15.6.07

el triste triunfo de la antropología

Antes de nada, ¡que nadie se asuste!, no, no voy a cometer la torpeza y/o la herejía de hablar de, voy a escribir más para que no chirríe la rima, probando, probando, un dos tres un dos tres sigo antropología. No, no. A lo que me refiero es a que por fin he visto una película que confieso, yo pecador, tenía un cierto interés por ver, y pues eso, que ya la he visto. Es Apocalypto. Joder, para una noche que intento tener cuidado para que no me salgan rimas, y se me echan encima.

A lo que iba: Sí, he visto Apocalypto, y sigo sin entender por qué se llama así. ¿¡Por qué una película sobre gente que corretea sacrificando personas a base de anticiparse a los cirujanos modernos unos cuantos siglos y/o intentando volver a casa a la hora de la cena antes de que la mujer se ponga nerviosa, y que pasa en selvas americanas, tiene como nombre una palabra de raíz griega, αποκαλύπτω!?

Obviamente, porque a Mel Gibson le pareció que quedaba chulo, es de suponer.

Lo que nos lleva a que ya desde el principio era fácil asumir que efectivamente la antropología saldría triunfal tras el visionado de la película, en general porque los antropólogos la han puesto a caer de un burro (que será soltado en la jungla y empalado por una primorosa y oportuna trampa cazajabalíes, faltaría más), y en particular porque nuestra antropóloga particular, a quien odiamos con saña, TAMBIÉN la puso a parir antes, incluso, de verla, lo cuál en su caso es inevitable y sencillísimo ya que no piensa verla. Y ya sabes lo que me jode darle la razón a nuestra antropóloga particular.

El caso es que como se puede leer por las respuestas de su blog, yo tenía una cierta curiosidad por la película y por principios defiendo siempre la autonomía de cualquier artista a saltarse a la torera las normas que le de la gana, históricas, coherentes o no, con tal de llevar su invención a buen puerto, o al puerto al que consiga hacerla llegar antes de que naufrage, o al puerto al que consiga llegar en una balsa de escombros después del naufragio: Lo que proceda. Pues bien, anoche yo, como dormir es de cobardes, me dije "pos me la voy a poner a ver si veo unas cuantas toñas y unas cuantas vísceras", y en fin: Termino pensando que Mel Gibson tiene un problema. Bueno, varios. Para empezar, Mel Gibson tiene una película tipo, en la cuál a un ejemplar chaval/mozo/padre de familia/venerable señor (o lo que le toque como actor según la edad que tenga al hacer la peli) le empiezan a inflar los cojones hasta que por fin el chaval/mozo/... salta, se lía a bofetadas, a tiros, a cuchilladas, a mordiscos o a lo que sea, rescata o venga a la familia, y ala, todos contentos, a traer muchos niños al mundo. Además, como en el 50% de sus películas los malos son los ingleses. ¿Qué nos quiere decir Gibson? En fin, que vuelvo al tema, porque por mucho que haya gente a la que le gusten las curvas de mis historias estas creo que tienen poco firme. El problema es que esa película tipo ya está un pelín vista, así que Mel lleva un tiempo haciéndolas como a escondidas: No las protagoniza él, y las rueda en idiomas que no conoce ni dios, como si quisiera fingir que no son suyas, pero luego las distribuye a bombo y platillo tras su sonrisa de vendedor con éxito y destello brillante en el canino, ¡plinc!, como si en un momento de sinceridad no reprimida tuviese que confesarnos que sí, en efecto es él el que está detrás de ese proyectito de nada que podría ser, perfectamente, una producción extranjera de autor (si le quitamos el 90% del presupuesto y de la sangre), si no fuese la rueda de molino de hacer pasta que al final, como siempre, es.

