25.2.08

and the oscar goes to... ¡Whoopi Goldberg!

“Estos señores, muy simpáticos, han agradecido el premio a un montón de familiares.”

(blogdecine.com)

Hay mil cosas que contar hoy:

  1. cómo fue el cumpleaños al que asistimos (en la morada del taliban intelectual del friquismo musical, cinematográfico y comiqueril del huniverso, no confundir con el universo sin h: Perro) mis compañeros de revival friqui de la semana pasada del que me da algo de reparo poner link porque, bueno, va al post que hay justo debajo de este. Cruzo los dedos para que la Muchacha incumpla sus amenazas y haga una crónica del evento como la que me hizo en riguroso directo. Oh, Crom, escúchame desde tu montaña: ya sé que no te rezo habitualmente, pero dale un empujoncito, y si no, ¡mira que subo y te parto la cara, eh!
  2. cómo recientísimos estudios hechos por mí (más recientes que el pan de hoy, de hecho), han demostrado que la verborrea y la locuacidad es un algo (no vamos a llamarlo enfermedad, todavía) de transmisión sexual.
  3. que perdió el Madrid ante el Getafe, en un intento desesperado, noble y digno del más grande aplauso de darle interés a esta Liga que ya se estaba quedando sin gracia. Igual que a mí en el Need for Speed me da a veces por dejar pasar a todos los rivales cuando voy en cabeza para darme el lujo de adelantarles otra vez (y cómo. ¡Y cómo!), el Madrid debe caer hasta salir de los puestos de Huefa (no confundir con la Uefa) antes de pisar a fondo otra vez: Con un par.
  4. que mi compañero de piso, Juanito, no sólo hace lasañas deliciosas, que luego la gente le encasilla y no señora no: Hace cosas con pescado y con todo tipo de carnes y, eventualmente, con alguna cosa verde, que son, todas y cada una de ellas, como para sacarle a hombros por la puerta de la cocina, cosa que no hago porque él es pesado, la Muchacha exigente, y yo debo conservar fuerzas y obrar por órdenes de prioridad. Andamos a la búsqueda de testigos
  5. más cosas que no recuerdo y/o no añado aquí que si no queda esto larguísimo, para variar.

Pero como anoche fueron los Oscars de Holywood y, según se esperaba, los Coen (sin hache intercalada, por mucho que digan Desconvencida y El País, que se la pone y se la quita según le da) arrasaron, hoy toca hablar de ellos, de Cormac McCarthy (Cormac, sin k, por mucho que diga blogdecine) y, cómo no, de quien que como españoles de pro que somos nos provoca una especial alegría por el orgullo patrio, Whoopi Goldberg: En resumen, hoy toca hablar de No es país para viejos (No Country for Old Men), y de paso cumplir la promesa que le hice a Ángel en un post suyo así de cine y películas y cosas de esas y tal.

Como soy así de listo y esto yo lo veía venir, anoche emprendimos el segundo intento ver la película en cuestión, por fin, esta vez con éxito, pues estaba expectante y distraída la horda de espectadores que –condicionados por la saturación de la prensa y por ese patriotismo que yo, como todo patriotismo por otra parte, veo tan estúpido– abarrotaron las salas dejándome a mí sin entrada la otra vez ya ves por qué, porque Whoopi es español, como Mariajo Rajoy y un señor de Cuenca: Es de esperar. Quienes van a ver una película con aplicación fanática porque su protagonista es paisano y lo sacan mucho por los telediarios pueden ser perfectamente quienes esperan a ver si la peli se lleva premio para ir a verla, no sea que en realidad no sea tan buena o algo.

A mí la película me gustó. Era de esperar, pues aunque No es país para viejos está en el tercer puesto de mi ranking privado de libros de Mr. McCarthy, habiéndome leído sólo tres (el ranking va: 1ª con diferencia La Carretera, 2ª Meridiano de Sangre, 3ª esta), el libro tramaba una historia que a los Coen les viene como un guante. Si Cormac es El Escritor del texano que de duro que es parece fósil más que persona y de paisajes tan áridos y hostiles como las tramas de sus libros, los Coen, que para algo rodaron Fargo, eran los directores óptimos para una adaptación así, y lástima me da que no sean ellos quienes anden detrás de la adaptación de Meridiano de Sangre, con lo curioso que sería, por otra parte, verles metidos al Western (aunque por lo visto esa película la va a hacer Ridley Scott, que por otra parte es una elección cojonuda). Clavan los paisajes, clavan la descripción de los personajes, que son tal cuál el libro, salvo algún detalle interpretativo como la cara de Anton Chigurh o su digamos pintoresco corte de pelo (del que Whoopi ha comentado que es el más horroroso que ha lucido en su vida, en el discurso de recogida del Oscar), cosa que al fin y al cabo había que inventar porque Cormac no es muy dado a perder tiempo en descripciones.

