16.3.08

y si quieres caldo, pues toma dos tazas

Fuimos el viernes la Muchacha y yo a la boda de uno de sus amigos. O a la fiesta de la boda, pues fue por lo civil, a mediodía. De tal forma que medio por casualidad medio a conciencia se celebro justo dos años después de que los novios se hubiesen conocido.

Como mis padres son los dos del mismo pueblo a mí siempre me extrañó un poco que la gente tuviese padres y madres que fuesen de diferentes lugares. Eso de que no existiese "el pueblo" sino "el pueblo de mi padre" y "el pueblo de mi madre", no sé, los niños tenderán a asumir que lo suyo es lo general, supongo, y a sorprenderse de lo diferente, y sobre todo a sorprenderse de que lo diferente sea la norma.

Y bueno, luego estaba esa gente rarísima que por no tener, no tenía ni pueblo, y eran de ciudad. Algunos, pobres, incluso se enorgullecían de ellos. Paletos, gruñían, y yo pensaba que qué pena. Las zarzas, las tapias, robar un par de melocotones de los huertos, el sol, las piedras y el cielo azul sin recortes urbanísticos, poco precio era una palabra despectiva.

En ese sentido de aquíes y allíes, pueblos maternos y paternos, lo de la boda del viernes ya fue brutal. En vez de nacionales con numerales romanos y un par de cientos de kilómetros, la distancia entre los orígenes era en ese caso transoceánica. Por complicar mis intuiciones infantiles encima la Muchacha y las amigas que la acompañaban tienden a considerar aquel lado más patria que este, en muchos sentidos. En fin, se las apañaron para colar un mariachi por sorpresa, y todo, para que les cantase a los novios. Mariachi globalizado, que resultó ser de Quito, en fin. Aquíes y allíes otra vez.

Pensábamos en todo eso y yo, considerando la larga lista de domicilios que ha tenido la Muchacha, y cuántos sitios tiene en la memoria como para recordar con nostalgia, yo la pregunté que de dónde se siente ella, que cuál diría ella que es su patria. Ella se quedó pensándolo un rato, me miró sonriendo, y respondió,

-Tú.

Me hinché como un pavo y diría cualquier tontería. Bailamos, descubrimos que todos los bares de Tres Cantos tienen Capitán Morgan (¡Capitán Morgan!), y al día siguiente conocimos a la legendaria Carmen Moreno y celebramos el 68º cumpleaños de Chuk Norris. La felicidad.

8 comentarios:

  1. una vez, recién llegada de México, con la nostalgia aún a cuestas pero planeando ya una nueva huida, le confesé a un amigo sentirme tan perdida en el mundo que me daba miedo no encontrar nunca mi sitio. Él me dijo, que algún día encontraría alguien que se convertiría en MI referencia, en MI sitio, en MI patria, y que nómada de mí, ya no buscaría más...

    yo sigo...pero me alegra saber que por ahí, hay dos que ya lo han encontrado (que ya se han encontrado...)

    (suspiro)

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  2. Rosa, yo sólo saqué una merecidísima resaca, por el expolio de ron al que sometí al villorrio aquel, pero si alguien se casa levantaré las cejas significativamente, así, ¡hmmm!, ja ja.

    Lara: Qué breve eres cuando quieres, jodía.

    ¡Un beso, ocupadísima mujer!

    María: Casualmente hablamos del tema y estuvimos los dos de acuerdo en que más que encontrarnos, y siendo honestos, nos tropezamos mutuamente.

    En cualquier caso la conclusión es la misma. Y no te la digo porque luego una que los dos sabemos me pega collejas y me dice que no y que no, por mucho que sus ojos digan que sí y que sí, en fin.

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  3. A mí siempre me dio mucha envidia la gente que tenía pueblo materno y pueblo paterno y más si uno de ellos estaba cerca del mar... en fin. Y sí, los que no tenían pueblo también me daban bastante pena, llegando a la conclusión de que siempre hay alguien que está peor que una, cosa que no quita que odies con saña a los que están mejor, si no, no sería humana o sería santa o algo.

    Qué cosas más bonitas te dicen, no me extraña que estés tan babosete ^-^

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  4. bien dicho.
    hablando de lugares y mudanzas y equipajes...

    http://rag1974.spaces.live.com/blog/cns!FFCBEBB4400EED7E!1414.entry

    (esto de no poder poner la url directamente en la identidad...)

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  5. El premio, esta vez, se lo lleva la Muchacha, por tener tan buenos reflejos. Ay, Poesía, cuántas mentiras se dicen tu nombre...
    PD: Yo también me hincharía como un pavo... o como dos.

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  6. Me deja de plástico que la gente se siga casando.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.