El viernes la Muchacha accedió a venir conmigo al concierto de Porcupine Tree. Además, dijo que le gustaba. Además, me animó a comprarme una camiseta. Además, me animaba a hacer comentarios del estilo de “es que no hay nada como un buen ritmo asincopado con un compás de siete tiempos” o “¡mira, mira, qué obsesión de la Steven Wilson por los niños atiborrados de pastillas y armados con pistolas”. Además, al día siguiente accedió sin problemas a ver conmigo 12 Monos, de Terry Gilliam, insistiendo, además, en que no reprimiese ningún comentario sobre que qué encuadre virado más estupendo o qué cara de loco que tiene Brad Pitt en tal fotograma.
Tantos ademases, obviamente, tenían un fin, y yo no me di cuenta de nada hasta que fue demasiado tarde. Ah, la inocencia, cuál limpio es el mundo con estos ojos, pero en qué encerronas me veo metido. Lo que pasó, el horror, fue esto: ayer, por la tarde, me decía la Muchacha que si nos íbamos al cine. Hablamos un rato de posibles títulos, y mi ánimo iba cayendo en barrena. Pero sólo preparaba el terreno.
–Podíamos ver la de Woody Allen –disparó al fin, y yo sentí el anzuelo hundirse hasta el fondo de mi laringe. Así que fuimos a ver al Bardem y a la Johansson y a la otra y a la que me niego a nombrar comportarse como pijos elitistas curiosamente hábiles -es que yo, claro, además de pintor ricachón y ligoncete soy piloto y un colega me deja un avión, claro, claro, lo de siempre en el mundillo del arte- ir haciendo el idiota de un lado para otro. La Muchacha miraba concentrada la pantalla, y de vez en cuando, en la sala, me acariciaba para que yo dejase de retorcerme presa de mis ataques de repelús.
En su descargo debo decir que nada más salir fue suyo el comentario que sentenció la película:
-Es un telefilm de tarde -dijo. Y luego explicó que a ella Woody Allen siempre le ha parecido eso. Un telefilmista. Yo le disculpo alguna película, desde la nostalgia cada vez más escéptica.
Pero volvamos al cine, en un flashback o un desorden argumental de esos de moda (excepto claro, en telefilmes). Plantémonos de nuevo en las butacas del cine. Qué lamentable voz en off, qué ganas de asesinar a Pe. Pensaba yo, allí sentado, que Woody Allen en realidad está muerto y que desde hace unas cuantas películas alguien, probablemente algún familiar, o expsiquiatra, o lo que sea, lo ha disecado y se dedica a moverlo como si fuese un títere como excusa para filmar telefilmes absurdos sobre, eso, jovenzuelos burgueses que se pavonean de un lado a otro de la pantalla presentando las estupideces que se les pasan por la cabeza como verdades universales, y viviendo como reyes un universo imposible plagado de absurdos que sólo puede entenderse como la idea que un viejo comatoso tiene de lo que debe ser ser joven y tener erecciones y pilotar avionetas y decir mierda en español, en fin.
Pensé, allí sentado, que conozco a mucha gente que podría haber escrito, tal cuál, el guión de esa película, y que me daría vergüenza mencionarles porque me parecería deshonroso. Porque coño, podrían hacerlo mejor (y filmar de paso una escena de polvete con algo más que primerísimos planos de rostros en lo que lo que se enfoca es un codo o una cortina del fondo). Supongo que eso lo resume todo. Pero como a la Muchacha por lo visto le gustó algo más que a mí, y como a mí aunque no me gustase me dio algo de lo que rajar durante horas y horas (y como rajar, de hecho, me encanta) tampoco di la noche por perdida. Aunque luego me fui a casa y ponían United 93, de Paul Greengrass, película que en su día yo critiqué y que en su día el Monstruo Comeblogs (descendiente de Triqui, pero en cibernético) se zampó. Y vi la película con Juanito, y como siempre que la veo terminé pensando, en el plano negro final, que qué cabronazo el Greengrass, que siempre, siempre consigue que termine la película con tensión, deseando que salga todo bien, y sabiendo, claro, cómo salió todo.
Después pusieron esa de Harry el Sucio de La Lista Negra, en la que vimos con gran alegría que el mismísimo Jim Carrey tenía un papel en el que hacía de Axl Rose, y en el que Liam Neeson hacía de malo con coleta. Harry el Sucio iba por la película descargándole cerrojazos del 44 a todo bicho malo que se movía, y nosotros comentábamos todas y cada una de sus escenas con comentarios tipo (pongámonos en situación, unos tipos están atracando un restaurante chino y allí que va el inspector Harry Calahan con su Magnum 44) "pobrecitos, no saben que Harry el Sucio odia a los chinos, pero aún odia más a quienes atracan a los chinos". O unos tipos se ponen a dispararle con ametralladoras y él se los va cepillando mientras nosotros asentíamos y decíamos "es que Harry el Sucio aún odia más a quienes le disparan que a los chinos y a los atracadores de chinos". O cuando una periodista se muestra interesada en él, "porque Harry el Sucio también sabe cómo tratar a una mujer", "sí, o con un tiro en la cara o haciéndose el romanticote para que el malo se la pueda cargar y él lo pueda odiar aún más que a quienes le disparan". Nos encantan los odios de Harry el Sucio.