Pero no es eso, para mí, lo peor de la película. Ni que clamen contra ella los antropólogos, que en eso deberían aprender de los astrónomos, que no han dicho ni mu a pesar de que la película presente un eclipse a velocidad ultrarrápida y una luna llena a la noche siguiente (cuando la luna llena siempre ocurre, por razones tan obvias que es insultante explicarlas, a los 14 días de un eclipse de sol). Para mí lo peor ha sido que mientras la veía, sentía que estaba viendo la esencia robada de otra película. No siempre la misma, porque el señor Gibson, para no ser cantoso, no pone a Garra Jaguar, el protagonista, a luchar en un pozo con gente del mundo de la farándula (es su santa esposa la que termina en una especie de pozo-piso de menos de 30 metros cuadrados), ni luego se escapa para descubir la tumba de un rey, robar una espada, conocer a un ladrón, asaltar un templo y tirarse a una rubia peleona, pero por lo demás el principio de la peli es puro Conan, quitando indios y selva y poniendo bárbaros y montañas. Que vale, que el crío está más crecido, de hecho ya va camino del segundo hijo, y que vale, que en la aldea, en vez de tener compulsión por la herrería, se dedican a hacerle mobbing al tonto del pueblo para darle una excusa a Gibson para darnos a entender, graciosillo él, que figúrate, hasta los indios practicaban el sexo oral (los muy jodíos, si es que), y que en vez de decapitar a mamá degüellan a papá, pero vamos, que la idea es la misma. Si hasta al terminar con el clásico arrasamiento atan al chaval... y no lo atan a una rueda a moler cosas por miedo a las demandas, pero molinos se ven, molinos se ven.

Luego la película va recorriendo más tramas robadas. Después entra en el tema del hombre humilde del campo que va a la ciudad, y le pasan cosas rarísimas. Desde el producto patrio del cine de paletos de los años sesenta a Lost in Translation o Código 46, la peli va por ahí. Claro, poniéndole una niña que nadie sabe de dónde sale y que tiene lepra y/o es profeta, así porque sí, o teniendo la cortesía de hacer desfilar al prota y a sus coleguitas del pueblo por el tunel por el que los llevan sus captores mirando los murales, donde gente muy emperifollada le hace cosas muy expeditivas con objetos muy afilados a gente que va pintada de azul, y ellos que se miran y ¡qué coincidencia, si nos han pintado de azul! Luego la película pasa a ser una película de persecuciones, solo que por la jungla, claro. No se ve ninguno de los mil sitios extraños por los que los capturados fueron arrastrados a la horrenda urbe (ah, cuánto daño le está haciendo la ecología al cine), se entiende que porque cuando los llevaron era mucho más soso llevarlos por el camino recto de la jungla que perderse aquel pedazo de río y el barranco y las minas y demás periferia de la gran urbe. Y para cuando llega la persecución yo me descubro mirando el reloj, viendo que ya ha pasado 1 hora y 23 minutos de película, y que al final la cosa no es para tanto. Salen como una docena de señores con piercings raros y tatuajes tribales detrás del muchacho pintado de azul, y van cayendo porque cuando se corre por la jungla es muchísimo más peligroso ir sin pintura azul, visto lo visto. Te muerden serpientes, te matan pumas, o tu jefe te hace un masaje cardiaco a base de pedernal porque es alérgico al uso conjunto de las palabras "dar", "un" y "rodeo".

Y poco más tiene la película. Se resuelve por casualidad, por esas cosas que tienen los indios de colocar miles de millones de trampas anti-jabalí por la jungla (deben ser molestísimos los pobres bichos, si no no me lo explico, ni cómo nadie ha hecho campaña contra esas cosas, que son como las minas antipersona pero con pinchos) y por un redoble final que da a entender que en cierto momento a Gibson y a su coguionista se les ocurrió que se les hacía tarde y que plantando unos europeos en la sopa aquello estaba listo para servirse. Hora y media de paciente espera, para ver medio minuto de carrerones por mitad del bosque (duelen los pies de verlo. ¿Y ahí no hay raíces, o qué?) que al final terminan sin ningún sentido. Y mientras, diversos planos que nos llevan a la mujer, atrapada en una fosa por una idea feliz de su intrépido marido, y sobre la que Gibson proyecta mensajes de euforia para el feminismo: La buena mujer queda a cargo de una casa pequeña pero coqueta, ese fondo de pozo, sorprendentemente plano, de unos 4 metros cuadrados, en los que consigue recoger agua, curarle al voluntarioso y estúpido hijo una herida dándole puntos a base de hacerle putadas a insectos, y hasta matando un mono para comer cuando Gibson o su compinche se acordaron de que habían dejado a la mujer y al crío sin nada que comer y deciden tirarle uno para que lo muela a estacazos (y así es como el cine se venga de la ecología). El ama de casa definitiva, que aprovecha la avería producto de la rotura de agua del piso de arriba en una excusa para tener, por qué no, un parto de estos modernos así en piscina y demás. Supongo que el cordón umbilical lo arrancaría a mordiscos, o tal vez mediante el uso de algún otro util insecto sobre el que las imágenes no nos dicen nada.

