A poco que te hayas paseado alguna vez por el fotoblog habrás visto que tengo una ligera adicción por los reflejos. En cuanto veo alguna superficie reflectante allá que voy a mirar cómo queda el mundo visto a través de ella. Cualquier cosa vale; un charco, un trozo de papel de aluminio, la carrocería de un coche, los ojos de una mujer bonita. Hay espejos y espejos. Hay espejos que embellecen el mundo, otros que te hacen descubrirle cosas nuevas, otros que le dan un aire inesperado y otros que, simplemente, lo muestran todo diferente y sirven para matar el aburrimiento. Y hay espejos que uno se encuentra sin buscarlos. Yo me encontré uno en mitad del patio de casa. Resulta que la vecina de alias Lucera, de la que ya hablé yo por ahí con ese tono medio misterioso medio impertinente que nos daba la euforia de la conquista tan reciente, es en realidad alguien como yo, reflejada a través de otra vida y de otro mundo. Pero en cierto sentido somos almas gemelas.
Uno de los primeros descubrimientos que hicimos en el patio fue el de una paloma de aspecto desarbolado, que más que andar se arrastra por el suelo y que nos hizo sospechar, ya lo conté, que la buena mujer se dedicaba a envenenar palomas, porque somos así de ocurrentes y porque siempre es entretenido imaginar a la gente en ciertas actitudes. A base de miradas al patio fuimos dándonos cuenta de que esa paloma siempre está ahí, y que después de las comidas la vecina le echa una buena ración de migas por la ventana: Al final, en vez de ser una psicopata palomil, es una buena samaritana que permite a una pobre paloma herida seguir viviendo en nuestro patio desierto de gatos.
Se podrá opinar lo que se quiera opinar de las palomas, se podrá compadecer más o menos al pobre animal nacido para volar y condenado a arrastrarse por el cemento encajonado de un patio interior, pero yo sólo puedo pensar que esa señora comparte conmigo esa pena infinita que dan los seres vivos que nacieron para volar y por lo que sea no pueden hacerlo, aunque yo viva en un segundo y ella en el primero, aunque los suyos tengan alas y los míos brazos.
Ojalá también su paloma vuele algún día de nuevo.
27.11.06
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Hola, me llamo David, tengo un blog, me gusta la música que no le gusta a nadie y las películas de Clint Eastwood, aborrezco las fotos de anocheceres y cada vez más libros. Escribo bobadas, sin pensarlas mucho, y cuentos del oeste que, que no cunda el pánico, no cuelgo aquí.
Me uno al ojalá, también a mi me producen una pena inmensa los seres sufrientes.
ResponderEliminarEso que dices de "aunque los suyos tengan alas y los míos brazos" no lo entiendo, doy por sentada mi torpeza y la hago pública pero lo he leído varias veces y sigo sin entenderlo. ¿melosplicas? :"(
Los pajaros heridos con los que yo he tratado tenían más piernas y, como decía ahí, brazos que alas. Incluso hablé de uno por aquí.
ResponderEliminarCierto.
ResponderEliminarNo lo pillaba, ahora me parece mucho más bonito, gracias :)
Por mi parte, un alma gemela encontrada y pese a las complicadas relaciones que mantenemos, ojalá dure mucho y sea estupendo. Nos parecemos en tantas cosas, brillantes y oscuras...
ResponderEliminarA lo mejor la señora quería una mascota y lisió a una paloma de por vida para poder tenerla en el patio, como un perrito.
ResponderEliminarBuenos samaritanos... ¡ja! >_<
(ese anónimo es la repor, que no me dejaba postear como tal)
ResponderEliminarPues si yo fuera esa paloma me gustaría que alguien me aplicara la eutanasia. Si nació para volar y está ahí encajonada, no creo que sea muy feliz.
ResponderEliminarNo vera campos verdes, no vera ríos mansos, no vera niños jugando,... No podrá hacer el amor, no podré tener palomitos/as, y a menos de que otro de su genero se quiebre una alita no podrá ser acariciada por uno de su igual.
Si yo tuviera ese problema agradecería unos polvitos mágicos que desencadenaran en un delicioso sueñecito para no despertar jamás.
Eso dices ahora, pero la paloma te aseguro que no piensa igual.
ResponderEliminarYo creo que esa mujer es de las que vigila a todo el vecindario... y a las palomas las da de comer despues de haberlas envenenado...para que vigilen sus ventanas de posibles regalos de palomas amigas...la tiene ahi como ejemplo de lo que no deben hacer...acercarse... desconfio tremendamente del mundo animal...el de los humanos me refiero... es como hacen los países "aventajados" con los que no lo son...darles de comer... pero no les dejan salir de sus patios... lo que tiene que hacer esta mujer.. es curarla y que pueda volver a volar...
ResponderEliminarde parte de las palomas heridas con brazos... Thanks!!
Si yo conociera a una paloma con brazos y viera que anda herida, intentaría llegar a ella, trataría de curar su herida y escuchar su dolor.
ResponderEliminarAsí posiblemente se sintiera mejor y algún día pudiera de nuevo lograr volar. :-)) o al menos, abatir sus alas.
Esto me recuerda a la serie del Capitán Planeta, y al niño indio que llevaba el inservible anillo de "CORAZÓN".
ResponderEliminarQué poético y empático todo. Brrr. Me pica todo el cuerpo.
El caso es que la pobre paloma, aparte de no poder volar, seguro que arrastra una serie de tumores internos, enfermedades congénitas, piojos y demás extras que riéte tú de los gatos de chernobyl. A mi, si se me acercara un bicho de estos, dando simpáticos saltitos debidos a que por lo general poseen dos muñones deformes en lugar de patas, me horrorizaría tanto que sería capaz de esputar cagarrinas. Un geiser de cagarrinas, amigos.
Es que no visteis aquel capitulo de House o que?
Hala, me voy a apalear focas con un bate.