Pedir perdón y prometer
No hay dolor como el que se causa a aquellos que queremos. No hay tristeza como la del miedo a que un día no estén ahí. Por lo primero, tengo que pedir perdón. Por lo segundo, he hecho una promesa. Pedir perdón no de palabra, sino de facto; la redención, la garantía, la prueba del arrepentimiento. Y prometer no de palabra, sino de facto; la presencia, la constancia, confirmar que la seguridad y el desquiciamiento que mi presencia produce sigue y seguirá hasta que muera.
De palabra no porque de palabra ya he hecho las dos cosas. Ahora es el turno de los hechos.
Y por esta noche y aunque no la merezca, ten un poco de fe en mí, ¿vale?
Un beso, una canción con piano y una flor.
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