Pero por fin, cuando todo deja de tener sentido, llega el marido para poner orden y preguntar que hay de cena. Entonces, en mitad del cambio de paradigma, ella le dice ¿bueno, y qué hacemos?, obviamente sorprendida por el estúpido giro de la historia pero también emocionada ante el futuro incierto. Y él, que para algo es el hombre, el cazador, el que ha dado cerita a los malos (o bueno, a los dos malos que no se han ventilado las serpientes, los pumas, las trampas, los saltos por cataratas y las trampas antijabalí, o aquellos que directamente decidieron pasar de todo y montar un chiringuito para turistas en la playa), él, decíamos, voz de Gibson en todo esto pese a su juventud, su pelo aún largo y sus pies abrasados de correr, le dice que ni hablar. Que al bosque, a reinstaurar el emporio familiar de la charcutería del jabalí, que para algo los guionistas de la película votan al Partido Republicano.

9 comentarios:

  1. lo he leído dos veces y sigo sin ver claro cual es el argumento de la peli... caso de haberlo
    La parte del tonto del pueblo---> sexo oral se me hace directament incomprensible...

    la parte del esperanzador mensaje para el feminismo es grande de puro absurda...

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  2. He visto la película hace poco, no esperaba gran cosa pues soy consciente de lo "limitadito" que es Gibson en cuestión de documentarse y reprimirse su ramalazo machista, racista y varios ...istas y ...fobos más que le caracterizan. La película no me ha decepcionado, pero básicamente, porque no esperaba nada de ella. Llevaba la lección aprendida, no puedo entrar a criticar o crisparme de los nervios con una película que, de antemano, sé que no voy a estar de acuerdo con lo que expone, lo que cuenta. Me gusta ver películas de Gibson por tres motivos fundamentales:
    1)Por tener mi propia opinión del tema, que la mayoría de las veces viene a coincidir con la de los que se echan las manos a la cabeza.
    2)Por la fotografía, más allá de lo que intente expresar con las diversas imágenes o el sentido de ellas. Pura fotografía, sin dobles o triples sentidos, sin texto que la acompañe.
    3)Por la Banda Sonora
    Más allá de todo eso, tengo claro quien es el creador de la infamia y cómo piensa y no suelo dejarme convencer. Habrá quien se lo crea todo a pies juntillas, eso es otra historia y depende de cada cual.

    Vega, aunque parezca que al leerlo carece de sentido, la historia es tal y como la ha contado David, no hay más. Que cada uno saque sus propias conclusiones ... si lo consigue.

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  3. :D
    oh oh oh ... no me lo puedo creer!! te estás retractando en público??? aisch!" se me escapa una lagrimilla las escasas ocasiones que consigo que me des la razón! XD
    Lo que m'a me jode de todo esto es que despu'es de negarme en rotundo a verla, empieza a picarme la curiosidad!! no me lo puedo creer, sucumbo a tu marketing!

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  4. Vega, ¿no has visto Conan? Sólo así se explica. Pero recapitulando: Chavalote feliz en su aldea perdida, donde la gente es Auténtica y Hacen Cosas con las Manos (no me refiero a masturbarse, que imagino que también, sino a que en Conan hacían grandes objetos cortantes de metal y aquí obras de ingeniería civil a base de ramitas que sirven para lo dicho, empalar jabalíes, y cazan y se fabrican taparrabos). Llegan los malos, arrasan con todo, se llevan al muchacho y a sus compinches supervivientes después de ventilarse al padre, y la mujer del chaval y su retoño se quedan, por una idea feliz del propio chaval, que muchas luces no tiene, encerradas en un pozo. Al chaval se lo llevan para sacrificarlo a la gran ciudad, el chaval se escapa, lo persiguen, y el resto, pues lo que es de esperar.