Y yo, entre la intensidad del United 93 y la liberación de los estampidos del Magnum, pensé que menos mal que la película del señor Allen la embutí entre otras tres que sí que me gustan, y en las que, en todas, veo cosas que me llaman (y cosas muy dispares, y cosas muy distintas, claro). Y ya me quedé tranquilo, olvidado de los veleidosos devanéos de esa élite intelectual que ni existe ni, afortunadamente, existirá, y me dedicaba a pensar que cómo odia Harry el Sucio a los que toman drogas y a los malos malísimos con coleta, y luego a meditar sobre cuántos malos del cine llevan coleta y qué pocos buenos, y sólo recordé como "bueno" al nefasto tuercecodos del Steven Seagal, y justo antes de dormirme tirado en el sofá imaginé cómo sería un encuentro entre Steven Seagal y nuestro querido Harry, con mister Seagal diciendo cualquier sandez y yendo a hacerle una llave de esas rompecabinas telefónicas y encontrándose con una bala del tamaño de un puño arrancándole la cabeza.
Y luego dormí contento, limpio otra vez.
13.10.08
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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.
Mi estimado señor Allen: no irá a creerle...
ResponderEliminarMis estimados fans del señor Woody: no irán a creerle...
Yo no dije telefilme de tarde... exageras camasinhacer!!! si acaso... diría algo constructivo sobre Bardem. Ejem.
Pues yo llevo tiempo pensando que hay ciertos personajes, como Woody Allen, Robert Redford, Matías Prats (hijo) y el señor de bigote negro que da los toros en el plus, por poner unos ejemplos a voleo, que en realidad son animatronix manipulados por una corporación como la de Prison Break, con el permiso de sus respectivos herederos. Si no, no se explica que el que un día dirigió Hannah y sus hermanas lleve años torturándonos con telefilmes (muy acertado, muchacha) o que Matías Prats TENGA EL PELO IGUAL EN CADA PUTO TELEDIARIO
ResponderEliminarJoder, qué susto m'asdao.
ResponderEliminarno sé si lo he entendido bien...¿ha muerto javier bardem?
ResponderEliminar¿la muchacha mató a pé?
y ya, como bonus track, como mágico fin de fiesta: ¿qué pasó con su perilla y su apolíneo mentón?
ein?
ResponderEliminarvotame en 20 minutos o en los que te hagan falta! ;)
yonomeaburro.blogspot.com
Muchacha: ejem ejem, sí. Y lo que tú digas. No puedo negarte nada, ni siquiera esas negaciones absurdas que nadie va a creerse, ¿verdad?, ¡ja ja!, a quién creéis, ¿a mí, cronista literal de la realidad? ¡Que ella es poeta, oigan!... fiu fiu fiuuu...
ResponderEliminarRuidoperro: me dejas pensativo e inquieto. Y me aúno contigo en esa paranoia. Muy bien visto. Claro. Ahora todo encaja. ¿Quién dijo que el guión de la vida era mucho peor que el de Lost?
Pip, asustarte leyéndome... endevé.
Martin, han muerto todos. Dios, Nietzsche, Bardem, Pe... y el capullo de Woody Allen lleva siglos sintiéndose no muy bien. Y ahí aguanta, sacando telefilmes.
Mlo (¿hermana pobre de JLo?), claro mujer, cómo no ir a votarte, incluso ANTES DE QUE SE ABRA EL PLAZO, con esa pedazo de aportación que has hecho a este mi blog. Cómo no corresponder con 20 minutos mas los que hagan falta de mi escasísimo tiempo a los 10 segundos que te puede haber tomado responderme.
Vamos, que ahora mismo voy. A darle al F5 sobre la página de 20 minutos hasta que pongan lo de las votaciones. Claro.
Publicidad en este blog no, ¿eh?
Yo es que después de ver la de El Sueño de Casandra, cualquier cosita me parece una maravilla... Y joder cuando Pe y Bardem discuten está divertida. Y Rebecca Hall está muy buena y me casaría mil veces con ella (no seguidas, habría 999 divorcios en medio, soy un tipo que se cansa con facilidad).
ResponderEliminarY sí SIEMPRE a Harry Callahan y por supuesto a United 93 que a mí me gustó desde el principio, porque hacer algo bueno de ese tema me parece prodigioso (como mi relato para el Bremen, jajaja)
Abrazos enormes!!
Guille
Ese Harry al que le asignan un compañero chino (pero no pasa nada porque aunque Harry odia a los chinos y a sus compañeros odia aún más que los maten o hieran) y le mira y pregunta.
ResponderEliminar-¿Tienes hijos?
-No, ¿por qué?
Y le mira con ese asco que mira él y sólo responde...
-La naturaleza es sabia.
Respecto a las discusiones esas, bueno, lo malo es que eran con Pe. Y Pe me repugna siempre. Ahí, tan pintora, tan fotógrafa, tan sé de todo, tan me han contratado porque el señor Allen no conoce a ninguna otra, digooo, a ninguna actriz española...