de onda, y con un filtro polarizador pueden eliminarse los reflejos de un cristal y fotografiar limpiamente lo que hay al otro lado. Como además la mayor parte de la luz que nos llega del cielo como ese habitual tono azul es luz rebotada, los filtros polarizados la cortan, oscureciendo el cielo y dándole un tono más profundo. Como los arcos iris son luz difractada al reflejarse en una lluvia lejana, los filtros polarizados pasan olímpicamente del arco iris.
El segundo es un filtro infrarrojo. Este es un cristal que parece negro, y en lo que a nosotros respecta, es negro. Solo que no es negro, porque, claro, deja pasar la luz infrarroja. Así que si pudiésemos ver en ese ancho de banda de la luz (o sea, la luz que va con una frecuencia menor que la del rojo), veríamos perfectamente a través del filtro, pero como vemos lo que vemos el filtro nos parece negro porque los fotones a los que están acostumbradas nuestras retinas chocan con el filtro (porque la luz, como todo el mundo sabe, es una partícula) y no lo pueden cruzar. Si el único inconveniente del filtro polarizador es que me puedo ir despidiendo de los arcoíris (aunque, bueno, después de unas 17000 fotos y de no recordar ninguna de un arco iris dudo que los eche de menos. Y qué demonios, es un filtro, no una condena, y se puede quitar), el de infrarrojos es que los fabricantes de cámaras digitales suelen proteger sus sensores colocando delante de ellos, en las entrañas de la cámara, otro filtro que no deja pasar los infrarrojos, lo que va a convertir a mi cámara en una absoluta cegata que tendrá que apañárselas con exposiciones larguísimas (por lo que leo, de 10 a 30 segundos a plena luz del día), y bueno, que las lentes suelen estar preparadas para operar con luz visible y a veces, por lo visto, aparecen fantasmas cuando se las usa con luz infrarroja. ¿Pero qué es eso al lado de la emoción que supone ser capaz de arrancar de la luz imágenes iluminadas por ese espectro que no somos capaces de ver? ¿Y qué mejor excusa para comprar otro objetivo que la de ‘ah, es que el que tengo no me vale para luz visible’?
Se tiende a pensar que la fotografía es un arte (bueno, hay quien no piensa ni eso, pero en fin, también hay animales a los que no les gusta la música, ninguna música, brrr) que refleja las cosas como son en un instante. Ya me he reído yo bastante de esa instantaneidad pensando que sí, que puedo llegar a abrir y cerrar el obturador a 1/8000 de segundo, pero también a 1 segundo, o a 5, o a 30, o a lo que aguante la batería. Ahora toca reírme del las cosas como son y comenzar a apuntar con el dedo a la luz, que es de lo que va la fotografía, y a utilizar bastante directamente todo lo que a día de hoy sabe la ciencia moderna sobre ella, entendida la pobre desde hace poco más o menos un siglo, gracias a la Relatividad (pues fue Einstein quien nos presentó la luz como partícula) y a la Física Cuántica (que es la que nos cuenta por qué las cosas son a la vez onda y partícula, y que la distinción es sólo una cuestión de perspectiva).
Ciencia moderna, arte, y la posibilidad de sacar imágenes bestialmente arrebatadoras. A partir de mañana, que me llegan los filtros. Me siento como en víspera de reyes. Y que se aguante el arco iris. Quién lo va a recordar, si hay suertecilla y puedo hacer fotos como éstas.
No sé cómo me aguanto las ganas de explicar en condiciones lo que es la polarización... supongo que por ser casi las 5 y estar deseando pirarme a casa
ResponderEliminarPues ya sabes, mañana, a primera hora, a contarlo.
ResponderEliminarPor mí, Ósqar, ni te molestes. O a lo mejor sí: a lo mejor lo cuentas de una manera que no sea tan "peñazo" como nos lo cuenta David.
ResponderEliminarCon lo fácil que habría sido decir: "me he comprado dos filtros que te cagas para hacer fotos en la que se ve lo que con la visa no se ve. Y estoy feliz". Y luego poner la foto del árbol fantasma ese".
Termino este burripost con la palabras verificadora, que seguro que ha puesto agí el Gran Chiquito:
jaurr
joder y cuántas erratas (es que no he pasado todavía por el café filtrado),
ResponderEliminarJAURR!
(aunque esta vez es "wedozi", que quiere decir "bueno, sí", cuéntanos, Oscarino)
Ya sé que no tiene nada que ver, pero algún día tienes que explicarme cómo has hecho lo de esa fantástica foto de tu cabecera, la de la cama, que va cambiando la luz. Me tiene fascinado.
ResponderEliminarEeehm... pues no recuerdo cómo hice la foto... la pauta general es ISO baja, la luz era la del sol, apertura grande, tiempo corto, en fin, ¿a qué te refieres con que "va cambiando la luz"? ¿No te estará haciendo extraños el monitor del ordenador, no?
ResponderEliminarDios mío. ¿La foto de tu cabecera es siempre igual? No está más oscura unas veces y más clara otras, no cambia claramente de luz? Oh, Dios mío. O godannin, como bien dice la palabra de verificación. Juro estar convencido de que era así. Díme que no son imaginaciones, por favor...
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