    Atlántida, muchas gracias por el espaldarazo, ja ja. A mí también suelen gustarme las pelis de Gibson pero por otras razones. Hay una parte de mí que adora las películas violentas, y aunque ha refinado su gusto para venerar a gente como Guy Ritchie o Takeshi Kitano, sigue recordando con lágrimas de emoción cosas como Arma Letal y sobre todo la saga de Mad Max, que sigo requeteviendo de cuando en cuando (por no hablar de las pelis de Bruce Willis... pero este lo dejamos para cuando saque Arma Letal 4). O la que tal vez sea mi película favorita con Gibson implicado, Payback, con esa atmósfera tenebrista y ese sentido del humor macabro y arrabalesco.

    Y los mayores reproches que yo he oído no tienen que ver con la calidad del cine del señor Gibson, del que ya nadie espera gran cosa, sino de eso que dices casi al final de que siempre hay quien se lo cree todo a pies juntillas. ¡Oh, yo lo sé todo de la cultura Maya, vi Apocalipto!, esa clase de gente: Es decir, hay gente que odia el cine de Gibson porque hay otra gente que como es gilipollas se cree cualquier cosa. Ese era mi argumento para criticar el punto de vista de Vero.

    Y Vero, retractarme, retractarme, lo que se dice retractarme... sigo pensando como entonces. Es sólo que cuando la vi pensé que motivos teníais (aunque insisto, no más que los astrónomos), y que al final la película resulta tan absurda que a no ser que alguien sea un imbécil profundo la antropología se posará sobre su dúctil cerebro y le hará saber que lo que está viendo tiene de realista lo que yo de fallera.

    Respecto a lo de las ganas de verla y mi marketing, no te confundas, corazón: Tú eres incapaz de dejarte convencer por nada que yo diga... más bien es al revés, escribo contando que comprendo perfectamente que no quieras verla ¡y dices que te están entrando ganas de verla! Lo que pasa es obvio: La manía que tienes de llevarme la contraria, que te empuja incluso a plantearte atrocidades como ver una película del inefable Gibson :P

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  5. Genial genial genial...

    La película es previsible hasta la carcajada pero lo tuyo no tiene nombre.

    Gracias Mel Gibson por hacer una película para que David le haga una crítica tan absolutamente divertida... Gracias y más gracias Mel.

    Aaah sí, a tí david también gracias Ü

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  6. Gracias, Pip :)

    Si nos vamos a poner en ese plan podéis montar una ong para financiarme pelis horribles y yo luego las veo y las analizo, palabra compuesta, obsérvese, anal-izo.

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  7. ¿esa palabra compuesta significa con el culo empinado?
    No sé si estarías a lo que tienes que estar con esa postura o_Ô

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  8. Bueno no entiendo mucho de este cuento... pero ya que veo que uds si, entonces me atrevo a preguntar;
    por que hay imágenes tan raras escondidas en diferentes escenas y que solo se pueden ver si se avanza cuadro a cuadro, que quieren decir con ello? porque meter a alguien vestido con camicilla y blu jeam dentro de la mortandad de aborígenes me parece de muy mal gusto y ni que hablar de la imagen del bb al nacer... bueno solo tengo preguntas sin respuestas... gracias

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  9. Hmmm... eso de ponerlo fotograma a fotograma es para no distraer la parte consciente del yo del espectador de la elaborada trama, mientras el subconsciente va pillando ideas importantísimas.

    Por ejemplo lo de los blu jeans será, seguramente, para sugerir lo avanzado de la industria textil azteca (lo que explica lo genial de su tinte azul) o para recordar al colectivo humano el origen americano de tal prenda de vestir, y lo del bebe... una reivindicación de los partos a la vieja usanza, imagino, o un alegato a favor de la construcción de hospitales para asistencia a parturientas en la jungla. A saber.

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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.