14.3.08

probando la existencia de Dios

Pensábamos que nos saldríamos de rositas, pero no: Ay, cómo me acuerdo yo ahora de aquel integrista católico que una vez terminó un debate conmigo con un dulce y compasivo “arderás en el infierno, y yo lo veré riendo desde el cielo”. Pero no se lo reprocho, porque al fin y al cabo soy un tipo bastante desquiciante. Sobre todo cuando alguien quiere discutir en serio sobre cuentos de hadas.

Pero no, decía; aparte de las profecías del señor Losantos esta mañana, oh pobre yo, he enchufado el ordenador para ver si algún insomne había puesto ya a tiro el 7º episodio de la 4ª temporada de Lost, y en lugar de eso me he topado con este titular en El País,

“Un cura obtiene el mayor premio académico del mundo por probar supuestamente la existencia de Dios”

Lo primero que he pensado ha sido ¡santamaríamadredediosruegapornosotrospecadores!, porque al fin y al cabo una cosa es ser ateo y otra gilipollas, y no es plan andar con los pies encima de la mesa de la oficina cuando te dicen que aunque no haya luces y estén las persianas bajadas el jefe está en el despacho. Lo segundo, he seguido leyendo este bello ejemplo de periodismo metafísico, por confirmar mi condena y tal. Resulta que el señor Michael Heller, cuyo cumpleaños fue hace dos días (felicidades, señor Heller) y en cuyo currículum figura que es profesor de filosofía (en la Academia Pontífica de Teología en Cracovia, ejem) y está doctorado en cosmología (por la Universidad Católica de Lublin). Aunque todo esto no viene en la noticia, y lo he tenido que buscar yo por ahí. En fin, sigo con la noticia. Tras el glorioso titular que ya da que pensar, porque pegar juntas dos palabras como “probar” y “supuestamente”, contradictorias en su misma esencia, pues probar implica pasar de las suposiciones a las certezas y suponer que, ante la incapacidad de probarla, se asume una hipótesis para seguir un razonamiento, la noticia pierde algo de fuelle a la altura del segundo párrafo, que empieza diciendo “las teorías de Heller no se centran tanto en ofrecer pruebas de la existencia de Dios como en suscitar dudas acerca de la realidad”. Con lo que yo reelaboro mentalmente mi titular de forma que dice “un cura obtiene el mayor premio académico del mundo por suscitar dudas acerca de la realidad”.

Y la noticia hace plop cual pompita de jabón poco después. Se dedica otro párrafo a los piropos que los portavoces de la Fundación Templeton, que da el premio y no tiene nada que ver con el legendario Fénix del Equipo A, algo de esperar teniendo en cuenta que le han sacudido un millón y pico de euros, y después se nos habla de esta fundación, que resulta ser una panda de integristas dedicados en cuerpo y alma a defender el Creacionismo y el Diseño Inteligente. El redactor, tal vez movido por una intuición que le decía que si no hacía algo con lo que estaba escribiendo un bloguero buscaría sus rodillas por las calles con una sierra para metal, cita la opinión del legendario Richard Dawkins sobre el premio de marrás: que viene a ser que es un premio o soborno para científicos que digan cosas bonitas de religión.

El premio tiene el mérito y el fin de ser el de mayor cuantía del mundo en el “ámbito académico”, en el que nominalmente se inscribe: Con tal fin, se reajusta año tras año para soltar más pasta que los Nóbel. Pero a diferencia de los Nóbel no veo yo que haya producido muchos resultados útiles desde que en 1.973 le fue otorgado el primero a la Madre Teresa de Calcuta, cuya trayectoria científica por cierto yo desconocía (quién iba a pensar que 40 años de caridad equivalen a un título científico. Aunque en rigor hay que decir que sí se lo han dado después a científicos serios... por opiniones). Tampoco tengo idea alguna de por qué pretenden ser el premio más generoso. ¿Será una forma cara de publicidad? ¿Será por prestigio? ¿Será un ejemplo insuperable de falacia lógica del argumentum ad crumenam, asumir credibilidad enseñando billetes? ¿Y después de que Benedicto XVI no haya proclamado la riqueza como nuevo pecado capital, no es algo incoherente todo esto? ¿Si esta gente compra turrón comprará aquel que promocionaban diciendo que era el más caro del mundo?

En cualquier caso, vuelvo a mirar el currículum de Heller: Las clases de filosofía las da en la en la Academia Pontífica de Teología en Cracovia. Su doctorado en Cosmología es en la Universidad Católica Juan Pablo II de Lublin, fundada “para hermanar ciencia y religión”. Y como se menciona en el titular, es cura. Y el premio lo da una organización religiosa. O sea, un creyente educado en instituciones religiosas en las cuales está implicado trata de darle una pátina de credibilidad científica a sus creencias irracionales (o ni eso, porque encima por lo visto él lo que intenta es que dudemos de la realidad), por lo que es premiado con un pastón por una institución que se dedica a soltarle millones de euros a quienes intentan darle una pátina de credibilidad científica a sus creencias irracionales con el evidente fin de revestirse de un cierto prestigio racional.

Pensándolo bien creo que después de todo y a falta de una demostración rigurosa, imparcial y que no tenga suposiciones, yo voy a seguir siendo ateo. A mí esto de los premios científicos a suposiciones que vayan siguiendo las creencias de nadie me da bastante mala espina.

1 comentario:

  1. Pues a mí ahora me pica la curiosidad de leer la famosa demostración, que ya me imagino que hará agua desde el principio, como la de Santo Tomás.
    Pero casi te digo que me haría más gracia aún si alguien demostrara de verdad que existe un dios, y resulte ser Khrisna o Tutatis o el MVE. Menudo descojono sería ver la cara de Susan.

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.