preguntas retóricas
Di du di du di duuu, di duuu.
Zumo, zumo, zumo. Ah, sí, ¡zumo!, hmmm, botella o brick, hmmm, pues venga, brick, en honor al Don Simón de siglos ha. Donuts, donuts, hmmm, ah, detrás del chino, hmmm.
-Hola, buenas -dice el chino.
-Hola, buenas -digo yo.
-¿Esto? -dice el chino.
-Y dos donuts -digo yo-. De chocolate.
-¿Pequeños o glandes? -dice él, señalando a su espalda.
Yo sigo la estela de su dedo, algo asustado por lo de los glandes, a saber, en los chinos tienen tantas cosas que ya nada sorprende.
Sigo la senda inexistente que parte de la punta de su dedo y sigue la dirección de los huesos de su dedo recto.
Al fin de tal ruta, afortunadamente, no había una colección de cabezas de penes, sino un donut del tamaño de un neumático de camión cisterna, cubierto por una capa de chocolate de magnitudes geológicas.
-Buena pregunta -le respondo, sonriendo más y más y más.
-¿Peldón? -dice el chino.
-Que glandes -digo.
Y me he venido, con el cartón de zumo en una mano, arrastrando por el suelo la bolsa que contenía los donuts de chocolate megalíticos, meditando sobre si en realidad hacía falta, de verdad, hacerme esa pregunta.
Si se me tenía que ver en la cara.
Postscriptum: Ayer fuimos a escuchar a Andrés Neuman leer cuentos. Podría haber contado esto, que tiene su enjundia cultural, en vez de la tontería esta de los donuts, pero es que soy una persona sin valores ni escalas de valores ni valores de bolsa ni nada. Así que igual otro día digo algo, no sé. ¿Cómo voy a saber lo que voy a decir otro día? Bueno, hay cosas que sé que es muy probable que diga, como "buenos días" o "cagüendiós", porque en fin, las repito más o menos a diario (la segunda, varias veces, la primera no tantas). Pero sería injusto dejar pasar el día de ayer sin mentar el mandamiento que nos dio este tío odioso como sólo puede serlo la gente que es más joven que uno y tiene un porrón de libros publicados: "No mentarás a Jorge Herralde en vano". Es cierto, si lo haces, provoca derrumbes de los libros que no son de Anagrama. Yo lo vi. Todos lo vimos.
Luego nos emborrachamos y dijimos un montón de tonterías, fue una noche entretenidilla. Pero es que la veo a través del agujero inmenso del donut de chocolate monumental. Y claro. Si el cuerpo pide donut, qué le va uno a hacer.
no s� muy bien c�mo he ido a parar a tu blog, y a tu chino y a tu glande, pero tu combinaci�n de temas es de lo m�s sugerente.
ResponderEliminarUn saludo.
du di duuu dudiduuu?
ResponderEliminarLuego vienes con el zumo 'merienda'... distraidísimo con el donut glande del chino
oh qué imagen más ... más
38, yo me hago una idea, pero ¿qué más da? La gente viene por un lado, viene por otro, pero lo importante es llegar, como decía Tráfico, hace mucho, mucho.
ResponderEliminarAroa: dum, di dum, sí. Debes creerme.
Y yo qué sabía que existen zumos específicos para mediendaz. Yo crecí en la época salvaje en la que uno debía aventurarse a consumir lo que había cuando le parecía y luego pasaba lo que pasaba, que si los gremlims, que si las indigestiones, y sí, sé que he cedeado, claro que lo sé, soy consciente de ello, y por cierto, gané una apuesta, que no se me olvida, ji ji.
Bueno, no tenía idea de que te gustaban los glandes, pero lo tendremos en cuenta para cuando recaléis por Cádiz.
ResponderEliminarA mí, sinceramente, me interesa más lo de los dontus que lo de Neuman.
Es el cuarto post que leo hoy donde sale la palabra chocolate, donuts, perrito caliente... Y YO A DIETA!!!! GRRRRRRR
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