Eso me hace pensar dos cosas que yo creo que son determinantes en mi veredicto final sobre el papel de Anton Chigurh y, por lo tanto, el Oscar al Mejor Actor Secundario de Whoopi Goldberg: La primera es que pese a la ausencia de descripciones y la narración exclusiva de las acciones, el protagonista, el personaje de Lewellyn Moss (interpretado magistralmente por Josh Brolin) es, en el celuloide, una copia calcada al personaje que uno espera leer tras las palabras del libro, cosa que no pasa en el caso del antagonista, Anton Chigurh; Whoopi le da una dimensión de ridiculez y locura, por el gesto y el peinado, que uno no se espera en un personaje de Cormac, que desentona por lo accesorio, lo barroco: Igual explica por qué va por ahí paseándose con un compresor con el que reventar cerraduras y cráneos, pero yo lo veo irrelevante, innecesario. Igual es lo que ha logrado el Oscar para Goldberg, pero yo pienso, honestamente, que igual se lo hubiese llevado limitándose a ser un asesino despiadado y rocoso y punto. E igual se lo ha llevado por sus indudables dotes de actor, que por mucho que exagere la prensa nativa hay que reconocer, pero no puedo dejar de pensar que el propio personaje traía implícito el premio, y que el Oscar probablemente hubiese sido igual para cualquier otro actor que interpretase el papel, desde John Cusack hasta, no sé, por ponernos delirantes la histriónica Javier Bardem (que al fin y al cabo, se llevó un Oscar incluso por Ghost).

Respecto al resto de la película los Coen suavizan la trama, la hacen menos dolorosa y le realzan o incluso aportan ese humor negro suyo que les brota cuando hacen algo bien, y a lo largo del metraje Tommy Lee Jones resulta más un contrapunto gracioso que el náufrago desesperado de la cordura que era en el libro. Esto hace que la película sea menos desesperada y más entretenida, algo apropiado para una película, pero deja una parte del desenlace, que no cuento por no joderle el argumento a lectores o espectadores, en un limbo de lo confuso que en el libro era eficaz pero en la película pare más un tijeretazo involuntario y considerable al metraje que otra cosa. Aunque lo compensan con algún que otro detallazo increíblemente eficaz, como que en la película sólo suene música en dos ocasiones (la primera, simplemente genial, y la segunda al final, con las letras), lo que enfría y endurece la película hasta límites, efectivamente, mccarthianos.

Así que como veredicto, me parece bien que premien a los Coen. No es la mejor película que se ha hecho este año, pero sí es la mejor película que ellos han hecho en mucho tiempo así que a ver si así, premiándoles como buenos chicos cuando se portan bien, se dejan de barrabasadas (léase El hombre que nunca estuvo allí) y estupideces (léase Crueldad intolerable). Y me parece inevitable que, de rebote, se premie a Cormac McCarthy, de quien probablemente escriba más esta semana, pues en mi nada humilde opinión es el mayor novelista vivo que existe a día de hoy. Y el que tiene los cojones más grandes. Y el que yo elegiría si alguien me dijese que a que escritor escogería como compañero para sobrevivir a un accidente aéreo en el desierto.

4 comentarios:

  1. Pues yo vi la película y también me gustó, aunque no creo que cualquiera pudiese hacer igual el papel que le ha valido a Whoopi el Oscar. Piénsese, por ejemplo, en Manolo Gómez Bur. Él lo hubiera hecho mucho mejor.

    Y a mí "Crueldad intolerable" me gustó como divertimento. "Ladykillers" sí que me pareció una barrabasada.

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  2. jaja, es lo que tiene ser fan de Leonard Cohen, se me van las haches...

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  3. Ángel, no tengo ni idea de quién es Gómez Bur. Bueno, tio Goo me ha enseñado un par de fotos pero no lo ubico, no lo ubico. Así que no sé.

    Pero me he imaginado a Alfredo Landa y hubiese quedado regio.

    O el Fary.

    O la Carrá.

    Desconvencida, saludos desde la cama desecha, y bienvenida, y sí, es un apellido que pide una hache a gritos... Anda que no metí la pata yo con él en mis días. Por eso me he vuelto un talibán al respecto, supongo.

    Leonard Cohen y Ghengis Cohen, también. Si es que todos llevan h.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.