“Si no fuera porque esta mañana me he encontrado la moto completamente destrozada, con el faro colgando, la tapa de delante en el suelo, la guantera abierta y el sillín rajado, mirándome con cara de "sácame de aquí, tengo miedo"... se podría decir que soy casi feliz.”
(Sti, ElMundoSegún Sti)
Los escenarios de las últimas 24 horas:
Esta oficina. Cortinas para tapar el sol, cuando el sol se va nubes de fondo, tres, luego ninguna, luego noche, y yo yéndome.
El metro. Los empujones, la gente que se empeña en embestirle a uno de frente pese a marchar junto a una marea que ya se come todo el resto del pasillo. Que uno no pide tanto, eh. Que con
El Ladrón, el nuevo bar en el que, sospecho, voy a pasar tiempo y tiempo. Lugar estupendo para pasar cuentas de metafóricos rosarios y esperar a La Madre, digamos, o tomar cafés y cafés mientras uno lee, o hace sus deberes y apunta tonterías en papeles, o espera a la Muchacha, o simplemente mira con cara de bobo esa tapa que tiene choricillo frito y un huevo de codorniz, qué pinta, ¡qué pinta!
Una casa con tres sillas plegables, una mesa de plástico, una botella de lambrusco, un paquete de vasos de plástico, una bolsa de patatas, una lista, incompletísima, de primeras cosas, un patio tras la ventana ejecutando su noche privada, la misma, pero distinta.
Un sótano de ladrillo abovedado cada vez más repleto, bajo dos tramos de escaleras, envuelto en humo. Mesas, sillas, cuantos de cuento revoloteando entre los ladrillos, arrancándoles trocitos microscópicos que caen por los rincones, caspa anaranjada, o marrón, invisible excepto para la paranoia.
La planta de arriba, qué de gente de pronto. Conversaciones, porque una conversación puede ser un escenario, sobre irracionalidad y trascendencia (matemáticas, no locura y misticismo). Gente amenazando con asesinar gente si no se abandona el tema de conversación. Narrador gruñendo entre dientes, o fingiendo hacerlo porque ya no sabe ni cómo se hacía. Gente que habla de Wu Ming, de Luther Blisset.
Un coche. Calles pasando, árboles en pelotas, noche, semáforos, un río, alehop.
Mi cama, un icono ya, mi pequeña posesión mítica, la que se ve en la foto del título. Efectivamente, siempre sin hacer. Mantas y sábanas, una cordillera al sur sobre la que caer como godzillas beligerantes, plof, blandito y suave.
Mi almohada. Es pequeña, le sobra funda. Es mi almohada favorita.
Los sueños, claro. Una jungla, una ciudad perpendicular, un atasco de tráfico, un duelo florete contra florete en una pista de tenis desierta, una plataforma petrolífera, un parque. Los sueños, también, en los que uno se cuela saltando una tapia, sin hacer ruido.
Un cuarto de bajo, fugazmente, en una razia en busca de agua fresquita que burbujee en el estómago entre sueño y sueño.
Mi casa por la mañana. Frío; no mucho. Sueño; demasiado. Luz; perezosa. Bostezos, café, corbata; demasiados, calentito, maltrecha.
Trachimbrod.
El cielo azul, cielo de la una de la tarde en esta ciudad que no tiene los ojos azules, pero sí, ahí arriba, el alma (cuado el humo deja verla).
Mira que me jode madrugar, algunos días.
y
ResponderEliminartú
escribes así
(b)ersándolo todo
No voy a decir que me ha gustado mucho este post, porque al final lo que digo siempre me acaba estallando en las manos (¡maldita susceptibilidad paranoica!).
ResponderEliminarPero eso...
[PD: Y sí, mi comienzo de relato era así: "X era trascendente e irracional, como el número Pi".]
Aroa, yo escribo como puedo, y de mil maneras, según a quien plagie.
ResponderEliminarA plien quagie.
Estoy yo hoy tontorrón con las palabras. Lapabras. Brapalas. Hmmm.
Count-Duke, no te diré que gracias, ni que me sonrojo ni nada...
Y hoy he hecho un poco de hmmm, digamos desempolvaje, y todos los números trascendentes son irracionales, así que sí, eso es reiterativo. ¡Y encima en ese orden! Si dijeses irracional y trascendente se podría entender que lo vas describiendo de manera progresiva pero así...
Suena bien en cualquier caso y dudo que nadie, incluso los matemáticos, te protesten, si no son tan tocanarices como yo, que no suele ser el caso porque somos unos soles, excepto yo, que soy un asteroide.
¿Y el resto del relato? Ya da curiosidad.
"X era irracional y trascendente, como el número PI". Quizás suena mejor en este orden, y es más aceptable desde el punto de vista rijoso-matemático ¿no?
ResponderEliminar¿El resto? Si algún día lo reescribo os lo pongo en el blog. Que tal como está es pésimo.
Hmmm, no tengo muy claro cómo suena mejor. Al fin, ponlo como te parezca, ja ja. En cualquier caso, las dos cosas son ciertas.
ResponderEliminarY ya me conozco yo tu excusa esa de "oh, es que es pésimo", ya.